La boda de Nacho López-Quesada y Maru Loscertales, celebrada en una histórica hacienda sevillana con la presencia de la élite social y detalles de lujo, se convirtió en uno de los eventos más deslumbrantes del año.

La elegante boda de Nacho López-Quesada Rubio y María Loscertales Beca, conocida cariñosamente como Maru, se celebró en una hermosa hacienda del siglo XVII a las afueras de Sevilla, y reunió a la crème de la crème de la alta sociedad.

Este enlace, que tuvo lugar en un entorno romántico y campestre, fue un evento que los asistentes no olvidarán fácilmente. Con aproximadamente 350 invitados de todo el mundo, la celebración fue un verdadero espectáculo de glamour y sofisticación.

Maru, miembro del departamento de asesoramiento gubernamental del Tony Blair Institute for Global Change en Abu Dhabi, proviene de una prominente familia de empresarios andaluces.

Su esposo, Nacho, trabaja en ADQ, un fondo soberano en los Emiratos Árabes Unidos, y es parte de una dinastía bancaria, siendo nieto de María Victoria Abelló, hermana del conocido empresario Juan Abelló.

La conexión familiar se extendió a la presencia de aristócratas, artistas y figuras influyentes, como los duques de Maura y el escultor José González Onieva.

El día de la boda, el ambiente estaba cargado de emoción. Alrededor de las 19 horas, Nacho hizo su entrada al altar acompañado de su madre, María José Rubio, quien lucía un vestido de Cortana y joyas familiares.

Por su parte, Maru apareció radiante del brazo de su hermano mayor, Simón Loscertales, que tuvo el honor de ser su padrino.

La novia optó por un diseño nupcial sencillo, confeccionado por Sole Alonso en seda plisada, que resaltaba su belleza natural. Sin embargo, fue su impresionante tiara de rubíes y brillantes del siglo XIX, perteneciente a la familia del novio, la que robó todas las miradas.

La ceremonia religiosa fue oficiada por el padre Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp, conocido por su vinculación con la Casa de Alba, y se llevó a cabo en la capilla de la finca.

Debido a la limitación de espacio en la capilla, muchos invitados pudieron seguir la ceremonia desde un patio donde se instaló una gran pantalla exterior, asegurando que todos pudieran compartir ese momento tan especial.

Después de intercambiar votos, los recién casados ofrecieron a sus invitados un cóctel variado, preparado por el prestigioso catering Alda y Terry.

La cena fue un festín digno de la ocasión, comenzando con un gazpacho de guinda acompañado de teja de cebollino y gambones, seguido de corvina al horno con tomatitos confitados y verduras frescas.

Para el postre, los invitados disfrutaron de una exquisita tarta árabe y tatín de manzana, todo cuidadosamente presentado y decorado con ilustraciones de la artista Casilda López-Quesada, hermana del novio.

La decoración del evento fue un reflejo del estilo campestre italiano, con olivos, limones y buganvillas, diseñada por el florista sevillano Eduardo Ramos.

La atmósfera se animó gracias al DJ Adríán Lozano, amigo cercano de Victoria de Marichalar, quien también había estado presente en la reciente boda de Belén Écija, hija de la famosa actriz Belén Rueda.

Este enlace no solo marcó el comienzo de una nueva etapa en la vida de Nacho y Maru, quienes han estado juntos durante más de nueve años, sino que también simboliza el regreso de la pareja a Oriente Medio, donde han residido durante los últimos tres años.

Actualmente, están disfrutando de su luna de miel en el sur de Francia e Italia, sumergiéndose en la belleza y la cultura de estos destinos románticos.

La boda de Nacho y Maru no solo fue un evento social, sino una celebración del amor y la unión de dos familias influyentes.

Con un trasfondo de historia y tradición, este enlace se convierte en un capítulo memorable en la vida de ambos, dejando a los asistentes con recuerdos imborrables y una historia que contar.

Sin duda, esta boda se recordará como una de las más elegantes y sofisticadas del año en Sevilla, un verdadero testimonio del amor que ha florecido entre estos dos jóvenes destacados.