Carlo Costanzia, padre de Pietro y Rocco Costanzia, condenados por un violento incidente ocurrido el 18 de marzo de 2024 en Turín que dejó a Oreste Borelli gravemente herido, revela pruebas y versiones contradictorias sobre el arma usada y las circunstancias del ataque, cuestionando la justicia y vinculando el caso a un contexto de violencia y narcotráfico mientras lucha por limpiar el nombre de sus hijos en medio de una intensa cobertura mediática.

En una reciente aparición en el programa ‘¡De viernes!’, Carlo Costanzia, padre de los condenados Pietro y Rocco Costanzia, ha decidido romper su silencio y ofrecer su versión de los hechos que han sacudido no solo a su familia, sino también a la opinión pública.

Sus declaraciones llegan en un momento crítico, donde la atención mediática se centra en el juicio de sus hijos, quienes han sido condenados a penas de prisión por un violento incidente que dejó a la víctima, Oreste Borelli, en estado crítico.

Carlo, con una postura decidida, sostiene que hay pruebas documentales que podrían cambiar la sentencia de sus hijos.

Asegura que, a pesar de la gravedad de la situación, el arma utilizada en el ataque no ha sido recuperada y que la condena se basa en testimonios contradictorios que no sustentan la acusación.

“¿Te interesa la verdad o la interpretación?”, cuestiona Carlo, sugiriendo que la narrativa presentada por los fiscales no refleja la realidad de lo ocurrido.

En su defensa, menciona que los interrogados han proporcionado hasta siete versiones diferentes sobre el arma, lo que pone en duda la credibilidad de las acusaciones.

El incidente que llevó a la condena de Pietro y Rocco ocurrió el 18 de marzo de 2024, cuando los hermanos atropellaron a Oreste Borelli con una motocicleta en Turín.

Tras el accidente, según los informes, Pietro se acercó a Borelli y le propinó una herida con un arma blanca, resultando en la amputación de su pierna tres días después.

Carlo argumenta que la herida no está relacionada con el arma que se menciona en la sentencia, sino con la ubicación de la misma, lo que añade un matiz complejo a la narrativa del caso.

La situación se complica aún más con la revelación de que Borelli había estado en contacto con personas involucradas en actividades criminales antes del incidente.

Carlo afirma que han presentado 62 mensajes que demuestran que la víctima estaba buscando comprar un arma para matar a Pietro, lo que sugiere que el ataque podría haber sido el resultado de una escalada de violencia premeditada.

“La intención era tener una pelea y resultó en una tragedia”, explica Carlo, quien se muestra angustiado por el giro de los acontecimientos.

La condena de Pietro y Rocco, de 12 años y 6 meses, y 8 años y 10 meses respectivamente, ha levantado un torbellino de especulaciones en los medios italianos, donde se ha vinculado el caso con redes más amplias de narcotráfico y violencia.

La jueza Ombretta Vanini, quien preside el caso, ha sido objeto de críticas por la forma en que ha manejado la situación, y Carlo asegura que tardará varias semanas en emitir los argumentos finales de la sentencia.

Sin embargo, él desmiente que la causa de la condena esté relacionada con la supuesta relación de Borelli con la novia de Pietro, un punto que ha sido ampliamente discutido en los medios.

El contexto del caso es inquietante, ya que se ha revelado que el incidente está relacionado con un entorno de violencia y narcotráfico en el que están implicadas al menos 11 personas, incluyendo a la propia víctima y familiares de los Costanzia.

Este aspecto ha llevado a muchos a cuestionar la naturaleza del conflicto y si realmente se trató de un ataque aislado o si es parte de un patrón más amplio de violencia en la región.

Carlo también se defiende de las acusaciones de que sus hijos actuaron sin provocación. Según su relato, hubo un intento de violación a la novia de Pietro en un baño, lo que provocó la confrontación.

“El tipo tenía una pistola con la intención de matarlo”, afirma, sugiriendo que la situación era más compleja de lo que inicialmente se presenta.

Esta narrativa intenta humanizar a sus hijos, presentándolos no como criminales, sino como víctimas de un sistema que, según él, no ha considerado todos los hechos.

La cobertura mediática del caso ha sido intensa, con programas de televisión y periódicos dedicando horas de programación y páginas a desglosar cada detalle del juicio.

La figura de Carlo Costanzia ha cobrado protagonismo, no solo como padre de los condenados, sino como un hombre que busca justicia para sus hijos en medio de un sistema legal que parece haber dictado su veredicto sin considerar todas las evidencias.

Su desafío a los medios y a la opinión pública es claro: “Apuesta por mi casa si quieres, porque es lo justo que debe ocurrir”.

La situación de los Costanzia no solo ha puesto de relieve las tensiones familiares, sino también las luchas más amplias en la sociedad italiana, donde el narcotráfico y la violencia son temas recurrentes.

La historia de Pietro y Rocco es un reflejo de un fenómeno más amplio que afecta a muchas familias en el país, donde la violencia y la criminalidad a menudo se entrelazan con las vidas de los jóvenes.

A medida que el caso avanza, la atención se centrará en las próximas decisiones judiciales y en cómo Carlo y su familia manejarán la presión mediática y la realidad de la condena.

Las palabras de Carlo resuenan con un sentido de urgencia y desesperación, mientras busca un cambio en la narrativa que rodea a sus hijos.

¿Logrará Carlo Costanzia cambiar el rumbo de la historia de su familia, o la condena se mantendrá firme ante las pruebas presentadas? La respuesta a esta pregunta podría tener implicaciones no solo para los Costanzia, sino para toda una sociedad que observa con atención.