Mario Moreno Cantinflas fue mucho más que un comediante; fue un símbolo de esperanza, ingenio y lucha para millones de personas en México y el mundo de habla hispana.

Su talento cómico, su carisma y su habilidad para hacer reír mientras criticaba las injusticias sociales lo convirtieron en una leyenda del cine y la cultura popular.

Mario Moreno "CANTINFLAS", pionero del CINE MEXICANO
Sin embargo, detrás de su eterna sonrisa se escondían secretos y tragedias que pocos conocían, y uno de los mayores misterios que ha rodeado su vida es el destino de su fortuna tras su muerte en 1993.

Ahora, 32 años después, su exabogado ha decidido revelar la verdad jamás contada sobre la herencia de Cantinflas, desvelando un enigma que ha generado controversia y especulación durante décadas.

 

Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes, conocido mundialmente como Cantinflas, nació el 12 de agosto de 1911 en Santa María La Redonda, un barrio popular de Tepito en la Ciudad de México.

Proveniente de una familia humilde con 14 hermanos, de los cuales solo ocho sobrevivieron, Mario tuvo que trabajar desde muy joven en diversos oficios como bolero, mensajero, cartero, taxista, boxeador, torero y soldado de infantería.

Estas experiencias moldearon su carácter y le dieron un profundo conocimiento de la vida cotidiana de la gente común, lo que más tarde plasmó en su personaje icónico.

 

Su carrera artística comenzó en las carpas de la Ciudad de México en los años 30, donde inicialmente imitaba a comediantes estadounidenses, pero pronto creó un personaje propio, inspirado en los desposeídos y locos de los barrios mexicanos.

Con su característico vestuario de pantalones grandes amarrados con un lazo y su manera rápida y enredada de hablar, Cantinflas conquistó al público con un humor irreverente y lleno de picardía.

The Cantinflas Museum will open in Mexico | Al Día News

Cantinflas debutó en el cine en 1937 y alcanzó la fama con películas como “Ahí está el detalle” (1940), que se convirtió en un clásico del cine mexicano.

Su éxito trascendió fronteras con la película “La vuelta al mundo en 80 días” (1956), donde compartió créditos con estrellas internacionales y ganó el Globo de Oro al mejor actor de comedia o musical, siendo el primer mexicano en lograrlo.

Además, su nombre dio origen al verbo “cantinflear”, reconocido oficialmente por la Real Academia Española, que significa hablar sin decir nada con sustancia, reflejando el estilo humorístico único de Mario Moreno.

 

Además de actor, Cantinflas fue empresario y filántropo, invirtiendo inteligentemente en bienes raíces, ganadería y producción cinematográfica.

Su imperio incluía haciendas, edificios, una cadena de barberías, automóviles de lujo y una colección de arte, reflejo de una carrera exitosa y multifacética.

 

A pesar de su éxito y fortuna, la muerte de Cantinflas en 1993 abrió uno de los capítulos más oscuros y misteriosos de su legado.

Su hijo adoptivo, Mario Moreno Ivanova, afirmó que su padre le había dejado una herencia estimada en 68 a 70 millones de dólares.

Sin embargo, cuando intentó reclamarla, solo encontró 13,000 pesos en la cuenta bancaria que se suponía debía contener la fortuna.

 

Este descubrimiento desató una batalla legal y una serie de rumores sobre el destino del dinero y las propiedades de Cantinflas.

30 aniversario de la muerte de Mario Moreno 'Cantinflas'
Su exabogado, Arturo Mora, ha revelado documentos y detalles que apuntan a disputas internas, irregularidades legales y la existencia de un testamento polémico que complicó aún más la situación.

 

Un documento firmado cuatro días antes de la muerte de Cantinflas nombraba a su sobrino Eduardo Moreno Laparade como heredero de los derechos de sus películas.

Sin embargo, este documento presentaba inconsistencias legales, como el uso de un nombre abreviado y la falta de la firma de Mario Arturo Moreno, hijo adoptivo y heredero directo.

Estas irregularidades provocaron un litigio que duró casi 20 años, hasta que finalmente la Suprema Corte de Justicia de México reconoció a Eduardo Moreno Laparade como legítimo sucesor de los derechos cinematográficos.

 

Cantinflas, preocupado por el futuro de su legado y el bienestar de su hijo, buscaba una distribución justa y responsable de sus bienes, temiendo que las disputas legales pudieran manchar su nombre y opacar su labor filantrópica y artística.

Su abogado confidente relató que Cantinflas incluso consideró ceder parte de sus derechos para asegurar la protección económica de Mario Arturo.

 

Aunque en pantalla Cantinflas mostraba una imagen humilde y carismática, quienes lo conocieron de cerca describen a un hombre complejo, reservado y a veces difícil de tratar.

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Su vida personal estuvo marcada por un amor profundo y discreto hacia su esposa Valentina Ivanova, con quien estuvo casado durante 32 años hasta su muerte en 1966.

Juntos adoptaron a Mario Arturo, su único hijo, y formaron una familia que, pese a las dificultades, mantuvo un fuerte vínculo.

 

El humor de Cantinflas no solo hizo reír, sino que también sirvió para denunciar injusticias y dar voz a los más olvidados.

Su legado cultural trasciende el tiempo y las fronteras, siendo recordado como un símbolo de dignidad, ingenio y humanidad.

 

A más de 85 años de su debut y casi tres décadas de su fallecimiento, Cantinflas sigue siendo un referente del cine y la cultura latinoamericana.

Su nombre y estilo han dejado una huella imborrable en el idioma español y en la forma de hacer comedia.

Sus películas, frases y personajes continúan inspirando a nuevas generaciones.

 

El misterio de su fortuna perdida añade una capa de intriga a la historia de este gigante de la comedia, pero no opaca la grandeza de su obra ni el cariño que millones le profesan.

La verdad revelada por su exabogado contribuye a entender mejor los desafíos y contradicciones que enfrentó Cantinflas, tanto en su vida pública como privada.

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