🥀 “No era yo, era el cuerpo gritando”: La confesión más cruda de Borja tras ganar Supervivientes 2025 🏝️😭

La mujer de Borja González revela lo ocurrido fuera de 'Supervivientes' tras saltar las alarmas

Tras meses de exposición, hambre, sol y lágrimas en la isla, Borja González parecía haber alcanzado la gloria.

El público lo eligió como el gran vencedor de Supervivientes 2025.

Pero lejos de las luces del plató y las ovaciones, lo que le esperaba era un enemigo silencioso, invisible, pero devastador: su propia ansiedad.

En su entrevista en el programa Tardear, Borja no se mordió la lengua.

“Tenía la mayor ansiedad por comer de mi vida.

Me comía a lo mío, las obras de mi novia, las obras de mi hijo…”, confesó entre resignación y honestidad brutal.

Sus palabras no eran una exageración ni un intento de drama.

Era la realidad descarnada de un cuerpo que había vivido al límite y, al volver a la abundancia, simplemente se descontroló.

Desde su regreso de Honduras, Borja ha aumentado 17 kilos.

Borja González suelta un notición después de ganar 'Supervivientes': 'Mi hijo...'

Lo que muchos creyeron que era una recuperación física, en realidad escondía un trastorno de fondo.

Lara Ferreiro, experta en comunicación y en procesos emocionales postreality, lo llamó por su nombre: fobia a no tener comida.

Un estado de alerta permanente que afecta a exconcursantes que han vivido bajo condiciones extremas de escasez.

El cuerpo, acostumbrado al peligro de no tener qué comer, entra en una espiral de compulsión.

El resultado: un aumento de peso brutal, una pérdida de masa muscular evidente y una relación totalmente rota con la comida.

Borja, que durante Supervivientes demostró ser uno de los más resistentes, hoy se enfrenta a un reto mucho más íntimo y solitario.

El espejo no le devuelve la imagen de aquel luchador de playa, sino de alguien que aún no entiende por qué devora todo lo que hay en su despensa.

El consumo desmedido de dulces, algo que antes no formaba parte de su rutina, ahora se ha convertido en su refugio tóxico.

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“No era hambre, era pánico.

Era como si mi cuerpo gritara ‘¡alimenta o muere!’”, relató con crudeza.

Los datos hablan por sí solos: un rebote de 17 kilos, un cambio de composición corporal alarmante y una autoestima arrastrada por el lodo de la ansiedad.

Y aunque muchos empezaron a especular con posibles retoques estéticos para justificar el cambio físico, Borja lo ha desmentido categóricamente.

“Mi cambio es real.

Y viene del hambre que sufrí.

Del miedo que quedó en mi cuerpo”, dijo con una firmeza que no dejaba lugar a dudas.

A pesar de todo, Borja mantiene la cabeza alta.

No niega lo que ha vivido.

No maquilla el proceso.

Y eso lo convierte, de nuevo, en un superviviente.

Pero esta vez, de sí mismo.

Su lucha no está televisada, no hay gala de expulsión, ni final en prime time.

Esta vez, la batalla es diaria, en silencio, entre el frigorífico y el espejo.

Ha comenzado un plan de recuperación física y mental, con profesionales que lo están acompañando en cada paso.

“No quiero volver a ser el de antes por estética.

Quiero reencontrarme.

Borja González desvela las secuelas que tiene después de ganar ' Supervivientes'

Quiero volver a sentirme dueño de mi cuerpo y de mi cabeza”, confesó con emoción.

Su meta ya no es un título ni un premio en efectivo.

Su meta es el equilibrio.

La calma.

La salud real.

Y no está solo.

Son varios los exconcursantes que han vivido procesos similares tras dejar la isla.

Pero pocos lo han contado con tanta claridad como él.

Pocos se han atrevido a romper la máscara del ganador para mostrar al hombre vulnerable detrás del trofeo.

Borja González no es solo el campeón de Supervivientes.

Es el rostro visible de una herida que muchos callan: la del trastorno alimenticio inducido por el reality más extremo de la televisión.

Este no es el Borja de los titulares fáciles.

Este es el Borja real.

El que admite que no todo fue victoria.

Que sobrevivir también tiene consecuencias.

Que la medalla pesa.

Borja González - Telecinco

Que el hambre sigue, incluso cuando ya hay comida.

Y en esa honestidad brutal, está el verdadero valor de su historia.

Porque ganar es fácil.

Lo difícil es admitir que, después de ganar, uno también puede romperse.

Y reconstruirse.

Día a día.

Plato a plato.

Kilo a kilo.

Pensamiento a pensamiento.

Porque esta es, sin duda, la supervivencia más íntima de todas.