Makoke, tras su paso por Supervivientes 2025, ha tenido que enfrentarse a un doloroso problema dental que ha paralizado temporalmente su rutina diaria y afectado los preparativos de su esperada boda con Gonzalo, revelando el impacto físico que le ha dejado su experiencia en el reality.

Makoke, la exmodelo y colaboradora televisiva que se convirtió en una de las protagonistas más comentadas de Supervivientes 2025, ha sorprendido a todos al reaparecer con un serio contratiempo de salud que ha afectado no solo su día a día, sino también sus planes inmediatos.

A través de un vídeo en su perfil de Instagram, la malagueña confesó que ha tenido que someterse de urgencia a una extracción de muela tras semanas arrastrando molestias severas que, según contó con humor, la han dejado “jorobada” y alejada del deporte, la actividad física y las salidas sociales.

Makoke explicó que este problema ya lo arrastraba desde antes de entrar al reality, pero decidió postergar cualquier tratamiento hasta después del programa por miedo a quedarse fuera del concurso.

Una vez en casa, el dolor se hizo tan intenso que tuvo que acudir de inmediato al dentista, donde le practicaron la extracción. En sus palabras, aún con voz apagada por el malestar: “Me han dicho que no haga deporte y hoy no estoy muy católica”.

La intervención ha dejado secuelas temporales, entre ellas la imposibilidad de comer con normalidad, una situación especialmente frustrante para alguien como Makoke, que es amante de la vida sana, del ejercicio y de mantener una imagen física cuidada.

Lejos de rendirse, ha mostrado su espíritu positivo creando una receta exprés para calmar el dolor: un batido helado de fruta congelada con clara de huevo montada, “fit, sin calorías y rica en proteínas”.

Un gesto que refleja su actitud resiliente ante las dificultades, incluso en los pequeños detalles cotidianos.

Este problema de salud no ha sido el único vestigio físico que le dejó su paso por Supervivientes. Durante una de las pruebas de recompensa más exigentes del concurso, Makoke sufrió una aparatosa caída que preocupó tanto a sus compañeros como al equipo médico.

Aunque logró continuar en la isla sin ser evacuada, quedó claro que su cuerpo había comenzado a pasar factura.

Aun así, no se permitió ni un solo día de bajón, como le reconoció Borja González, ganador de esta edición, en sus palabras tras la final: “Nunca tuviste un momento de debilidad, siempre fuiste fuerte”.

Tras su vuelta a Madrid, Makoke ha retomado el contacto con sus seres queridos. Uno de los momentos más esperados fue el reencuentro con su hija Anita Matamoros, fruto de su relación con Kiko Matamoros, y su pareja actual, Gonzalo, con quien mantiene una relación estable desde hace más de dos años.

La boda entre ambos está prevista para el mes de septiembre y, aunque los planes siguen en pie, este bache de salud ha obligado a frenar momentáneamente los preparativos.

Aun así, Makoke ha confirmado que su gran amigo Pelayo Díaz, diseñador y excolaborador de televisión, será quien le confeccione el vestido de novia, dando a su enlace un toque glamuroso y muy personal.

Makoke no es nueva en el mundo de los realities ni en los focos mediáticos. Su rostro comenzó a hacerse familiar en los años noventa como azafata de televisión, pero su popularidad se consolidó tras su sonada relación con Kiko Matamoros.

A partir de entonces, su carrera televisiva se disparó con participaciones en programas como Gran Hermano VIP, donde fue protagonista de múltiples titulares por su tensa relación con otros concursantes y por su mediático romance con Tony Spina.

En los últimos años, ha sabido reinventarse, manteniéndose activa en redes sociales y colaboraciones puntuales en televisión, lo que la convirtió en una figura apetecible para Supervivientes, donde ha demostrado más que nunca su carácter luchador.

Ahora, con su recuperación en marcha y los ánimos intactos, Makoke se centra en retomar su ritmo de vida poco a poco. Su próximo gran reto: llegar a su boda con energía renovada y sin más sobresaltos físicos.

Mientras tanto, sigue en contacto con sus seguidores, compartiendo con naturalidad cada paso del proceso y dejando ver una faceta más vulnerable y auténtica, alejada del maquillaje y la pose, más humana que nunca.

La experiencia extrema de Supervivientes ha dejado cicatrices —algunas visibles, como la muela perdida— pero también aprendizajes que, según ella misma ha insinuado, podrían cambiar su manera de ver la vida.

El caso de Makoke vuelve a poner sobre la mesa el coste físico real que implican estos concursos. No solo se trata de hambre, sol y esfuerzo mental; muchos concursantes regresan con lesiones, secuelas o desgastes que afectan su salud a medio plazo.

Como también ha ocurrido con otros compañeros de edición, entre ellos Álex Adrover, quien confesó haber perdido visión y movilidad en un brazo por una tendinitis no tratada, los efectos de la aventura se prolongan más allá de la pantalla.

Makoke, sin embargo, parece dispuesta a convertir este pequeño obstáculo en una anécdota más de su intensa trayectoria.

Su actitud positiva y su determinación han hecho que muchos de sus seguidores le muestren apoyo incondicional en redes, deseándole una pronta recuperación y una boda mágica.

Si algo ha demostrado la malagueña es que puede con todo: con Honduras, con las caídas, con las muelas rebeldes… y con cualquier desafío que venga por delante.