La princesa Leonor y la infanta Sofía han sorprendido como anfitrionas de la tradicional recepción en el Palacio de Marivent

La Familia Real ha protagonizado este verano uno de los momentos más comentados del año durante la tradicional recepción en el Palacio de Marivent, en Palma de Mallorca.

El lunes 4 de agosto, en una noche marcada por la elegancia, la cercanía con los ciudadanos y también por los gestos emocionales hacia la reina Sofía, las jóvenes Leonor y Sofía se convirtieron en el centro de todas las miradas por su debut oficial en el tradicional besamanos.

La princesa Leonor, heredera al trono, sorprendió a todos con una elección de vestuario que no pasó desapercibida: el mismo vestido que la reina Letizia había estrenado en ese mismo acto en 2022.

Se trata de un diseño de la firma Desigual, con un favorecedor estampado en tonos azules, escote Bardot que dejaba al descubierto sus hombros y una falda con vuelo que aportaba un aire juvenil pero sofisticado.

Completó el look con unas alpargatas negras, pendientes dorados de gran tamaño y una coleta que resaltaba su estilismo veraniego.

Una elección que no fue casual ni inocente: se trataba de un guiño directo a la figura de su madre, mostrando una imagen de continuidad pero también de modernidad en la institución.

Por su parte, la infanta Sofía optó por un vestido blanco de silueta fluida y sandalias planas, también muy elogiado por los expertos en moda.

Aunque más discreta que su hermana, su presencia también estuvo cargada de simbolismo, ya que esta ha sido la primera vez que ambas participan activamente en la recepción pública, rompiendo con la tradición que hasta ahora solo reservaba este protagonismo a los reyes.

Según la experta en protocolo María José Gómez Verdú, esta aparición forma parte de una clara estrategia por parte de la Casa Real para ir incorporando de manera gradual a las jóvenes en actos oficiales.

“Este debut responde a una estrategia de la Casa Real para preparar a las jóvenes en sus futuros roles institucionales.

Se trata de una oportunidad para ganar experiencia en este tipo de eventos donde deben interactuar con personalidades políticas, empresariales y culturales”, explicó.

Durante la velada, tanto Leonor como Sofía se mostraron muy pendientes de su abuela, la reina emérita Sofía, quien atraviesa un momento complicado debido al delicado estado de salud de su hermana Irene, de 82 años.

Las cámaras captaron en varias ocasiones cómo las jóvenes no dejaban de acompañarla, sonreírle y ofrecerle gestos de cariño.

“Fue un detalle muy bonito. Se notó que estaban especialmente volcadas con ella, como si intuyeran que esta noche tenía un valor emocional especial”, comentó una invitada presente en el acto.

Los reyes Felipe VI y Letizia también mantuvieron una actitud cercana con los asistentes, entre los que se encontraban autoridades locales, representantes del mundo empresarial balear y figuras del ámbito cultural.

Se ha destacado especialmente el tono distendido y amable que marcó toda la recepción, lejos de formalismos excesivos, algo que parece formar parte del nuevo enfoque de la Casa Real para conectar con las generaciones más jóvenes y con la ciudadanía en general.

Esta aparición de la Familia Real marca prácticamente el final de su estancia oficial en Palma. Está previsto que abandonen el Palacio de Marivent este miércoles 6 de agosto, dando paso al inicio de sus vacaciones privadas, cuyo destino aún no ha sido revelado.

El año pasado, los Reyes y sus hijas eligieron las islas griegas para desconectar, pero este año se ha mantenido un hermetismo absoluto sobre el lugar elegido, alimentando así la especulación mediática.

Mientras tanto, la agenda institucional ya comienza a perfilarse para el otoño. La princesa Leonor retomará sus estudios militares el próximo 1 de septiembre en la Academia del Aire de San Javier, en Murcia, donde comenzará su tercer y último año de formación.

Una etapa crucial en su preparación como futura jefa de Estado, que marcará la recta final antes de incorporarse plenamente a sus funciones constitucionales.

Esta recepción en Marivent no solo ha sido una noche de imágenes para la galería, sino también una poderosa declaración simbólica:

la nueva generación está lista, arropada por el cariño de su abuela, el respaldo institucional de sus padres y un país que observa, entre la nostalgia y la esperanza, los primeros pasos de sus futuras reinas.