Rosa Valenty, icono indiscutible del cine del destape español, es mucho más que una vedette de los años 70 y 80.

Su vida, marcada por el brillo del espectáculo y las sombras del dolor personal, representa una historia real de resistencia, superación y verdad.

Hoy, con 84 años, Rosa Valenty sigue en pie, sin cirugías, sin filtros, con la dignidad intacta y la voz bien alta.

Nacida en Barcelona, Rosa Valenty comenzó su carrera en los escenarios con una pasión inquebrantable por el teatro.

Su belleza, carisma y talento la llevaron pronto al cine español, donde se convirtió en una de las grandes figuras del llamado “destape”, un movimiento que rompió tabúes durante la Transición.

Participó en películas icónicas y espectáculos teatrales que marcaron época.no silencioso.

Su vida estuvo marcada por relaciones rotas, acoso silenciado, traiciones personales y una campaña de difamación que la llevó a una desgastante batalla judicial.

Este conjunto de circunstancias casi arruinó su carrera y su salud mental.

En medio de esta tormenta, Rosa sufrió un ictus devastador.

Lejos de rendirse, encontró fuerza en sus hijos, en su círculo cercano —entre ellos, su gran amiga Bárbara Rey— y en su amor eterno por el teatro.

Se reinventó como relaciones públicas, demostrando una vez más que la lucha por sobrevivir es también un acto de dignidad.

Una de las contribuciones más valientes de Rosa Valenty ha sido su testimonio sobre el acoso sexual en la industria del entretenimiento.

Sus declaraciones, sinceras y sin maquillaje, han abierto camino para muchas mujeres que aún hoy temen alzar la voz.

Su relato se ha convertido en un símbolo de empoderamiento y conciencia social.

A sus 84 años, Rosa Valenty es una mujer empoderada, auténtica y sin miedo a mostrarse tal como es.

Su resistencia, integridad y pasión siguen inspirando a nuevas generaciones de artistas y mujeres que, como ella, saben que el verdadero éxito no es solo brillar en los escenarios, sino también sobrevivir con la frente en alto.