La sesión de control al Gobierno se convirtió en un verdadero campo de batalla político, con acusaciones directas sobre supuestas irregularidades del hermano de Pedro Sánchez y ataques furibundos de la oposición.

 

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La sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados se tornó tensa cuando la diputada Ester Muñoz del Grupo Parlamentario Popular planteó una serie de preguntas incisivas a la vicepresidenta del Gobierno, Irene Montero.

La diputada comenzó su intervención con un tono desafiante, señalando las supuestas irregularidades en la vida personal del hermano del presidente Pedro Sánchez.

“¿Sabía usted, como ministra de Hacienda, que el hermano de Pedro Sánchez vivía en la Moncloa a pesar de cotizar y pagar sus impuestos en Portugal y cobrar un sueldo público de Badajoz?”, cuestionó Muñoz, generando un murmullo entre los asistentes.

Montero, visiblemente afectada por la acusación, intentó mantener la calma. “Señoría, trabajamos por el interés general, incluidos los derechos humanos a nivel internacional”, respondió, pero su voz se ahogó en los aplausos y gritos del hemiciclo.

La presidenta del Congreso tuvo que intervenir para pedir silencio, lo que reflejaba la creciente tensión en la sala.

Muñoz no se detuvo ahí. Continuó su ataque, enumerando los beneficios que, según ella, la familia de Sánchez había obtenido durante su mandato.

“La familia del señor Sánchez ha mejorado su situación, mientras que los españoles de a pie enfrentan problemas reales. ¿Para quién trabaja este Gobierno?”, insistió, mientras sus compañeros aplaudían su intervención.

 

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La vicepresidenta, tratando de desviar la atención de las acusaciones, defendió las políticas del Gobierno. “Hemos aprobado el salario mínimo interprofesional y revalorizado las pensiones.

Ustedes votan en contra de estas medidas que benefician a los trabajadores”, replicó Montero, pero el eco de las palabras de Muñoz seguía resonando en la sala.

El ambiente se tornó aún más incendiario cuando el diputado Elías Bendodo del Grupo Popular tomó la palabra. “Señora Montero, han vuelto a engañar a los jóvenes con el tema de la vivienda.

Prometieron 200,000 viviendas y ahora solo ofrecen 30,000 euros. ¿Qué ha pasado con esas promesas?”, cuestionó, mientras algunos diputados asentían con la cabeza, apoyando su postura.

Montero, en un intento por recuperar el control de la situación, respondió: “La situación de la vivienda es responsabilidad de las comunidades autónomas, donde ustedes también gobiernan.

Así que, si hay problemas, son compartidos”. Sin embargo, la oposición no se dejó intimidar y continuó atacando.

 

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La diputada Muñoz, en un momento de fervor, expresó: “Los españoles están cansados del socialismo. Quieren un cambio y están hartos de los insultos que reciben cuando piden oportunidades”. La sala estalló en aplausos, reflejando la indignación de muchos presentes.

A medida que la sesión avanzaba, las acusaciones de corrupción y mala gestión se intensificaron.

El diputado José María Figaredo de Vox hizo eco de las críticas, señalando que el Gobierno había recaudado más dinero que nunca, pero que este no se reflejaba en servicios esenciales como la sanidad o la educación.

“¿Dónde está ese dinero? Las listas de espera son más largas que nunca y la sanidad está colapsada”, afirmó, generando un ambiente de consenso entre la oposición.

Montero, visiblemente frustrada, intentó defenderse nuevamente. “Estándar & Poor’s ha mejorado la calificación de España”, dijo, pero sus palabras fueron rápidamente interrumpidas por los gritos de la oposición.

“Mienten cuando dicen que este Gobierno ha empeorado la deuda”, insistió, aunque su defensa parecía no tener efecto.

 

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El ambiente se volvió aún más tenso cuando se abordaron temas de corrupción.

“¿Pagan ustedes las subvenciones surrealistas a fundaciones en el extranjero mientras los españoles sufren?”, preguntó Figaredo, refiriéndose a las ayudas que el Gobierno había otorgado a entidades fuera de España.

“Esto es inaceptable y refleja la desconexión de este Gobierno con la realidad de los ciudadanos”.

La vicepresidenta, en un último intento por cambiar el rumbo, afirmó: “Patriotismo no es negar el orden internacional.

Patriotismo es trabajar por este país como cada día hace el Gobierno de España”. Sin embargo, su declaración fue recibida con escepticismo y burlas por parte de la oposición, que continuó con su ataque.

Finalmente, la sesión concluyó entre gritos y aplausos de ambos lados, dejando claro que las tensiones entre el Gobierno y la oposición no solo persisten, sino que parecen intensificarse con cada intervención.

Los españoles, que observan desde fuera, se encuentran en medio de un debate que refleja no solo la lucha por el poder, sino también las profundas divisiones que existen en la sociedad actual.

 

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