“¡Me Levanto y Me Voy!” — El Estallido de Antonio Naranjo Que Dejó Contra las Cuerdas a Nacho Abad en Pleno Directo

Nacho Abad dice 'hasta aquí' a Antonio Naranjo por desacato y hace esta  solicitud a la dirección

La tensión estalló en pleno directo durante el programa En Boca de Todos, conducido por Nacho Abad en Mediaset.

Antonio Naranjo, conocido periodista y tertuliano, protagonizó uno de los momentos más tensos que se recuerdan en el plató al amenazar con abandonar el programa en medio de un encendido debate.

Todo comenzó a raíz de un tema aparentemente ajeno: la polémica sobre el supuesto regalo de un ordenador de trabajo de la empresa pública INECO, vinculado a la exnovia de Ábalos.

Sin embargo, el ambiente se caldeó rápidamente cuando Naranjo decidió mezclar ese tema con otras cuestiones políticas mucho más delicadas.

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La situación escaló cuando Antonio Naranjo mencionó de manera espontánea el caso del hermano de Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, actualmente bajo investigación judicial por cuestiones relacionadas con su puesto de trabajo en una diputación.

A pesar de matizar que no estaba prejuzgando la culpabilidad de nadie, su intervención provocó un aluvión de críticas en la mesa.

Sara Santaolaya, otra tertuliana presente, no dudó en responder inmediatamente, mencionando también las investigaciones que rodean al entorno de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, en particular su pareja sentimental.

En ese momento, el plató se convirtió en un campo de batalla dialéctico.

El cruce de acusaciones no tardó en salirse de control.

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Mientras Sara Santaolaya insistía en señalar que no podía haber varas de medir distintas, Ramón Espinar también intervino para acusar al programa de proteger de forma sistemática a la presidenta madrileña cada vez que surgían escándalos.

Ante estos reproches, Antonio Naranjo estalló de frustración, lamentándose de que cada vez que se trataba de introducir un tema serio o poner algo de sentido común, se activaba un “escudo antimisiles” para evitar tocar ciertos temas incómodos.

Su visible enfado iba en aumento mientras la tensión en el plató se hacía insoportable.

En un momento crítico, y tras varios intentos fallidos de expresarse, Antonio Naranjo lanzó una amenaza que dejó a todos boquiabiertos: “Si me decís que no puedo hablar, cojo, me levanto y me voy a fumarme un cigarrillo”.

Su declaración dejó a Nacho Abad, el presentador, en una posición delicada.

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Consciente de la gravedad del momento, Abad intervino rápidamente para intentar calmar los ánimos y recuperar el control de la emisión.

El tono entre los tertulianos, sin embargo, ya había cruzado una línea difícil de reconducir, y el debate quedó claramente marcado por el enfrentamiento personal entre Naranjo y sus compañeros.

Este no fue un incidente aislado en En Boca de Todos, un programa que en los últimos meses ha ganado notoriedad precisamente por sus rifirrafes en vivo y las discusiones encendidas entre sus colaboradores.

La estrategia de fomentar debates intensos ha ayudado a incrementar la audiencia, pero también ha provocado críticas sobre la calidad del contenido y el nivel de polarización que se promueve en cada tertulia.

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En este contexto, el estallido de Antonio Naranjo se inscribe en una dinámica más amplia de confrontación constante, donde cada tema, por aparentemente pequeño que sea, se convierte en una oportunidad para la batalla política y mediática.

El episodio vivido con Antonio Naranjo ha dejado claro que los límites de la discusión televisiva están cada vez más difusos.

Lejos de tratarse de un mero intercambio de ideas, los debates se transforman en auténticos combates verbales donde las emociones desbordan cualquier intento de moderación.

A pesar del intento de Nacho Abad por reconducir el debate, la amenaza de abandono por parte de uno de sus tertulianos más reconocidos refleja un desgaste creciente en el formato.

Lo que ocurrió en esa emisión de En Boca de Todos es un espejo de la crispación social y política que atraviesa España: un país donde la confrontación ha invadido todos los espacios, incluso aquellos diseñados para el diálogo.