Cristina de Borbón celebra sus 60 años en medio de la sombra del escándalo Nóos, la distancia con su hermano Felipe VI y su lucha por reconstruir su vida tras la ruptura definitiva con Iñaki Urdangarin.

 

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Cristina de Borbón ha cumplido 60 años, y lo ha hecho en un ambiente más cargado de silencios que de celebraciones. La hija mediana de los reyes eméritos Juan Carlos I y Sofía atraviesa uno de los momentos más complejos de su vida personal y familiar.

Atrás quedaron los tiempos de glamour y prestigio que rodeaban a la infanta cuando aún ocupaba un lugar destacado dentro de la familia real.

Hoy, sus cumpleaños no se celebran con grandes recepciones ni saludos oficiales, sino con reuniones discretas, lejos de los focos mediáticos y envueltos en el peso de su propio pasado.

La imagen de Cristina ha cambiado mucho desde que su nombre se viera salpicado por uno de los mayores escándalos que ha vivido la monarquía española en las últimas décadas.

El caso Nóos, protagonizado por su exmarido Iñaki Urdangarin, arrastró a la infanta a los tribunales, sentándola en el banquillo de los acusados y separándola definitivamente de la familia real en términos institucionales.

Aunque fue absuelta, el daño a su reputación fue irreversible, y desde entonces Cristina se ha mantenido en un segundo plano, viviendo entre Suiza y Barcelona, intentando recomponer su vida lejos de la presión mediática que tanto afectó a sus hijos.

 

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A este contexto complicado se sumó el escándalo de la infidelidad de Iñaki Urdangarin con Ainhoa Armentia, un golpe definitivo a una relación que ya venía resquebrajada desde hacía años.

Las imágenes del exduque paseando con su nueva pareja por las playas del País Vasco fueron el detonante para que Cristina rompiera definitivamente con él.

Desde entonces, su vida sentimental ha sido un terreno lleno de incógnitas, con rumores constantes sobre posibles nuevas parejas, pero sin confirmación oficial por parte de la infanta, que ha optado por un perfil extremadamente discreto.

El cumpleaños número 60 de Cristina no ha sido, por tanto, una fiesta de reencuentros familiares ni una ocasión para mostrar unidad entre hermanos.

La relación entre los hijos de Juan Carlos I está marcada por distancias y fricciones, especialmente con el rey Felipe VI. La decisión de Felipe de distanciarse públicamente de su hermana tras el escándalo Nóos generó una grieta difícil de cerrar.

Aunque Letizia y Cristina han mantenido una relación cordial en los actos oficiales cuando era necesario, lo cierto es que el vínculo entre cuñadas nunca ha sido especialmente estrecho, y los últimos años han confirmado ese distanciamiento.

 

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Por otro lado, la figura del rey Juan Carlos sigue siendo un peso en la vida de Cristina. El rey emérito, que vive en Abu Dabi desde su salida de España en 2020, ha sido una figura clave para ella.

Siempre fue considerada “la hija del rey”, la que más afinidad tenía con su padre, y esa relación cercana ha continuado incluso en los momentos más críticos.

De hecho, Cristina ha sido una de las pocas que ha visitado a su padre en varias ocasiones en su exilio dorado, algo que contrasta con la actitud más fría que mantiene Felipe VI hacia su progenitor.

Esta fidelidad a su padre ha terminado de aislarla aún más del núcleo duro de la Casa Real, que intenta mantener una imagen renovada y alejada de los escándalos del pasado.

En lo personal, Cristina se refugia en sus hijos, especialmente en Pablo Urdangarin, quien se ha convertido en una figura pública por su carrera como jugador de balonmano.

Pablo ha sido el mayor apoyo para su madre en estos últimos tiempos, y ha sabido gestionar con elegancia el peso mediático heredado de sus padres.

Su simpatía y discreción han hecho que se gane el cariño de muchos, incluso entre aquellos que critican duramente a la familia Borbón.

La infanta también mantiene una buena relación con sus otras hijas, Irene, Juan y Miguel, aunque su vida sigue muy ligada a sus compromisos laborales con la Fundación La Caixa, que le permite mantener cierta estabilidad profesional y económica.

 

posado de las infantas y sus hijos con don juan carlos

 

El futuro de Cristina sigue siendo incierto. Aunque algunos rumores apuntaban a que podría instalarse definitivamente en Ginebra o incluso regresar a España de forma más estable, lo cierto es que la infanta sigue moviéndose entre varios países, evitando los focos y alejándose de cualquier protagonismo institucional.

Su nombre ha quedado marcado por el escándalo, y aunque intenta reconstruir su vida lejos de la polémica, las heridas familiares, las traiciones sentimentales y el peso del apellido Borbón siguen persiguiéndola en cada paso que da.

Este 60 cumpleaños, lejos de ser una celebración alegre, es el reflejo de una etapa cargada de nostalgia, con pocas certezas y muchas preguntas sin resolver. ¿Se reconciliará algún día con su hermano el rey?

¿Conseguirá cerrar definitivamente el capítulo de Urdangarin? ¿Volverá a ocupar algún papel en la vida pública española o seguirá en la sombra?

Por ahora, la infanta Cristina continúa escribiendo una historia marcada por luces y sombras, entre el peso del pasado y la búsqueda de un futuro más sereno.

 

iñaki urdangarin y la infanta cristina dando un paseo de la mano