Durante más de dos décadas, Darren McGrady guardó silencio sobre su experiencia como chef privado de la princesa Diana.

Ahora, a sus 63 años, ha decidido contar la verdad detrás de las puertas del palacio, revelando detalles inéditos sobre Diana y la reina Camila.

McGrady fue el chef personal de la princesa Diana, así como de la reina Isabel II, el príncipe Carlos, y sus hijos Guillermo y Harry.

Su cercanía con Diana le permitió observar momentos íntimos y dolorosos que pocos conocían, y que ahora salen a la luz con fuerza.

Su reciente declaración sobre la coronación de Camila generó polémica y sorprendió a seguidores tanto de la monarquía como de Diana.

El chef afirmó que, aunque respeta el pasado y el sufrimiento de Diana, él celebra el presente, incluyendo la coronación de Camila como reina.

Estas palabras fueron recibidas con críticas duras por parte de quienes consideran que honrar a Camila es una traición al legado de Diana.

Sin embargo, lo que realmente ha conmocionado al público son las revelaciones posteriores sobre la verdadera actitud de Camila hacia Diana.

McGrady describe a Camila como una figura que, tras la muerte de Diana, no solo buscó ocupar su lugar, sino que activamente borró su memoria dentro del palacio.

Detalla cómo los espacios que Diana había llenado con detalles personales fueron modificados o eliminados para sustituirlos por los gustos de Camila.

Las fotografías de Diana, que antes adornaban pasillos y habitaciones, fueron retiradas progresivamente hasta desaparecer por completo.

Este acto, según McGrady, no fue casual ni inocente, sino una muestra de “pura maldad” destinada a borrar la presencia de Diana del hogar que ella ayudó a transformar.

El chef relata que Diana, en privado, le confesó que sabía que nunca sería reina y que esa “chica que se llevó a su esposo” lo sería algún día.

Estas palabras reflejan el dolor profundo y la traición que Diana vivió en su matrimonio con el príncipe Carlos, marcado por la relación continua con Camila.

Durante los años que McGrady trabajó con Diana, fue testigo de cómo su salud y apetito se deterioraban a causa de la angustia emocional.

El trastorno alimenticio de Diana, que luego ella misma reconoció públicamente, se agravó en momentos de gran tensión y tristeza.

McGrady también recuerda cómo Diana mantenía pequeños rituales, como su jugo nocturno, que reflejaban su deseo de cuidar su bienestar a pesar del sufrimiento.

Tras la separación oficial de Diana y Carlos en 1992, McGrady siguió siendo su chef personal en Kensington, un ambiente más íntimo pero aún marcado por la sombra de Camila.

Incluso se difundieron rumores de que Camila celebró la separación, aumentando el dolor y la sensación de traición para Diana y sus allegados.

La entrevista de Diana en 1995 con la BBC, donde declaró que “éramos tres en este matrimonio”, fue un momento crucial que confirmó públicamente el tormento que McGrady había presenciado en privado.

A pesar de todo, Diana mostró fortaleza y dignidad, manteniendo siempre una actitud amable y respetuosa hacia quienes la rodeaban.

Con el tiempo, comenzó a sanar y a enfocarse en sus causas benéficas, adoptando un estilo de vida más saludable y abriendo su lucha contra la bulimia al público.

Pero justo cuando parecía recuperar su vida, el destino le dio un golpe devastador con su trágica muerte en 1997, un hecho que conmocionó al mundo entero.

McGrady recuerda ese día con dolor, cómo la rutina en la cocina del palacio se vio interrumpida por la noticia del accidente fatal que acabó con la vida de Diana.

El luto nacional fue inmenso, y la memoria de Diana se convirtió en un símbolo de amor, compasión y vulnerabilidad que unió a millones.

Sin embargo, tras la muerte de Diana, comenzaron a gestarse tensiones silenciosas dentro del palacio, especialmente relacionadas con la figura de Camila.

McGrady revela que la reina Isabel II fue tajante al impedir que Camila asistiera al funeral de Diana, una decisión que él considera justa y respetuosa con el dolor público.

La presencia de Camila en ese momento habría sido vista como una falta de respeto, dado el sufrimiento que su relación con Carlos causó a Diana.

Con el paso de los años, la entrada de Camila en Clarence House y luego en Buckingham Palace trajo cambios que afectaron la memoria y legado de Diana.

Muchas organizaciones benéficas favoritas de Diana dejaron de ser prioridad, y miembros del personal leales a ella fueron desplazados o despedidos.

McGrady describe este proceso como un “reinicio total”, un intento de ordenar y esconder el pasado para dar paso a una nueva narrativa.

Esta silenciosa desaparición de la memoria de Diana se reflejó en la decoración, la eliminación de sus fotos y la sustitución de sus objetos personales por los de Camila.

Para McGrady, esta acción fue un acto cruel y calculado, que refleja la maldad con la que se intentó borrar a Diana del hogar que ella ayudó a construir.

Las revelaciones de Darren McGrady han sacudido a la opinión pública y ponen en jaque la imagen cuidadosamente gestionada de la reina Camila.

Mientras algunos defienden que Camila ha ganado su lugar y debe ser aceptada, otros, especialmente los leales a Diana, no olvidan el dolor que costó esa corona.

El silencio oficial del palacio continúa, pero la voz de McGrady abre una ventana a la verdad oculta tras los muros reales.

Con la coronación de Camila y el reinado de Carlos en pleno auge, estas confesiones llegan en un momento crítico para la monarquía británica.

¿Será posible reconciliar el pasado con el presente? ¿O seguirán las heridas abiertas marcando la historia de la corona?

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