Desde el programa *Y Ahora Sonsoles*, se confirmó el fallecimiento de uno de sus colaboradores más destacados.

Javier Cid fue hallado muerto en su domicilio, una noticia que cayó como un jarro de agua fría para todos.

Ayer, en pleno directo, la presentadora comunicó con voz temblorosa esta triste pérdida, dejando al plató completamente conmocionado.

Javier, un periodista mordaz y trabajador, apenas contaba con 46 años cuando fue encontrado sin vida en su hogar.

La sorpresa y el dolor se apoderaron de sus compañeros y de toda la audiencia que seguía el programa.

Este viernes pasado se dio a conocer la noticia que enluta a toda la profesión periodística.

Javier Cid combinaba su faceta televisiva como colaborador habitual en *Y Ahora Sonsoles* con una sólida carrera en prensa escrita, especialmente en el diario *El Mundo*.

Su muerte ha generado un profundo impacto, no solo en la televisión sino también en la prensa digital y escrita.

La presentadora del programa expresó con mucha emoción: “Tenemos que terminar con una triste noticia para la profesión, para el mundo del periodismo.”

Destacó que Javier brilló con elegancia en todos los ámbitos periodísticos a los que se dedicó.

Además, siempre se sintió orgulloso de su labor en defensa de los derechos LGTBI, un compromiso que marcó su trayectoria profesional y personal.

El cariño hacia Javier era inmenso, tanto en el equipo como entre sus amigos y seguidores.

“Le mandamos un abrazo muy grande a la familia y a ti, Javier, allá donde estés,” fueron las emotivas palabras que resonaron en el plató.

La información que trascendió a la prensa es, sin duda, muy desagradable y difícil de asimilar.

La propia presentadora Romero confirmó con voz entrecortada que Javier fue encontrado muerto en su domicilio en el barrio madrileño de La Latina.

Nacido en Zamora y criado en Pamplona, Javier estudió Historia y se dedicó al periodismo tras mudarse a Madrid.

Entró en el diario *El Mundo* tras realizar un máster y desde 2001 trabajó en Unidad Editorial, llegando a ser jefe de sección del suplemento Gran Madrid.

Su carrera también estuvo marcada por su faceta como escritor.

Comenzó con un blog llamado *Diario de un gay*, que luego se convirtió en novela, mostrando su valentía y autenticidad.

Antonio Lucas, su compañero en el mundo literario, lo describió como “valiente, bicaráctel, peleón, extrañamente cálido y auténtico.”

Su vocación literaria continuó con la novela *Llamarás un domingo por la tarde*, que refleja su sensibilidad y compromiso social.

Javier estaba muy comprometido con la defensa del colectivo LGTBI, un compromiso reconocido con el premio Alan Turing en 2019.

Por el momento, se desconoce la causa exacta de su fallecimiento, pero se sabe que había pasado por el hospital en alguna ocasión por problemas de salud.

La conmoción por su muerte ha provocado una oleada de reacciones en redes sociales.

Sus seguidores y amigos han recordado algunas de sus frases más poderosas, como: “Ir al psicólogo ya no es cosa de locos.”

También dejó escrito: “Hay que estar muy cuerdo para cruzar la consulta de un psicólogo por primera vez,” un testimonio de su reflexión sobre la salud mental.

Esta noticia trágica ocupa ahora los titulares de toda la prensa, no solo la digital o escrita, sino también la prensa del corazón.

Javier era un colaborador habitual y muy querido del programa *Y Ahora Sonsoles*, lo que aumenta el impacto emocional de su pérdida.

A tan solo 46 años, su muerte es un recordatorio doloroso de lo frágil que puede ser la vida.

Desde aquí enviamos nuestras condolencias más sinceras a sus familiares, amigos y a toda la comunidad periodística.

El vacío que deja Javier en el mundo del periodismo y la literatura es inmenso.

Su legado, sin embargo, permanecerá vivo gracias a su trabajo, su compromiso y su voz valiente.

El periodismo pierde a un profesional brillante y a una persona comprometida con la verdad y la justicia social.

Seguiremos atentos a cualquier nueva información sobre esta triste noticia.

Mientras tanto, recordamos a Javier Cid con respeto, admiración y mucho cariño.

Nos despedimos con la esperanza de que su memoria inspire a futuras generaciones de periodistas y defensores de los derechos humanos.