Aléjate de mí, no quiero que me quieras. Así comenzaba uno de los tantos himnos que Gerardo Reyes legó al mundo, una voz quebrada y dolida que brotaba desde lo más profundo del alma popular mexicana.

Reyes no fue simplemente un cantante más; fue la voz del pueblo, un artista que, pese a ser olvidado por los grandes medios y relegado por la élite artística, construyó un legado desde abajo, entre polvo, sudor y canciones que sangraban verdad.

Muere Gerardo Reyes, exponente de la canción ranchera- Grupo Milenio

Nacido el 25 de marzo de 1936 en Balsas, Guerrero, Gerardo Reyes creció en un entorno sin lujos, pero lleno de melodías y poesía.

Desde niño, la poesía fue su refugio, un acto de resistencia y consuelo.

A los 10 años ya componía poemas, como aquel dedicado a su madre que le valió un premio en la primaria local.

Su sensibilidad precoz marcó el inicio de una carrera que desafiaría a los poderes establecidos del entretenimiento mexicano.

 

A los 18 años, tras ganar varios concursos de canto en Guerrero y sus alrededores, emprendió un viaje a Estados Unidos con una maleta llena de ilusiones y canciones aún sin grabar.

En Phoenix, Arizona, comenzó su exilio voluntario, trabajando como jornalero mientras buscaba oportunidades en estaciones de radio.

Su tenacidad lo llevó a convertirse en locutor para la comunidad mexicana, transmitiendo música ranchera y presentando sus propias canciones en pequeños escenarios nocturnos.

 

Sin embargo, el camino de Gerardo no fue fácil.

Gerardo Reyes | Strachwitz Frontera CollectionSu carácter fuerte y postura independiente lo convirtieron en una figura incómoda para la industria musical, que lo vetó silenciosamente.

Empresarios y colegas con más poder que talento le cerraron puertas, bloqueándolo de los escenarios principales.

Pero el público nunca dejó de aplaudirlo, porque sus letras eran auténticas, porque representaba a un México que no cabía en la televisión, pero sí en cada rancho, cantina y corazón roto.

 

Gerardo Reyes siguió componiendo, cantando y actuando, incluso cuando el reconocimiento institucional le fue negado.

Su historia no se mide en discos de oro ni alfombras rojas, sino en aplausos auténticos, lágrimas compartidas y generaciones que aún recuerdan sus versos por hablar con el lenguaje de la verdad.

 

Después de años de esfuerzo, Reyes logró grabar su primer álbum bajo el sello de Discos Quinto, destacando con la ranchera “Me vengo a despedir”.

Su voz potente y flexible estremecía con cada palabra, y pronto CBS Records, una disquera internacional, lo firmó en exclusiva.

Así, pasó de ser una promesa a una figura consolidada, convirtiéndose en embajador de la música ranchera auténtica, la que habla de penas, dignidad y dolor sin filtros.

GERARDO REYES "CANTINA" - YouTube

Compuso más de 600 canciones, grabó al menos 150 y muchas de sus composiciones fueron interpretadas por otros artistas que reconocían su talento.

Temas como “Bohemio de afición”, “Cargando con mi cruz” y “Libro abierto” se convirtieron en himnos populares.

 

Además de la música, Gerardo incursionó en el cine, participando en al menos 17 películas, aunque fuentes familiares aseguran que fueron más de 80, muchas de ellas escritas, dirigidas y producidas por él mismo.

Su presencia en el cine de acción ranchero construyó un arquetipo entre el justiciero rural y el cantor errante.

 

Tras la muerte de ídolos como Jorge Negrete, Pedro Infante y Javier Solís, la industria buscaba un “Cuarto As”, un heredero legítimo de esta cadena de mitos.

Gerardo fue elegido para ese papel, pero rechazó la presión de CBS para interpretar boleros rancheros similares a los de Solís.

Declaró que no sería una copia de nadie y que cantaría sus propias penas, decisión que lo alejó del estrellato prefabricado pero lo consagró como un artista genuino.

FALLECE GERARDO REYES " EL AMIGO DEL PUEBLO"

Una de las heridas más profundas en la vida de Gerardo Reyes fue la traición silenciosa de Vicente Fernández.

Años atrás, Gerardo había apoyado a Vicente cuando era un joven prometedor, ayudándolo a acercarse a los grandes despachos de CBS.

Sin embargo, con el tiempo, Vicente Fernández ascendió al estrellato y, según testimonios, no mostró ningún agradecimiento hacia Gerardo.

 

El resentimiento creció hasta el punto que Gerardo prohibió en su casa escuchar canciones de Vicente Fernández.

No se trataba de celos artísticos, sino de principios.

Vicente, usando su fortuna e influencia, habría monopolizado la música mexicana, cerrando puertas a cantantes que pudieran hacerle sombra, incluyendo a Gerardo.

Algunos aseguran que varias canciones popularizadas por Vicente eran originalmente de Gerardo, con cambios para ocultar la verdad.

 

Gerardo valoraba la emoción y autenticidad en la música, criticando a Vicente por “gritar” en lugar de cantar con el corazón.

Admiraba a artistas auténticos como Cornelio Reyna, con quien compartió escenarios y cuya música hacía llorar incluso al más fuerte.

GERARDO REYES "MI SOMBRA" - YouTube

Gerardo Reyes falleció en silencio el 25 de febrero de 2015, sin homenajes en cadena nacional ni cámaras esperándolo, pero con la dignidad intacta.

Su música sigue viva en las radios del norte, en los pasillos de los pueblos y en la memoria de quienes lloraron escuchándolo.

No buscó trofeos ni fama fácil, sino verdad y autenticidad.

 

Su hijo, Gerardo Reyes Jr., ha sido el guardián de su memoria, preservando un catálogo inmenso que incluye más de 60 discos grabados durante 36 años de exclusividad con CBS, y 15 canciones inéditas grabadas por él mismo.

La última presentación de Gerardo fue en noviembre de 2014, a pesar de luchar contra un cáncer implacable, entregándose por última vez a su público con la voz cansada pero el corazón firme.

 

La historia de Gerardo Reyes es una advertencia sobre cómo la industria del espectáculo a menudo premia la imitación y la mercadotecnia por encima del talento y la autenticidad.

Gerardo fue un hombre de principios que se negó a ser moldeado, y aunque eso le costó el reconocimiento oficial, ganó el amor eterno del pueblo.

 

Su vida y obra son un recordatorio de que los ídolos no se construyen con dinero, sino con alma.

Que la grandeza no siempre necesita trofeos para ser reconocida, y que la verdadera música nace del corazón y la verdad.

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