El programa de citas de Cuatro recibe a una joven originaria de Ghana que relata un oscuro episodio de su pasado.

Día tras día y desde hace nueve años, ‘First dates’ regala cada día divertidos personajes e historias de solteros que acuden al programa en busca del amor. Sin embargo, en el capítulo de este miércoles 4 de junio se ha producido la visita de una persona que ha impactado con su dura historia.

Se trata de Fari, una joven de 31 años que reside en Haro (La Rioja) y cuyos orígenes están en Ghana. De profesión es técnica en cuidados auxiliares de enfermería. Así se presentó inicialmente ante la audiencia: “Soy una chica buena, me gusta arreglarme y verme bien para que me suba la autoestima”.

Sin embargo, no tardó en aflorar su lamento por un hecho muy doloroso acaecido en su pasado. “Vengo de Haro, La Rioja, pero soy de origen africano, de Ghana. Vengo de una cultura que es un poco así de cerrados. Que una chica sea liberada no lo ven muy bien”, apuntó.

Y prosiguió desarrollando el relato: “La última relación, que elegí yo porque estaba enamorada, fue la mejor. Anteriormente estuve casada por conveniencia, porque lo decidieron mis padres. No tuve libertad para elegir. Pasé por malos momentos. Lo que hacen es que cuando llegas a la mayoría de edad te dan a conocer al hombre del que ellos piensan que te va a ir bien con él. En África hay un dicho que dice que lo que tus padres ven sentados, tú, aunque subas a la montaña, no lo vas a ver. Entonces tienes que hacer caso de lo que digan tus padres, quieras o no”.

Unas palabras que emocionaron tanto a Carlos Sobera como a la propia Fari. Pero la enfermera supo darle acto seguido un toque de humor y mostró un objeto que quería regalar a su pretendiente, en caso de que este le gustara: “Este frasquito es uno de los productos que toman los hombres africanos para estar potentes sexualmente. Si me gusta mi cita, tenía pensado regalárselo para que haya tema”.

Fari dejó muy clara la importancia que tiene el sexo para ella en una relación: “El sexo para mí es muy importante. La vida se decide en dos cosas: la comida y el sexo. Si me quitas el sexo… por favor. Vamos a morir de hambre también”.

A su encuentro apareció Guillermo, de 30 años y procedente de Arnedo (La Rioja). “Vivo del arte, pinto cuadros y es mi pasión. Disfruto haciéndolo. Me gustaría llegar a ser como Da Vinci. Picasso también me gusta mucho”, aseveró el riojano.

Lamentablemente, a primera vista, Fari ya vio que Guillermo no era su tipo. “Ay Dios mío. No me ha gustado. El físico no me gusta”, espetó. Una sensación que no mejoró cuando se sentaron en la mesa y charlaron. Él le regaló una especie de grafiti que tampoco gustó a Fari. “¿Tú crees que tienes salida con eso?”, le preguntó. “He levantado dinero. Vendo cuatro cuadros por 3.000 euros. Hay épocas en las que me ayudan mis padres porque vivo con ellos”, replicó él. “Si es por los cuadros que venda, me parece que vivirá con los papis mucho tiempo”, remachó ella.