El programa TardeAR ha generado polémica al lanzar una promo casi idéntica a la de su rival La Familia de la Tele de TVE, en lo que muchos interpretan como una estrategia directa para competir por el liderazgo de las tardes televisivas.

La guerra por la audiencia de las tardes en la televisión española ha entrado en una nueva fase, y esta vez el golpe lo ha dado TardeAR.

El programa de Ana Rosa Quintana, emitido por Telecinco, ha lanzado una sorprendente campaña promocional que ha dejado a muchos con la boca abierta: una pieza casi idéntica a la que recientemente utilizó La Familia de la Tele, el espacio rival de TVE, para promocionarse.

Lo que para algunos es una simple coincidencia, para otros es un movimiento estratégico con un mensaje claro: la batalla por el liderazgo en las tardes está más viva que nunca, y Ana Rosa no piensa perderla.

La nueva promo de TardeAR muestra al equipo del programa en una coreografía perfectamente ensayada, con todos sus colaboradores bailando y sonriendo a cámara, en un tono informal y cercano, dirigido claramente a conectar con el espectador desde la complicidad y la alegría.

El problema es que esa misma estructura visual, esa puesta en escena y ese estilo ya habían sido utilizados tan solo unos días antes por TVE para promocionar a su equipo vespertino, generando una sensación de déjà vu que no ha pasado desapercibida ni para el público ni para los analistas del medio.

Las comparaciones no se han hecho esperar. En redes sociales, los usuarios han sido tajantes al señalar que TardeAR no solo se ha inspirado, sino que ha replicado descaradamente el formato de su competidor directo.

Incluso algunos expertos en marketing televisivo han apuntado que, lejos de ser una casualidad, se trata de una respuesta calculada que busca restar impacto al éxito promocional de TVE.

El objetivo es claro: no dejar que el rival tome la delantera en un momento tan delicado para Telecinco, que ha visto cómo su hegemonía se tambalea tras el desgaste de algunos de sus formatos más emblemáticos.

La presentadora Ana Rosa Quintana, siempre al frente de la polémica, no se ha pronunciado directamente sobre la similitud entre ambas campañas, pero fuentes cercanas al programa aseguran que el equipo está convencido de que su propuesta es original y que cualquier parecido con la competencia es pura coincidencia.

Sin embargo, esta “coincidencia” llega en un contexto de tensión creciente entre cadenas, donde cada movimiento es observado con lupa y cualquier error —o intento de imitación— puede tener consecuencias mediáticas importantes.

No es la primera vez que TardeAR se ve envuelto en controversias por su estilo y su contenido. Desde su estreno, el programa ha tenido que enfrentarse a críticas por su tono, su selección de temas e incluso por la química entre sus colaboradores.

No obstante, también ha sabido ganar una base sólida de espectadores fieles que valoran el dinamismo del formato y la experiencia de su presentadora estrella.

La competencia, por su parte, ha ido apostando por formatos más blancos y familiares, intentando ganarse al público desde la cercanía emocional y la tradición televisiva.

En este escenario, la promoción se convierte en un arma crucial. Ya no basta con tener un buen contenido: hay que saber venderlo.

Y es ahí donde TVE había dado un golpe de efecto con su reciente spot coral, mostrando a todo el equipo de La Familia de la Tele como una unidad alegre, empática y bien coordinada. Un mensaje claro: somos una familia y queremos que formes parte de ella.

Que ahora TardeAR utilice el mismo lenguaje visual y narrativo ha sido interpretado por muchos como un reconocimiento implícito de que la fórmula de TVE funciona, y que es necesario contrarrestarla.

La reacción del público ha sido dispar. Algunos aplauden el atrevimiento de TardeAR y ven en esta maniobra una forma de competir en igualdad de condiciones. Otros, en cambio, consideran que recurrir a la copia resta credibilidad y da una imagen de desesperación.

Lo cierto es que, más allá del juicio moral, la campaña ha conseguido lo que buscaba: generar conversación, ocupar titulares y reforzar la presencia del programa en el imaginario colectivo.

Este tipo de estrategias no son nuevas en la televisión. A lo largo de los años, hemos visto cómo las cadenas se espían, se anticipan y se replican unas a otras en un juego constante de dominación de audiencias.

Pero en la era de las redes sociales, donde cada detalle se viraliza en minutos, las consecuencias de cada paso son más impredecibles que nunca. Y TardeAR, al parecer, ha decidido jugar fuerte.

Mientras tanto, en TVE se guarda silencio. No ha habido reacciones oficiales ni menciones públicas al respecto.

Tal vez porque el mejor ataque es no dar importancia al adversario. O quizás porque saben que su promo original ya ha dejado huella, y cualquier réplica solo sirve para engrandecerla.

Lo que sí es seguro es que esta batalla aún no ha terminado, y que las tardes televisivas seguirán siendo un campo de batalla donde cada minuto cuenta.

Con este movimiento, TardeAR no solo ha demostrado que está dispuesto a todo por mantener su sitio en la parrilla, sino que ha dejado claro que la competencia no se libra solo en plató, sino también en las oficinas de creatividad, en las salas de edición y en las estrategias de promoción.

Una guerra silenciosa, pero feroz, en la que solo hay una regla: quien no arriesga, no gana. Y Ana Rosa, una vez más, ha decidido arriesgar.