Para algunos, Andrés está irreconocible, pero otros ponen de relieve que el hijo del mítico actor tiene ya 58 años y que poco o nada queda del joven treintañero seductor.

El miércoles 3 de septiembre de 2025, Andrés Burguera, hijo del mítico actor Andrés Pajares, reapareció ante el público en el programa ‘Y ahora Sonsoles’ para hacer frente a la avalancha de críticas recibidas por su sorprendente cambio físico.

Durante años, Burguera había mantenido un perfil bajo, alejándose de los platós y de la vida mediática, hasta que fue captado recientemente paseando tranquilamente por Madrid, con un aspecto que dejó a muchos admiradores y críticos boquiabiertos.

La última vez que se le había visto públicamente fue en 2019, en la presentación del libro de su padre, *Mis memorias antes de que se me olviden*, un evento que reunió a importantes figuras del mundo del espectáculo como Millán Salcedo, Josema Yuste o Pedro Ruiz.

En aquel momento, su imagen todavía recordaba al joven treintañero seductor que recorría platós y eventos sociales, pero hoy su físico refleja el paso del tiempo y un estilo de vida más pausado y centrado.

Durante la entrevista con Sonsoles Ónega, Andrés se mostró tranquilo y seguro de sí mismo, consciente de las críticas que han surgido en redes sociales y medios de comunicación.

“Estoy estupendo, bueno, se hace lo que se puede”, afirmó con naturalidad, reconociendo que la opinión del público es diversa:

“Habrá gente a la que le gustaré y gente a la que no”. Su tono reflejaba aceptación y serenidad, dejando claro que no busca agradar a todo el mundo, sino disfrutar de su vida de manera plena.

Burguera explicó cómo ha sido su rutina durante los últimos años alejados de la televisión.

Entre la lectura, las traducciones y su dedicación al gimnasio y a la alimentación saludable, el hijo de Pajares ha encontrado un equilibrio que le permite sentirse pleno y satisfecho con su físico actual.

“Me veo más normal que unas lentejas, por fin no me tiño las canas”, bromeó, mostrando con humor su aceptación del envejecimiento natural y el paso del tiempo.

Además, confesó que, a pesar de no estar en el ojo público constantemente, sigue disfrutando del amor y la compañía: “Es que, sino, no ligas”, comentó entre risas, dejando entrever su actitud positiva y su capacidad para mantener la vida personal activa incluso lejos de la fama.

El cambio físico de Andrés Burguera ha generado opiniones encontradas.

Algunos usuarios de redes sociales lo califican de irreconocible, mientras otros defienden que, a sus 58 años, es natural que su apariencia haya evolucionado y que su aspecto actual es el reflejo de madurez y serenidad.

La controversia no solo ha puesto el foco en su imagen, sino también en su vida más personal y cotidiana, revelando a un hombre que ha sabido adaptarse a los años y encontrar satisfacción en actividades sencillas y saludables, lejos del estrés mediático y de la exposición constante.

Durante la conversación con Ónega, Burguera también reflexionó sobre el contraste entre la juventud y la madurez.

Recordó sus años de treintañero activo en televisión y teatro, donde su vida transcurría entre eventos, grabaciones y citas, y cómo ahora su día a día transcurre de manera más calmada y centrada en su bienestar físico y mental.

“Hace años estaba en todos los platós y ahora me dedico a lo que realmente me hace sentir bien”, explicó.

Este enfoque, según sus propias palabras, le ha permitido reconectar con su salud, su pasión por la lectura y la traducción de textos, y mantener una rutina equilibrada que le proporciona satisfacción personal.

Andrés también destacó que, pese a su menor presencia mediática, mantiene contacto con amigos y colegas del sector, y se muestra agradecido por el apoyo que recibe, tanto en lo profesional como en lo personal.

Su experiencia de vida y la influencia de su padre, Andrés Pajares, lo han llevado a valorar la importancia de la discreción, el cuidado de la salud y la autenticidad por encima de la exposición mediática.

“He aprendido a disfrutar de la vida sin necesidad de estar en el centro de atención todo el tiempo”, declaró con sinceridad, dejando claro que su transformación no se limita a lo físico, sino que también implica un crecimiento emocional y personal.

La aparición de Andrés Burguera en ‘Y ahora Sonsoles’ marca un punto de inflexión en su relación con los medios.

Consciente del interés que genera su imagen y su vida personal, eligió un espacio televisivo para explicar su situación, ofreciendo transparencia y cercanía a la audiencia.

Su mensaje fue claro: no se trata solo de un cambio físico, sino de un proceso de aceptación, madurez y adaptación a nuevas etapas de la vida.

El público y los seguidores de Burguera han reaccionado de manera diversa.

Mientras algunos lamentan que el joven que conocieron haya cambiado, otros celebran la naturalidad y el carisma que mantiene incluso tras los años, destacando su actitud positiva, su humor y su capacidad para enfrentarse a la vida con dignidad y confianza.

La entrevista dejó patente que, más allá de la apariencia física, Andrés sigue siendo un personaje relevante por su trayectoria, su personalidad y la herencia cultural y artística de su familia.

En resumen, la aparición de Andrés Burguera frente a Sonsoles Ónega no solo sirvió para aclarar rumores sobre su aspecto físico, sino también para mostrar a un hombre que ha encontrado un equilibrio vital,

que acepta el paso del tiempo y que sigue disfrutando de la vida con pasión, salud y autenticidad, demostrando que la verdadera evolución no siempre se mide por la juventud, sino por la madurez y la plenitud personal.