💥Gonzalo Miró desmonta a Ayuso EN SU CARA tras su “catetada” con el pinganillo en Espejo Público

Ayuso impugna el puesto de trabajo de Gonzalo Miró en Antena 3: "Vive de  insultarme en este programa"

Todo empezó con lo que muchos calificaron de “berrinche institucional”: Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, se quitó el pinganillo y abandonó la conferencia de presidentes en el momento en que el

Lehendakari comenzó a hablar en euskera.

Un gesto que parecía más una declaración ideológica que un simple acto de incomodidad.

Isabel no soporta la diversidad lingüística y no lo disimula.

Pero lo que vino después en Espejo Público desató una tormenta mediática de proporciones épicas.

Susana Griso, con el temple de quien sabe que va a desatar un incendio en directo, le puso a Ayuso las declaraciones de Gonzalo Miró sobre ese gesto.

Miró había dicho: “Me hubiera encantado agradecer esos minutos en euskera, sobre todo para que no penséis en el País Vasco que en Madrid somos todos igual de catetos”.

La cara de Ayuso al escuchar esa frase lo decía todo.

Y como era de esperar, su reacción fue atacar al mensajero.

“Este señor vive de insultarme cada día en este programa.

Ayuso echa en cara a Susanna Griso los "ataques" de su colaborador Gonzalo  Miró: "Vive de insultarme"

Tiene algo personal contra mí, no sé por qué, pero algún día nos lo explicará”, soltó Ayuso, dejando claro que prefiere victimizarse antes que asumir ninguna crítica.

Pero lo que no esperaba era la artillería que le tenía preparada Gonzalo Miró en su turno de réplica.

Con tono calmado pero firme, Miró arrancó con una frase que lo dijo todo: “Es sorprendente que una presidenta autonómica se rebaje a polemizar con un tertuliano como yo.

Yo no represento a nadie, ella representa a todos los madrileños”.

Y ahí empezó la demolición.

Porque Miró no solo se defendió, sino que puso sobre la mesa la verdadera gravedad del asunto: que quien representa a millones de ciudadanos desprecie con desprecio visible una de las lenguas cooficiales del

Estado.

“Lo que hizo el viernes es una paletada.

No hay otra palabra”, continuó Miró.

“Y no lo digo por odio ni por obsesión, como ella dice.

Lo digo porque no se puede representar a todos los madrileños mientras se insulta día tras día a los que no piensan como tú”.

En ese momento, el plató de Espejo Público se tensó.

Ayuso ve 'cateto' no defender el español y Gonzalo Miró responde como pocas  veces: se está viendo en masa

Clara, otra tertuliana, intentó justificar a Ayuso hablando de los costes del uso de pinganillos, insinuando que el gasto en traducción es innecesario.

Pero Miró fue tajante: “¿Y qué tiene que ver eso con el respeto institucional? ¿Desde cuándo la riqueza cultural es un despilfarro?”

La conversación subió de tono.

Se habló del desprecio sistemático de Ayuso hacia el euskera, el catalán, el gallego.

De cómo ha convertido el ataque a la diversidad en una marca política.

De cómo su entorno más próximo está salpicado por casos turbios de enriquecimiento durante su mandato.

Y Gonzalo, sin perder la compostura, fue desgranando una lista que dejó boquiabiertos a más de uno en plató.

“Su madre, más de un millón de euros en contratos con la Comunidad desde que ella gobierna.

Su novio, dos millones en comisiones con Quirón Salud.

Su hermano, comisiones por la compra de mascarillas.

Su padre, 400.000 euros no devueltos a Avalmadrid.

Guerra entre Gonzalo Miró e Isabel Díaz Ayuso por el euskera: «Montar el  'show' e irte de una reunión institucional es una paletada» | El Correo

¿Quién se hace rico en Madrid? El que está cerca de Ayuso”, sentenció Miró con una precisión quirúrgica.

Pero no solo habló de corrupción.

También de cómo Ayuso está dispuesta a reventar la convivencia solo para marcar su territorio político.

“Quitarse el pinganillo no es un gesto aislado.

Es un mensaje.

Uno que dice: ‘No reconozco tu idioma, no reconozco tu identidad, no me interesa escucharte’.

¿Eso es lo que merece Madrid? ¿Una presidenta que se comporta como si representara solo a su grupo de fans?”, preguntó Miró con ironía afilada.

La escena fue tan tensa que algunos colaboradores intentaron cambiar de tema, pero la bomba ya estaba lanzada.

Ayuso, por mucho que intente vestirse de víctima, había quedado retratada.

Porque la realidad es que no tolera que nadie le diga la verdad.

No soporta que la confronten con hechos.

Y menos aún que un tertuliano le recuerde que el respeto institucional no se improvisa, se ejerce.

Cuando le preguntaron a Gonzalo si pensaba que su crítica había sido un insulto, fue categórico: “Yo solo dije que fue una catetada.

Y lo sigo pensando.

Ayuso no se corta y replica a Gonzalo Miró: “Este señor vive de insultarme,  algún día nos explicará el motivo”

Porque despreciar un idioma cooficial del Estado no es libertad, es ignorancia institucional.

Lo que hizo Ayuso no lo haría ni el rey, y mira que él también mete frases en euskera cuando va al País Vasco.

¿Por qué lo hace? Porque sabe que es una forma de respeto.

Algo que Ayuso no conoce.”

Y así terminó uno de los enfrentamientos más inesperados y explosivos de la televisión política reciente.

Un tertuliano sin cargo ni partido dejando en evidencia a la presidenta autonómica más mediática y polémica del país.

Con una simple frase: “No todos en Madrid somos igual de catetos”.

La pregunta ahora es: ¿cuánto más está dispuesta Ayuso a aguantar el espejo que le ponen delante los que no le rinden pleitesía? Porque si con un comentario de Gonzalo Miró ya pierde los papeles, ¿qué pasará

cuando tenga que enfrentarse a una oposición real, sólida y sin miedo?

Lo que queda claro es que Ayuso no quiere que la fiscalicen.

No soporta que le recuerden su historial.

Y mucho menos que alguien le diga, sin rodeos, que lo que hizo fue una vergüenza institucional.

Y eso, por más que intente disfrazarlo de “ataque personal”, no lo puede maquillar.

Porque hay verdades que ni el maquillaje político puede ocultar.

Y esta vez, esa verdad se la soltó Gonzalo Miró…en su cara.