Joaquín Sabina, el trovador eterno de la bohemia y la irreverencia, ha decidido hablar como nunca antes a sus 75 años.

 

Joaquín Sabina - History and Biography

 

Con su característica mezcla de poesía y crudeza, Sabina ha abierto el baúl de los recuerdos y ha confesado los pasajes más intensos, oscuros

y reveladores de su vida.

 

El cantautor, cuya carrera ha estado marcada por letras memorables y vivencias al límite, sorprendió al mundo al anunciar su despedida

definitiva de los grandes escenarios.

 

Pero esta no es una simple despedida.

 

Es un viaje por su historia, por sus amores imposibles, excesos inolvidables y decisiones que lo marcaron para siempre.

 

“Mis canciones son como yo: les gustan los bares, los amores complicados y las madrugadas largas”, dijo con una sonrisa irónica.

 

Detrás de cada verso, hay una cicatriz.

 

Y ahora, Sabina ha decidido mostrarlas todas.

 

Reveló que durante un momento crítico de su carrera, se encerró durante meses con cocaína, whisky y café, sin hacer otra cosa que escribir.

 

1,722 Joaquín Sabina Photos & High Res Pictures - Getty Images

 

De ese caos nació una de sus obras más emblemáticas, un disco que cambió la historia de la música en español.

 

A lo largo del relato, Sabina también recordó cómo fue arrestado por orden de su propio padre durante el franquismo.

 

Sí, su padre —un policía— recibió la orden de detenerlo por su activismo estudiantil.

 

¿El resultado? Una fuga romántica con una joven hippie inglesa que lo llevó a vivir siete años en Londres.

 

Allí, cantando en el metro y en bares nocturnos, conoció nada menos que a George Harrison, quien le ofreció apoyo financiero al quedar

fascinado con su música.

 

Sabina también confesó que su primer matrimonio fue una estrategia para poder dormir fuera del cuartel durante el servicio militar.

 

“Le dije a Lucía que me casaba por amor, pero era por conveniencia”, contó entre risas.

 

En 1978, lanzó su primer disco, Inventario, que pasó desapercibido.

 

Pero no se rindió.

 

Fue en La Mandrágora, un pequeño café de Madrid, donde encontró su lugar.

 

Carmela Martínez Oliart, la hija de Joaquín Sabina, protagonista sorpresa  de la gala de los Goya

 

“Ahí empezó todo. Tocábamos dos veces a la semana para un público que era pura aristocracia intelectual”, recordó.

 

También compartió una anécdota curiosa: una parodia que hizo de Bob Dylan provocó, según rumores, que el artista estadounidense lo

vetara.

 

“Me hizo gracia. No sé si es cierto, pero me lo contaron así”, dijo con tono burlón.

 

Hoy, a sus 75 años, Sabina no solo enfrenta los achaques de la edad.

 

También una reflexión profunda sobre la vejez, el paso del tiempo y la política.

 

“Durante años me consideré un hombre de izquierdas, pero ya no estoy tan seguro. La realidad ha cambiado”, confesó con serenidad.

 

Su honestidad ha causado revuelo, pero Sabina siempre ha sido fiel a sí mismo.

 

“Es fácil ser un héroe cuando todos te aplauden, lo difícil es mantener tu postura cuando te critican”, afirmó.

 

El álbum de boda de Joaquín Sabina y Jimena Coronado en el que se aprecia  su recuperación - Divinity

 

El momento más impactante llegó con el anuncio de su última gira: Hola y Adiós, que comenzará en enero de 2025.

 

“Será mi último tour por recintos grandes. Quiero despedirme como se debe, con todos esos clásicos que nos han acompañado”, anunció.

 

No será un adiós total, pero sí el cierre de una era.

 

En los últimos años, Sabina ha enfrentado varios problemas de salud: un infarto cerebral, caídas, diverticulitis y hasta una caída desde el

escenario en 2020 que lo llevó a la UCI.

 

Pero ninguno de esos golpes logró silenciar su voz.

 

“Ahora solo quiero descansar, estar con mi familia y disfrutar de los días tranquilos”, confesó con emoción.

 

Joaquín Sabina, poeta de pleno derecho

 

Su vida ha sido una montaña rusa de excesos, poesía y genialidad.

 

 

Y aunque se despide de los grandes escenarios, Sabina promete no dejar nunca la música.

 

“La vejez es como un verso libre, cada uno la escribe a su manera”, dijo citando a un gerontólogo que lo ayudó a entender su momento actual.

 

Con su inconfundible tono entre el humor negro y la filosofía urbana, Sabina se despide.

 

Pero su legado queda.

 

Y sus canciones seguirán sonando, como himnos de aquellos que, como él, han vivido con intensidad cada segundo.