Unió a los españoles antes de Eurovisión y provocó un cisma tras no posicionarse sobre Palestina. Varios expertos analizan las polémicas de la cantante que cambió ‘La Revuelta’ por ‘El Hormiguero’.

Melody y su capacidad para que su Eurovisión no se acabe nunca

De una diva, artistaza, a otra diva, soberbia, aunque este adjetivo también tiene una acepción nada peyorativa: la Melody grandiosa frente a la Melody arrogante. Conocerán el culebrón que empezó a colear tras su fiasco en el Festival de Eurovisión: 37 puntos, 24ª posición, antepenúltimo lugar.

Melody no comparece ante la prensa, cancela su visita a La Revuelta, David Broncano comenta que se ha enfadado y se ha ido a su casa, “ha cerrado las persianas y está allí tranquilamente”, y le desea “que se recoloque un poco emocionalmente”. Melody desaparece hasta que convoca a los periodistas a una rueda de prensa: “Necesitaba unos días de descanso. Estaba agotada. Quería estar con mi hijo, retomar mi vida”.

Sorprendida por el revuelo causado, dolida por los “comentarios despectivos de algunos compañeros de cadena”, porque “por encima de todo está la salud mental”. Broncano contraataca: “Me parece feo utilizar la carta de la salud mental cuando estás frustrada y cuando hay gente que tiene problemas de salud reales”, critica el presentador de La Revuelta, donde también le echa en cara que escurriese el bulto respecto a Israel.

Broncano vs. Melody

David Broncano responde con humor a la polémica con Melody: “La podemos  invitar en la onomástica

“Condenar los ataques a Palestina no es solo política, sino una cuestión de humanidad y solidaridad”, reflexiona David Broncano, porque en la rueda de prensa Melody dijo que no iba a pronunciarse “en lo referente a la política” porque ella es una artista y, además, su contrato no le permite hacer comentarios de esa índole. RTVE emite entonces un comunicado urgente que desmiente que le hayan prohibido hacer comentarios políticos.

Ella dice muchas más cosas y otros replican otras tantas. Podríamos seguir y no terminar nunca. Resumiendo: todo quisque se le echa encima, desde Silvia Intxaurrondo (“Posicionarse en contra del genocidio en Gaza es hacerlo en favor de los derechos humanos, no creo que sea política”) hasta Andreu Buenafuente (“Evadió las preguntas difíciles, echó un poquito la culpa a otra gente y se consideró ganadora moral, como un político”).

Nacho Duato, entre otros, también opinaba con dureza: “Querida Melody, eres maravillosa, tienes una voz preciosa y eres una mujer entrañable, pero si hubieses ganado, no te habrías ido a tu casa”. El bailarín y coreógrafo añadía que “a lo mejor no es tan valiente y tan poderosa, porque no dice lo que piensa y luego queda en el penúltimo puesto”, además de achacar su decepcionante puntuación a “las declaraciones de Pedro Sánchez”.

Melody y la salud mental

'ESA DIVA' de Melody, videoclip oficial para Eurovisión 2025

Lo de la diva buena y la diva mala —sobre todo, por no mojarse con Israel y Palestina— lo dice el público, aunque no siga el Festival de Eurovisión, público de lo que sea, redes sociales o medios de comunicación, espectadores o no que pasan de adularla a criticarla. Del sueño a la pesadilla, topicazo a la altura del rosario de lugares comunes de este folletín catódico que merece una pausa para ver qué opinan algunos expertos.

Sobre la salud mental: Melody podría haber estado pasando un mal momento, algo que el público o el propio Broncano desconocen, pero no sería de extrañar que estuviese afectada —o abatida, deprimida, frustrada, triste, etcétera— tras las puntuaciones que recibió su actuación, lo que podría llevarla a apartarse de los micrófonos y las cámaras durante unos días. En una situación así, ¿debe ponerse el foco en ella?

Sea cierto o no que se encontrase mal anímicamente, ¿frivoliza David Broncano sobre la salud mental, quien la acusa precisamente de lo mismo? Como todo este guirigay trasciende a las redes sociales y resulta complicado abstraerse de la polémica, ¿pueden afectar estos comentarios a las personas con problemas de salud mental? ¿Y a Melody? Intentamos hablar con ella, pero su agente deja claro que no quiere hacer declaraciones.

El psicólogo clínico Miguel Ángel Rizaldos profundiza en el asunto. “Actualmente, personajes públicos, medios de comunicación y redes sociales prestan más atención a la salud mental. Hablar de salud mental vende. Sin embargo, aún queda mucho por hacer para mejorar los servicios y el bienestar mental de la población. Desde mi perspectiva profesional en este campo, se nota una tendencia a la trivialización de la salud mental”.

El autor del libro ¿Ser frágil es malo? (Plataforma Editorial) evidencia que se habla de la salud mental con frecuencia, aunque considera esencial “abordar esta cuestión con la seriedad y profundidad que requiere”. Por ejemplo, “a menudo se tratan estados de ánimo temporales como si fueran problemas de salud mental que requieren atención profesional”. Por ello, “banalizar los problemas de salud mental afecta negativamente a quienes los padecen”.

No solo a Melody, sino también a otros, y ya saben ustedes que esos otros podemos ser nosotros en algún momento de la vida, aunque nos pillen lejos, en un pasado remoto o en un futuro impredecible. “Los problemas de salud mental no son simples ni fáciles de abordar”, por lo que “deben tratarse con psicólogos y psiquiatras”, subraya Rizaldos. “Es esencial mejorar la educación y conciencia sobre este tema para fomentar una comprensión profunda”.

Hay una frase muy interesante del psicólogo: “No todo es salud mental”.

‘La Revuelta’ ataca a Melody

Broncano se entera en directo de las palabras de Melody y promete  contestar: "Si me ha citado, respondo"

“Quién es nadie para radiografiar cómo está anímicamente Melody durante una disertación de siete minutos en prime time”, se pregunta el periodista. “De hecho, es un ejercicio de matonismo poner en entredicho un problema de salud mental”. Días después, insiste en declaraciones a Público: “Broncano no sabe cómo se siente ella. Sin embargo, trivializa el asunto al poner un medidor de quién puede reivindicar la salud mental”.

Borja Terán considera que muchos medios de comunicación están usando “de forma muy demagógica un tema muy serio, pero que está de moda”, por lo que también “se delatan aquellos que lo utilizan como arma arrojadiza o desde la condescendencia”. Por ello, aboga por imponer el límite de la ética en los medios, “que primero sacralizaron a Melody, cuando todos sabíamos que la canción era mala, y luego la han tratado con condescendencia”.

A todo esto, la canción de Melody se titula Esa diva y, quizás les suene, dice así: “Una diva es valiente, poderosa. / Su vida es un jardín lleno de espinas y rosas. / Una diva es sencilla como un simple mortal. / Una diva no pisa a nadie para brillar”. Y, pese a las espinas y rosas, “resurge bailando / con más fuerza que un huracán”. También advierte: “Ya verán, esa diva soy yo”, lo que ha quedado bastante claro antes, durante y después de Eurovisión.

Borja Terán cree que al “festival de la diversidad, de los frikis y de los raros” también se le trata con “condescendencia y paternalismo”, lo que a su juicio no ocurre con el fútbol o con otros deportes. O sea, que según él David Broncano no habría tratado del mismo modo a un tenista famoso que a Melody, porque “nos han educado en una sociedad que nos dicta de qué nos podemos reír dependiendo de nuestro sexo”.

Después de que Melody se enfadase por el primer comentario de Broncano, el presentador de La Revuelta no solo dejó claro que “no iba a disculparse” por hacer una broma tras la espantá de la cantante, sino que la acusó de usar la baza de la salud mental y, en consecuencia, de banalizar “los problemas reales de la gente que de verdad los tiene”, algo “muy feo” que achacó a su frustración tras la debacle en Eurovisión.

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¿Conclusiones? Nadie sabé qué o cómo se siente Melody. Tampoco si su retraso en la comparecencia ante los medios para valorar su clasificación en el Festival de Eurovisión responde a una calculada estrategia para seguir en el candelero durante varias semanas. O sea, se habla de ella —en su ausencia— porque desaparece y se vuelve a hablar cuando da la cara, aunque no responda a ciertas preguntas. Un presunto buen manejo del timing.

“Melody no quiere que la olvidemos. Y está estirando el tirón eurovisivo en tiempos de impaciencia colectiva. La decisión de posponer la reaparición pública ha propiciado que todavía se siga especulando con cuál será su visión del festival cuando ya no recordamos al resto de sus divas competidoras”, escribía Borja Terán en el artículo Melody y su capacidad para que su Eurovisión no se acabe nunca, publicado en 20Minutos.

Medir los tiempos no excluye que lo haya pasado mal. “Melody ahora quiere asegurarse un futuro. No desea ser un juguete roto de Eurovisión, porque tiene una trayectoria muy larga” que trasciende a “la niña de los gorilas”, explica el autor de Tele. Los 99 ingredientes de la televisión que deja huella (Somos Libros). Por ello, “está viendo qué programa y qué formato le puede rendir mejor y proporcionar más visibilidad”. El Hormiguero de Pablo Motos, claro.

Algunos quizás no recuerden aquella canción que decía “ju-ju-ju-ju” porque, entre las manos hacia arriba y las manos hacia abajo, ya han pasado más de veinte años haciendo gimnasia rumbera. Se titulaba El baile del gorila y algunos, entonces niños, todavía la canturrean, aunque desconocemos —porque aquí casi todo son hipótesis, debería hablar ella— si también provoca pesadillas, como —en el caso de Melody— no pronunciarse sobre Israel.

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“Su bocachanclismo es su valor”, escribía Borja Terán, aunque Melody no eludió su posicionamiento sobre Israel. “Yo no juzgo si tenía que pronunciarse o no, pero sí sé que lo hizo mal. En cambio, durante la rueda de prensa, hizo un comentario demoledor, que lleva al yoísmo y refleja su crisis de imagen, como si solo le importase haber quedado mal clasificada en Eurovisión”, recuerda el colaborador de 20Minutos y Onda Cero.

Melody dijo entonces: “En lo referente a la política, no voy a pronunciarme. No lo hago porque no soy político, sino artista y cantante. Eso que lo aclaren y lo hablen los políticos, que para eso están y se dedican a eso. Yo en lo único que tengo debate es en cuál va a ser mi siguiente single”. Una aclaración que, según Borja Terán, ha decepcionado a muchos ciudadanos e incluso a algunos de sus fans.

“Si dices que te da todo igual y que solo te importa haber quedado mal en Eurovisión, haces saltar las alarmas. Aunque no sea ninguna autoridad y no le podemos exigir ejemplaridad a alguien que tampoco es referente de nada, más que de su música, desde luego que la diva no fue valiente. La comparan con las folclóricas, pero ellas no recurrían tanto a los eufemismos”, añade el cronista televisivo, matizando que esbozó su postura, sin concretar.

Exactamente, la cantante sevillana comentó: “Lo que sí quiero dejar claro y lo que más deseo en el mundo es que haya amor y paz. Ojalá esos conflictos, que hay muchos en lugares del mundo, se acabasen”. Aunque subraya que es una opinión especulativa, Borja Terán aventura que a Melody le podría haber beneficiado que el público pensara que obtuvo menos puntos por el cartel de RTVE previo a Eurovisión. ¿Motivaría en parte su silencio?

Al igual que sucedía con otras preguntas anteriores, ahora tampoco hay una respuesta. Quizás tampoco la haya mañana. Por ello, el cronista televisivo recomienda encauzar el “espíritu crítico” para “calmar nuestros odios y relativizar lo que es solo un programa de televisión”. Y porque Melody —”poderosa”, pero “sencilla como un simple mortal”, como reza la letra de su canción— “también se puede equivocar”.