“Nos tocó a nosotros la desgracia”: 35 años sin Inma de Santis, la actriz inconformista a quien un fatídico accidente truncó el sueño de ser directora.

Inma de Santis, lo que hubiera sido - Zenda

Un accidente de tráfico puso fin a la vida de Inma de Santis, prolífica actriz que se quejaba de los malos papeles y que soñaba con dirigir sus propios largometrajes.

“Fue un accidente lamentablemente tonto”, declaraba el piloto de automovilismo Javier Mingorance, que añadía cómo ese “tipo de accidentes es más normal que suceda en cualquier carretera nuestra que en África. Lo que nos ocurrió fue totalmente anormal. Pero nos tocó a nosotros la desgracia”.

Mientras el grupo de turistas del que formaba parte Mingorance circulaba por una carretera de asfalto que discurría por mitad del desierto, un zorro se cruzó delante de la caravana de automóviles.

Aunque Mingorance pudo esquivarlo, a continuación salió un segundo animal que desencadenó la tragedia.

“Inma intentó esquivarle. Era un coche que tenía mucha carga arriba, dio unos cuantos volantazos, volcó y tuvo la desgracia de salir despedida del coche muriendo en el acto”.

La actriz y presentadora española Inma de Santis en su última aparición en  televisión unos días antes de su muerte en diciembre de 1989. Murió en un  accidente de coche mientras estaba

Esa Inma a la que hacía referencia el piloto segoviano era Inma de Santis, actriz y presentadora española que falleció en el Sáhara Occidental el 21 de enero de 1989 a consecuencia de ese accidente, poniendo fin de manera inesperada a una prometedora carrera que podía haber continuado, además de en esas disciplinas, en el campo de la realización.

Licenciada en Ciencias de la Información en la rama de imagen, Inma de Santis había rodado ya su primer cortometraje y estaba preparando el siguiente.

“He estudiado para realizadora y quiero trabajar en ello. En España son muy pocas las directoras cinematográficas y creo que la mujer debe concienciarte que el mundo del cine no solo sirve para trabajar como actriz, sino también para dirigir”, afirmaba.

Una niña actriz, no un prodigio

Nos tocó a nosotros la desgracia": 35 años sin Inma de Santis, la actriz  inconformista a quien un fatídico accidente truncó el sueño de ser  directora | Vanity Fair

Inma de Santis había nacido en el número 20 la calle Limón de Madrid el 24 de febrero de 1959. Según ella misma recordaba, siempre había sido una buena estudiante a la que le gustaba especialmente escribir, porque, reconocía, “así estaba más retraída, más ensimismada. Al fin y al cabo, yo era tremendamente apocada”.

Sin embargo, esa timidez empezó a desaparecer un domingo cuando contaba cinco años.

Mientras buscaba en la cartelera una película que ir a ver al cine, su madre encontró un anuncio en el que buscaban una niña rubia, con ojos claros, de siete años para participar en una coproducción hispanomexicana.

Aunque no cumplía con la edad, madre e hija se presentaron en las oficinas de la productora e Inma fue elegida para participar en El niño y el muro, película de Ismael Rodríguez estrenada en 1965, a la que seguirían pequeños papeles en diferentes producciones cinematográficas —una de ellas La vida sigue igual con Julio Iglesias—, series de televisión y montajes teatrales.

“Nunca me he sentido una niña prodigio. Los niños prodigio los considero un producto pensado minuciosamente. A mí nunca me ha sucedido nada parecido”, reflexionaba Inma de Santis que, una década después de iniciar su carrera como actriz y todavía sin haber cumplido los 16 años, fue elegida para participar una película del que era uno de los realizadores más valientes y arriesgados de la época: Eloy de la Iglesia.

Inma de Santis

“De la Iglesia está preparando el rodaje de Chicho, chica para jugar, una película dramática que se comenzará en el presente mes de noviembre.

Los papeles protagonistas serán incorporados por Javier Escrivá, John Moulder e Inma de Santis”, refería La Hoja del Lunes, en relación a una cinta que finalmente llevaría el nombre de Juegos de Amor prohibido y que, por planteamiento, estética y guion, se salía del tipo de películas que la actriz había hecho hasta la fecha.

A pesar de su juventud, De Santis tenía unas inquietudes artísticas que estaban más alineadas con las propuestas de De la Iglesia o de Juan Luis Buñuel, con el que había rodado Leonor, que con las producciones en las que solía participar.

Por ejemplo, películas protagonizadas por Alfredo Landa hacia las que no ocultaba sus recelos: “La película que hago con Alfredo Landa se titula Tío, ¿de verdad vienen de París?. Yo, al interpretar un papel, no miro nada más que las posibilidades de interpretación que tengo. Aparte de que en este país hay pocas películas de gran interés”, declaraba convencida.

La mala suerte

Inma de Santis | Proyecto Naschy

Ese deseo por crecer profesionalmente marcaría los siguientes años de la carrera de la actriz: “Me gustaría trabajar en obras de distintos autores como Eugene O’Neill y Shakespeare; pero siempre hay personajes que se quedan ahí y que no saben si algún día llegarás a interpretarlos”, comentaba Inma de Santis, que no ignoraba las dificultades de una profesión determinada por el trabajo duro pero marcada por los altibajos: “Los años te van dando una lección muy importante: que has de asumir tu propia soledad y darte cuenta que las cosas no te vendrán dadas si no hay trabajo que las respalde.

En mi profesión pasas por muchos baches y has de hacer todo por ti misma, ser paciente y tener una gran capacidad de aguante”.

A pesar de la inseguridad asociada a la vida del actor, Inma de Santis no paraba de trabajar.

Cuando en el verano de 1980 le preguntaron desde Europa Press dónde iba a pasar las vacaciones, la actriz respondía: “Hace años que por culpa del trabajo no me puedo ir y eso que soy muy amiga de las vacaciones.

Tengo que recorrer toda España y no voy a tener ni unos días. Antes era muy aficionada al cámping y a nadar. Si pudiera irme lo que haría sería hacer deporte, mi clásica gimnasia para mantenerme en forma, y sobre todo descansar, como le gusta a todo el mundo, ¿no?”.

Sin embargo y a pesar de esa buena racha laboral, la actriz seguía transmitiendo su insatisfacción por la calidad de los proyectos que le llegaban, como reconocía cuando en diciembre de 1983 le preguntaron que le gustaría que le regalasen en Navidades: “Para mí, el mejor regalo siempre ha sido el trabajo, y por lo tanto para el año que viene solo pido trabajar un poco más que el anterior.

RETRATO DE INMA DE SANTIS | Antón Castro

No solo un poco más sino en cosas que me gusten. Este año he tenido mucha suerte porque he estado interpretando la obra de Fernando Fernán Gómez. Y para el año que viene, el mejor regalo sería seguir trabajando en el teatro”.

Finalmente, los deseos de Inma de Santis para ese año y los siguientes se cumplieron.

Participó en la obra de Ana Diosdado, Cuplé, escribió el guion de su primer cortometraje, Eulalia, y consiguió rodarlo en 1987, año en que comenzó a trabajar en Televisión Española para presentar Fin de semana, un espacio dedicado a anunciar las películas de RTVE del sábado y el domingo, cuyos guiones estaban escritos por ella misma.

Ni siquiera cuando unos meses después finalizó Fin de semana, la actriz tuvo un momento de descanso.

Mientras preparaba unos guiones para una serie, los responsables de la televisión pública le propusieron presentar Tiempo libre, un programa orientado a los mayores de 60 años.

“Intentamos ser originales. Hacer un programa ágil y adecuado al público al que nos dirigimos” declaraba en marzo de 1989 Inma De Santis, quien añadía que el espacio no solo estaba dedicado a los jubilados, sino a todo tipo de personas mayores en riesgo de soledad no deseada porque, decía, “todos llegaremos a ser como ellos”.

Una frase que, a la luz de lo sucedido en diciembre de ese año, en mitad de esas ansiadas vacaciones que Inma de Santis llevaba años queriéndose tomar, suena aún más triste.