Iñaki Urdangarin, tras cumplir casi seis años de prisión por el caso Nóos, habla por primera vez sobre su vida actual, su proceso de reinserción, su relación con su hijo Pablo y la ruptura definitiva con la infanta Cristina, revelando cómo enfrenta las consecuencias de su escándalo y busca reconstruir su identidad lejos del foco mediático.

 

Iñaki Urdangarin concede su primera entrevista en libertad: «Me he vuelto a  reencontrar con cosas de la sencillez»

 

La historia de Iñaki Urdangarin es la de un hombre que lo tuvo todo, lo perdió casi todo y ahora intenta reconstruirse desde las cenizas.

Después de años de silencio, marcado por el escándalo del caso Nóos y una condena que lo llevó a prisión durante casi seis años, el que fuera duque de Palma ha decidido hablar, y lo ha hecho de forma sorprendentemente sincera, justo cuando su vida parece alejarse definitivamente de los focos, pero no del interés público.

La entrevista concedida recientemente por Urdangarin ha reabierto heridas, pero también ha mostrado una faceta desconocida del exmiembro de la familia real: la del hombre que quiere empezar de cero mientras arrastra las sombras del pasado.

Iñaki reconoce que su paso por prisión fue devastador. No solo por la pérdida de libertad, sino por el peso psicológico que supuso ver cómo su vida se derrumbaba a ojos de toda España.

“Se me ha escapado el tiempo”, admite ahora con una mezcla de resignación y determinación. Durante los largos años en la cárcel de Brieva, se aferró al deporte, la lectura y el estudio. Allí fue donde encontró el impulso para replantearse quién era realmente y qué haría con su vida después.

Estudió psicología del coaching, se formó como entrenador de balonmano y leyó más de 160 libros, entre ellos El hombre en busca de sentido de Viktor Frankl, una obra que, según él mismo confiesa, le salvó del abismo emocional. Pero su mayor batalla no fue la condena judicial, sino el juicio social que todavía le persigue.

 

Iñaki Urdangarin consigue la libertad y empieza una nueva vida sin trabajo  y sin privilegios | Gente | EL PAÍS

 

De aquel Iñaki que brillaba en las canchas de balonmano, campeón olímpico y estrella del Barça, queda poco más que recuerdos. Hoy intenta forjar una nueva identidad como asesor y coach emocional.

Su nuevo proyecto se llama Bevolutive, una empresa pensada para ayudar a deportistas y empresarios a superar desafíos personales y profesionales.

Quiere compartir su experiencia vital, no desde el púlpito de quien lo sabe todo, sino desde la perspectiva del que se cayó desde lo más alto y tuvo que aprender a levantarse. Pero el desafío es titánico: muchos todavía lo ven como el símbolo del escándalo, como el hombre que manchó el apellido real.

Su entorno actual es muy diferente al que tuvo durante sus años dorados. Ahora vive en Vitoria, alejado de las grandes ciudades y de los círculos reales, acompañado por su pareja, Ainhoa Armentia, con quien comenzó una relación en plena tormenta mediática mientras su matrimonio con la infanta Cristina se desmoronaba en silencio. Ese capítulo, el más doloroso y polémico, sigue siendo una herida abierta.

Aunque evita hablar directamente de Cristina en sus entrevistas, la sombra del divorcio planea sobre cada una de sus palabras. La ruptura oficial se produjo en diciembre de 2023, después de meses de especulaciones y fotografías incómodas que llenaron portadas.

La infanta Cristina, discreta pero firme, ha continuado con su vida al margen del ruido mediático, centrada en sus hijos y en sus labores profesionales.

 

Urdangarin condenado a casi seis años de cárcel por el Tribunal Supremo

 

Precisamente uno de esos hijos, Pablo Urdangarin, se ha convertido en otro foco de atención. El joven sigue los pasos deportivos de su padre y triunfa en el balonmano, actualmente en el Fraikin Granollers.

Iñaki habla de él con orgullo, pero también con una clara intención pedagógica. Le ha transmitido tres lecciones fundamentales: ser humilde, tener espíritu de lucha y saber aceptar tanto el éxito como el fracaso.

Pablo, por su parte, ha reconocido en alguna ocasión que su padre le ha ayudado a mantener la cabeza fría ante las presiones mediáticas y deportivas. La relación entre ambos parece ser el ancla más sólida que sostiene a Iñaki en este nuevo capítulo de su vida.

A pesar de sus esfuerzos por reinventarse, el peso del pasado es difícil de esquivar. La imagen de Urdangarin sigue ligada a uno de los mayores escándalos de corrupción que ha salpicado a la familia real española.

Aunque nunca más volverá a ser el yerno ejemplar que un día fue para los medios, Iñaki parece haber asumido que su nueva vida será más gris, más discreta, pero también más honesta.

“Quiero aprovechar el tiempo antes de que se me escape otra vez”, afirma con una mezcla de nostalgia y ambición contenida. Su familia, especialmente su madre Claire Liebaert, ha sido clave para su proceso de reconstrucción personal.

Ella, que siempre ha permanecido en segundo plano, fue un apoyo fundamental cuando obtuvo el tercer grado penitenciario y volvió a casa tras su paso por la cárcel.

 

Iñaki Urdangarin concede su primera entrevista tras cumplir condena: “Tengo  la sensación de que se me ha escapado el tiempo” | Gente | EL PAÍS

 

El futuro profesional de Iñaki es una incógnita. Aunque dice estar comprometido con su nuevo proyecto, muchos dudan de que pueda borrar la huella que dejó su condena.

En el mundo del coaching y la asesoría emocional, la credibilidad es la clave, y él parte desde una posición muy complicada. Pero, al mismo tiempo, hay quienes creen que precisamente su experiencia extrema le da una autoridad especial para hablar de resiliencia y superación.

No es lo mismo escuchar lecciones de vida de alguien que ha atravesado el infierno mediático y judicial que de un teórico sin cicatrices.

En medio de esta nueva etapa, aún queda por saber si la sociedad española le dará ese espacio que él reclama para reconstruir su imagen y su vida. ¿Podrá realmente dejar atrás su pasado o estará condenado a cargar con él para siempre?

Mientras tanto, la figura de Iñaki Urdangarin sigue generando debate, mezcla de curiosidad, escepticismo y cierto morbo por ver qué será lo próximo en su camino.

Porque aunque su vida parece haber tomado un rumbo diferente, el eco de sus errores aún resuena en cada paso que da. Y como él mismo ha dejado entrever, esta vez no tiene intención de huir, sino de enfrentar su historia con la cabeza alta, cueste lo que cueste.