La historia de amor entre Freddie Mercury y Mary Austin es una de las más conmovedoras y duraderas en el mundo de la música.

Aunque su relación estuvo llena de pasión y sufrimiento, sigue siendo un recordatorio poderoso de la profunda conexión que puede existir entre dos personas.

Su viaje juntos no fue solo sobre el amor romántico; fue sobre la amistad, la lealtad y un vínculo irrompible que perduró más allá de la muerte de Freddie.

Mary Austin, nacida en 1951 en Fulham, Londres, se convirtió en la confidente de Freddie Mercury, su compañera y la mujer que él consideraba su “único y verdadero amor”.

Su relación comenzó a finales de los años 60, cuando se conocieron mientras Freddie todavía intentaba encontrar su camino en el mundo de la música.

Pronto se hicieron muy cercanos y eventualmente se comprometieron.

Sin embargo, Freddie reveló su bisexualidad en los años 70, lo que puso fin a su relación romántica.

A pesar de esto, siguieron siendo increíblemente cercanos, y Mary siguió siendo una figura constante en la vida de Freddie.

Después de la trágica muerte de Freddie por SIDA en 1991, Mary asumió la tarea de preservar su memoria y legado.

Ella heredó gran parte de su patrimonio, incluida su amada mansión, Garden Lodge, que sigue siendo un santuario de su vida y sus momentos compartidos.

Mary Austin nunca fue alguien que buscara la atención pública, manteniéndose generalmente fuera del ojo público.

Sin embargo, de vez en cuando ha hablado sobre su relación con Freddie, revelando el profundo amor que compartieron y el impacto que tuvo en su vida.

En 2023, Mary acaparó los titulares cuando decidió subastar algunas de las pertenencias de Freddie, incluidos trajes icónicos, instrumentos musicales y letras manuscritas.

Este acto fue tanto una forma de cerrar un capítulo de su vida como de compartir una parte del legado de Freddie con el mundo.

Mary explicó que sentía que era hora de dejar ir estos objetos personales, permitiendo que otros los disfruten y celebren la vida y la música de Freddie.

La subasta no solo trataba de vender recuerdos; era una manera de recaudar fondos para causas que eran importantes para Freddie, particularmente la investigación sobre el SIDA.

Mary se aseguró de que parte de los ingresos fueran destinados a organizaciones que apoyan la lucha contra el SIDA, continuando la misión de Freddie incluso después de su fallecimiento.

Su decisión de subastar estos objetos fue significativa, marcando un momento de cierre para Mary, quien había mantenido gran parte de la vida personal de Freddie en privado durante décadas.

Sin embargo, su respeto por su memoria sigue siendo inquebrantable.

La relación entre Freddie y Mary Austin fue única, no definida por las expectativas convencionales del romance, sino por un vínculo incondicional que trascendió todo, incluso la muerte de Freddie.

Aunque su relación romántica terminó, Mary fue la única que permaneció a su lado durante sus últimos años, cuidándolo mientras su salud empeoraba y apoyando sus decisiones, incluida la de mantener su enfermedad en privado.

Hoy, Mary continúa viviendo discretamente, honrando el legado de Freddie a su manera.

Su amor por él es evidente en la forma en que ha mantenido su hogar, dejándolo tal como él lo dejó, y su dedicación a preservar su memoria.

La vida de Mary con Freddie sigue siendo un recordatorio conmovedor de que el amor verdadero puede perdurar a través de las circunstancias más desafiantes.

Es una historia de amor, pérdida y la fuerza de un vínculo que no puede romperse, sin importar los obstáculos.

Al final, el amor entre Freddie Mercury y Mary Austin no fue solo un momento en el tiempo; fue un viaje de toda la vida que dejó un impacto profundo en ambos y sigue inspirando a aquellos que conocen su historia.

La decisión de Mary Austin de abrirse sobre su relación y su papel en la preservación del legado de Freddie es un testimonio del poder perdurable del amor y la belleza de una conexión que realmente trasciende la muerte.