Máximo Valverde, con el que Amparo Muñoz compartió tres años de relación, recuerda para nosotros cómo vivió aquella historia de amor. La malograda Miss Universo también amó a Patxio Andion y José Coronado.

Este 20 de junio,Amparo Muñoz habría cumplido 69 años. Nos dejó el 27 de febrero de 2011, prematuramente, tras una vida de dolor y gloria, de rosas, como las que recibió por su título de Miss Universo que tanto desencanto le generó, y muchas espinas.

Estrella efímera de cine, sobre todo en la época que estuvo unida sentimentalmente a Elías Querejeta, por su vida pasaron hombres que le dejaron huellas de distinta naturaleza: Patria Andión, Flavio Labarca, el ya nombrado Elías Querejeta, Máximo Valverde, José Coronado, un político de la Transición cuyo nombre no trascendió, y un segundo marido efímero, Victor Rubio.

En la infinidad de artículos que se han escrito sobre ellos, se ha puesto mucho énfasis en las sombras de su vida, en sus adicciones que había superado en su etapa final, en leyendas urbanas y rumores muy dañinos (como que estaba enferma de sida), y sus años de ostracismo, en los que la industria cinematográfica le dio la espalda, pero… ¿Cómo le trató el amor? Pues no siempre bien…

Nos ponemos en contacto con Máximo Valverde, uno de los primeros amores de Amparo Muñoz, y también de los más importantes. Son las palabras del intérprete de Una chica casi decente y Españolas en París muy esclarecedoras del posterior periplo vital de la actriz, a quien conoció por pura perseverancia.

Cómo fue el amor entre Máximo Valverde y Amparo Muñoz

«Estuvimos juntos unos tres años. La conocí cuando salió Miss España. La vi en las portadas de las revistas y me encantó. Hice todo lo posible por conocerla. Ella vivía en Málaga, pero se vino a vivir a casa de unos tíos suyos en Vallecas. A través de un periodista amigo mío, Augstín Trialasos, conseguí su teléfono. Yo había salido con varias misses anteriormente y a ella le habían dicho que tuviera mucho cuidado conmigo, pero ella era Géminis. Tenía doble personalidad. Por un lado, era una buenísima persona, pero por otro tenía mucho carácter y bastaba que le pidieras una cosa para que hiciera la contraria», nos cuenta Máximo Valverde.

«Cuando llamé, cogió el teléfono ella. Me hizo prometer que si nos conocíamos no se iba a enterar nadie. Ese mismo día nos citamos en una cafetería de la plaza Benavente, la invité a cenar y surgió un flechazo tremendo. En aquella época salía con la Pantojay ella tenía un novio en Málaga, Carlos. Los dos rompimos nuestras relaciones y nos hicimos novios. Es la mujer que más he querido en mi vida. La que más feliz me hizo y la que más me hizo sufrir. Por la ruptura y las consecuencias que tuvo. Fue muy dolorosa, porque se estaba metiendo en un fango que yo no aceptaba y porque yo la reñía, me convertí en lugar de su novio en su enemigo. Nuestra relación se convirtió entonces en un infierno», añade el ex de Amparo Muñoz.

«Rodó una película con Patxi Andión y ahí se acabó nuestra relación. Su final tan triste lo vi venir, porque se estaba metiendo en unos ambientes que no me gustaban nada. De tantas broncas que le pegaba, terminó cogiéndome manía. Era su enemigo. Tuve que decidir entre meterme en el fango con ella o la ruptura. Fue tremendo. Tanto es así que me fui seis meses a un barrio pesquero de Málaga, viví en una casita de marineros porque no quería saber nada de nadie, pero todo se supera», nos dice Máximo Valverde, que rodó junto a Amparo Muñoz a las órdenes de Vicente Aranda la película Clara es el precio.

«Amparo sacó dos libros de memorias. Solo leí el primero y en él hablaba fatal de todos los hombres que habían pasado por su vida, menos de mí, decía que la había tratado de ayudar. Fue muy bonito que lo hiciera», concluye el actor.

Patxi Andión, un amor atormentado que no acabó bien y que estaba abocado al fracaso desde el comienzo

Después del calvario que le generó la corona de Miss Universo y tras romper con Máximo Valverde, Amparo Muñoz encontró un amor muy pasional y atormentado en la figura de Patxi Andión, con quien rodó la película La otra alcoba de Eloy de la Iglesia. Una historia con tórridas escenas de alto contenido sexual y un rodaje en el que saltaban chispas, como el propio director, el máximo exponente del denominado cine quinqui, descubrió enseguida.

La actriz y el cantautor, de fuertes convicciones políticas y militante del FRAP, grupo armado de extrema izquierda, se casaron el 16 de mayo de 1976 en la ermita de Nuestra Señora de Andión en Navarra, tres meses después de conocerse, lo que evidenciaba la precipitada decisión y no presagiaba una evolución favorable para Amparo Muñoz y Patxi Andion. Tres meses después de su boda, la protagonista de Familia de Fernando León de Aranoa, película que relanzaría su carrera en 1996, se quedó embarazada, pero sufrió un aborto.

Su relación duró solo un año y medio. En una entrevista en Magazine de El Mundo, Amparo Muñoz habló con dureza sobre su exmarido: «En aquel momento me llovían los contratos, pero empezó a crearme una inseguridad tremenda, porque me decía que era mala actriz. Me cortó las alas. en medio de aquella turbulent relación me quedé embarazada y tuve un aborto espontáneo. Creo que mi cuerpo se quebró y rechazó la criatura».

Elías Querejata, su Pigmalión, y un gran amigo que luchó para que lograra salir de las drogas

Otra figura clave en la vida de Amparo Muñoz fue el productor Elías Querejeta, a quien estuvo unida entre los años 1977 y 1979.

El productor cinematográfico hizo todo lo posible a lo largo de los años, pues siguieron siendo amigos, para que saliera de las drogas. Hablamos de una relación, que algunos han equiparado a Pigmalión de George Bernard Shaw, que mantuvieron alejada de los medios y que se rompió cuando ella se enamoró del mexicano Tomas Farkas, a quien conoció en el rodaje de El tahúr.

En medio de esa relación tuvo un affaire con un piloto del que se quedó embarazada y decidió abortar, pese a que el actor estaba dispuesto a hacerse cargo del niño.

Tras estas turbulencias sentimentales llegaría la relación más infausta para ella, junto al anticuario chileno Flavio Labarca, con quien se casó en Bali en 1983. Una boda que no tenía validez legal para un matrimonio que duró apenas un año. «Él me inició, pero uno se mete en la droga porque quiere. Empecé a tontear por desconocimiento, por falta de información. Tuve muchas decepciones personales y profesionales. Lo pasé mal y me aferré a eso», manifestaba Amparo Muñoz en la misma entrevista.

Después llegaría un efímero noviazgo con Antonio Flores, que fue bendecido por su madre, Lola Flores, porque, según cronistas de la época, creía que le apartaría del mundo de las drogas en el que estaba muy involucrada la novia de entonces del autor de Pongamos que hablo de Madrid. Lo que ignoraba La Faraona, con quién Amparo Muñoz, rodaría tres años más tarde la película Los invitados, era que la ex Miss Universo arrastraba los mismos problemas que su hijo. De esa relación solo quedan los testimonios gráficos que publicó la revista Semana y las palabras de quienes entonces les rodeaban, muchos de ellos víctimas de los excesos de la Movida madrileña.

Una breve historia de amor apasionado con José Coronado

Poco después de esa película, Amparo Muñoz rodó la serie Brigada central de TVE, en la que compartió reparto con un jovencísimo José Coronado, con una carrera emergente y todo un descubrimiento. Se les atribuyó una relación sentimental, en un momento en el que la vida de la actriz se movía en el filo de la navaja, y años más tarde ella misma lo confirmaría en su libro La vida es el precio (2005).

Su tercer matrimonio (y segundo válido legalmente) fue junto a Víctor Rubio, una persona alejada del mundo del espectáculo, con quien estuvo entre 1991 y 1994. «Yo solo quería un hombre bueno, como mi padre, o como Antonio Flores», manifestaba posteriormente. Su muerte llegó a consecuencia una deformación en el cerebro, cuando, según su entorno, estaba completamente recuperada de sus adicciones.