Dani Mateo lanza una crítica directa y sarcástica contra el expresidente Felipe González en *El Intermedio*, cuestionando su postura política actual y encendiendo el debate dentro del ámbito progresista español.

En una emisión reciente de El Intermedio, Dani Mateo volvió a demostrar por qué es una de las voces más afiladas de la sátira política en España.

En esta ocasión, sus palabras estuvieron dirigidas directamente al expresidente Felipe González, cuya intervención sobre la situación política actual ha provocado incomodidad incluso en los sectores más moderados del PSOE.

Mateo, sin pelos en la lengua, articuló un discurso en el que dejó claro lo que gran parte de la izquierda joven y crítica piensa sobre González: que su postura cada vez se aleja más de los ideales progresistas que alguna vez defendió.

La escena ocurrió en pleno programa, cuando se comentaba el nuevo posicionamiento de González frente a las políticas del actual Gobierno de coalición entre PSOE y Sumar.

En los últimos meses, González ha sido protagonista de numerosos titulares tras cuestionar públicamente decisiones clave de Pedro Sánchez, sobre todo en temas como la ley de amnistía, la relación con los independentistas catalanes y el giro hacia posturas más dialogantes con EH Bildu.

Para muchos, sus declaraciones suenan más cercanas al discurso del PP o incluso de Vox que a la socialdemocracia tradicional que él mismo representó durante su etapa como presidente del Gobierno entre 1982 y 1996.

Dani Mateo no dejó pasar la oportunidad para ironizar sobre esta deriva. “A Felipe González se le entiende todo, perfectamente… demasiado”, dijo con tono ácido, remarcando que su discurso ya no representa a la mayoría de la militancia ni a las nuevas generaciones de votantes progresistas.

El comentario, aunque con la carga humorística habitual del programa, sonó como una crítica frontal, una especie de “basta ya” a una figura histórica que muchos consideran que debería guardar cierta prudencia o, al menos, coherencia ideológica.

Lo más llamativo del monólogo de Mateo no fue solo la claridad con la que expuso su opinión, sino también la respuesta del público y de las redes sociales.

En cuestión de minutos, fragmentos del programa empezaron a circular en X (antes Twitter), donde usuarios de distintas sensibilidades ideológicas aplaudieron la valentía del presentador.

Algunos incluso dijeron sentirse representados por sus palabras, y no faltaron quienes pidieron que más figuras públicas del mundo cultural y mediático siguieran su ejemplo y se atrevieran a hablar sin tapujos sobre lo que consideran una traición del felipismo a la izquierda actual.

Pero el tema no termina ahí. Felipe González lleva años siendo una figura divisiva. Aunque fue uno de los presidentes más influyentes del

período democrático español, con logros importantes como la modernización de la economía o el ingreso en la Comunidad Económica Europea, también acumuló sombras como los escándalos de corrupción del GAL o la reconversión industrial.

Esa dualidad hace que, para una parte de la sociedad, su palabra siga teniendo un peso considerable, mientras que para otros su intervención resulta un estorbo para los avances del progresismo.

La intervención de Mateo también tuvo un componente generacional evidente. Mientras González representa a una izquierda institucional y pragmática nacida en los 80, el discurso del colaborador de El Intermedio conecta con una generación más crítica, más exigente con los

símbolos y figuras del pasado, y más consciente de las contradicciones del sistema.Por eso, sus palabras no solo fueron una sátira, sino una declaración política en toda regla.

Desde su papel como presentador y cómico, Dani Mateo ha sabido construir un personaje que se mueve con soltura entre el humor y la crítica social.

Tras su paso por programas como Sé lo que hicisteis o su etapa en Yu: No te pierdas nada, Mateo ha consolidado en El Intermedio un perfil de comunicador directo, con una sensibilidad política marcada y dispuesto a incomodar incluso a los intocables de su propio espacio ideológico.

Su intervención sobre González no fue la excepción, sino la confirmación de un estilo cada vez más necesario en una televisión que tiende a la autocensura o al eufemismo.

Mientras tanto, la figura de Felipe González sigue siendo protagonista en los círculos políticos y mediáticos, especialmente cuando surgen decisiones polémicas dentro del PSOE.

La cuestión es si el expresidente será capaz de reconectar con las nuevas sensibilidades o si quedará relegado a la figura de “ex” incómodo que no acepta que su tiempo pasó.

En definitiva, lo que ocurrió en El Intermedio fue mucho más que una broma bien hilada. Fue una muestra de cómo el humor puede ser también un instrumento político de primer orden.

Dani Mateo dijo en voz alta lo que muchos susurran: que Felipe González habla demasiado y que, cuando lo hace, es imposible no darse cuenta de que su discurso ya no encaja con los tiempos actuales.

Y eso, en un país donde los símbolos políticos pesan más que las ideas, es un acto de valentía.