Vox protagonizó un enfrentamiento histórico en La Sexta cuestionando la gestión de Sánchez, la política en Gaza y la corrupción del gobierno mientras dejaba al presentador Ferreras sin palabras y generaba un intenso debate en directo.

 

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En la mañana del pasado domingo, el plató de La Sexta vivió un momento de tensión histórica cuando Vox protagonizó un cruce de acusaciones y debates que dejó al presentador Antonio García Ferreras y a todo el equipo del programa completamente desconcertados.

La discusión comenzó apenas iniciada la transmisión, cuando se planteó la polémica solicitud de enviar tropas españolas a Gaza, un tema que ha generado un intenso debate internacional desde el 7 de octubre, fecha en que comenzaron los ataques que todavía mantienen rehenes en la región.

La portavoz de Vox, visiblemente enfadada, cuestionó de manera directa la postura del Gobierno español liderado por Pedro Sánchez y sus medidas diplomáticas frente a Israel, señalando que España se encuentra en una posición internacional delicada por los “líos domésticos del Ejecutivo”.

Desde el primer momento, la representante del partido de extrema derecha acusó al presidente del gobierno de usar titulares grandilocuentes como “cortinas de humo” para distraer la atención pública de los casos de corrupción que involucran a su familia y al propio partido.

 

 

“Mañana va a declarar la mujer del presidente por corrupción y quieren taparlo con titulares que no resuelven nada”, afirmó con contundencia, generando murmullos en el plató y dejando perplejo al presentador.

Además, denunció que estas maniobras afectan directamente la política exterior de España, al romper alianzas históricas y establecer contactos con regímenes y organizaciones controvertidas, lo que, según Vox, coloca al país en una situación extremadamente comprometida.

El debate escaló cuando Ferreras intentó moderar la conversación y cuestionó a la portavoz sobre la operación de Israel en Gaza y las posibles coincidencias de Vox con Junts per Catalunya en materia económica.

Ante esto, la representante respondió que España no debería legitimar a grupos que considera terroristas y defendió su postura de mantener una distancia total con los partidos que, según su interpretación, intentan chantajear al gobierno actual.

“No nos entendemos con Junts, nosotros simplemente respetamos el proceso judicial que enfrentan por el golpe del 2017”, aseguró, recalcando que cualquier coincidencia legislativa no implica complicidad política.

 

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El conflicto político se intensificó cuando se abordó la estrategia reciente del Partido Popular para “arañar votos” con campañas mediáticas como “Me gusta la fruta”, lo que la portavoz de Vox calificó de infantil y oportunista.

“Pretenden parecer moderados mientras engañan a los españoles con cambios de postura que solo buscan beneficio electoral”, aseguró, criticando la inconsistencia del PP en temas de inmigración y seguridad fronteriza.

Según Vox, el único partido que mantiene una posición firme en la protección de las fronteras y en la repatriación de inmigrantes ilegales es su propio partido, subrayando que cualquier colaboración con ONG o asociaciones que faciliten la entrada irregular de personas es inaceptable.

Durante el programa, se generaron momentos de confrontación directa con Ferreras, quien trataba de contextualizar los comentarios dentro de un debate periodístico equilibrado.

La portavoz no cedió, insistiendo en que la corrupción del gobierno y la supuesta complacencia con socios políticos cuestionables son los verdaderos problemas que deben ocupar la atención de los españoles.

Sus declaraciones provocaron un silencio incómodo en el plató, seguido de un análisis inmediato sobre las posibles repercusiones políticas de sus palabras, especialmente en un contexto internacional donde España enfrenta presión por su posición ante los conflictos en Oriente Medio.

La intervención de Vox fue calificada por varios analistas como una de las más agresivas y directas en la historia reciente de La Sexta,

dejando a los espectadores divididos entre quienes apoyan la firmeza del partido en asuntos de seguridad y corrupción, y quienes consideran que el estilo confrontativo perjudica el debate democrático.

La tensión se mantuvo durante más de treinta minutos, con acusaciones cruzadas sobre la gestión del gobierno, la legitimidad de la política exterior y la coherencia interna de los partidos de oposición, mientras Ferreras intentaba mantener la calma y moderar el tono de la discusión.

 

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Finalmente, el episodio terminó con la portavoz reiterando que Vox no contribuirá a lo que consideraron “cortinas de humo” ni a la manipulación mediática,

y advirtió que seguirán señalando las inconsistencias del gobierno de Sánchez y de otros partidos que, a su juicio, ponen en riesgo la seguridad y los intereses de los españoles.

La reacción en redes sociales no se hizo esperar, con miles de comentarios que calificaron la intervención como escandalosa, histórica y disruptiva, generando un debate nacional sobre la influencia de Vox en los medios de comunicación y su capacidad para paralizar la narrativa oficial de la política española.

Este suceso marca un punto crítico en la relación entre Vox, los medios de comunicación y los demás partidos políticos, y se espera que tenga repercusiones en los próximos debates y en la percepción pública de la oposición.

La combinación de acusaciones de corrupción, cuestionamientos a la política exterior y enfrentamientos en directo convierte este episodio en uno de los más comentados y polémicos del año,

dejando en evidencia la capacidad de Vox de generar titulares impactantes y de poner en jaque a programas de gran audiencia como La Sexta.

 

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