En 2025, el mundo del espectáculo, deporte y realeza sufrió la pérdida de figuras emblemáticas como Manuel Torreiglesias, Alfonso de Borbón, José Ángel de la Casa, Manolo “El del Bombo”, Aylin García y Jiggly Caliente, cuyas muertes conmocionaron a sus seguidores y dejaron un legado imborrable.

El año 2025 ha estado marcado por pérdidas dolorosas en el mundo del espectáculo, la televisión, el deporte y la realeza, dejando a miles de admiradores conmocionados ante las muertes de figuras que marcaron generaciones.

Muchos de estos fallecimientos no solo sorprendieron por su repentina aparición, sino también por la profunda huella que dejaron en la cultura popular española e internacional.

Uno de los decesos más sentidos fue el de Manuel Torreiglesias, histórico presentador del programa “Saber Vivir”, quien falleció a los 84 años.

Su voz y presencia fueron parte del día a día de millones de españoles durante años, siendo un referente de salud y bienestar desde TVE. Fue nombrado Hijo Predilecto en su Pontedeume natal, donde se le recuerda con orgullo y cariño por su labor divulgativa.

La noticia de su muerte desató una ola de homenajes en redes sociales, especialmente entre quienes crecieron viéndolo cada mañana en televisión.

Otra figura clave que nos dejó fue Alfonso de Borbón y Escasany, primo segundo del rey Juan Carlos I. Murió a los 80 años tras meses de salud frágil.

Aunque fue una figura más discreta dentro del extenso árbol genealógico de los Borbones, su historia representa una conexión directa con una parte poco visible de la realeza española.

La noticia de su fallecimiento fue recogida con interés por los amantes de la crónica social, especialmente por su cercanía con la rama sevillana de la familia real.

El mundo del deporte sufrió una de las pérdidas más simbólicas con la muerte de José Ángel de la Casa, mítico narrador de fútbol de Televisión Española.

A los 74 años, su voz dejó de acompañar los recuerdos futbolísticos de varias generaciones. De la Casa había estado apartado de los focos desde hacía años por culpa del Parkinson, pero nunca fue olvidado.

Su forma de narrar, pausada, elegante y cargada de emoción, sigue siendo referencia en escuelas de periodismo y entre locutores deportivos actuales. Su muerte fue especialmente sentida en ambientes futboleros, donde se le considera una auténtica leyenda.

También falleció otro gran símbolo del fútbol español, pero desde las gradas: Manolo “El del Bombo”. Su figura era ya casi tan icónica como los propios jugadores.

Con su inseparable bombo, animó a la selección desde 1976, convirtiéndose en el hincha más famoso del país. Murió a los 76 años tras varios días ingresado por complicaciones respiratorias.

La imagen de su gorra de capitán, su camiseta roja y su entusiasmo inquebrantable quedará grabada en la memoria colectiva como un ejemplo de pasión futbolera pura y sin filtros.

Su muerte fue lamentada incluso por jugadores y entrenadores de distintas generaciones, que lo consideraban parte del alma de “La Roja”.

Las redes sociales también se tiñeron de luto con la trágica noticia del fallecimiento de Aylin Gabriela García Rivera, influencer mexicana de tan solo 24 años.

Su cuerpo fue encontrado sin vida en su casa de Tijuana y, aunque aún se investigan las causas exactas, su muerte ha generado un fuerte impacto en la comunidad digital.

Era conocida por sus contenidos espontáneos y su carisma, acumulando miles de seguidores en plataformas como TikTok e Instagram. Su caso ha reabierto el debate sobre la salud mental, la presión en redes sociales y la vulnerabilidad de los creadores de contenido jóvenes.

En el ámbito internacional, una muerte que sacudió al mundo del entretenimiento fue la de Bianca Castro-Arabejo, conocida artísticamente como Jiggly Caliente.

Con tan solo 44 años, la artista drag filipina-estadounidense se dio a conocer en la cuarta temporada del exitoso programa “RuPaul’s Drag Race” y fue una de las caras más queridas de la serie “Pose”.

Su estilo atrevido, sus mensajes de empoderamiento trans y su activismo LGBTQ+ la convirtieron en una figura de culto.

La comunidad drag y los fans de la cultura pop lamentaron profundamente su pérdida, con homenajes espontáneos organizados en varias ciudades del mundo.

Estas muertes han teñido de tristeza un 2025 que, lejos de estar exento de celebraciones, nos recuerda que las figuras públicas, más allá de su fama, dejan una huella emocional en la vida cotidiana de la gente.

Los medios de comunicación han dedicado espacios especiales a repasar sus carreras, sus frases inolvidables, sus momentos icónicos y, en muchos casos, el legado que dejaron no solo en sus industrias sino también en la sociedad.

Desde programas homenaje hasta documentales express, el impacto colectivo de estas pérdidas ha sido innegable.

En definitiva, 2025 ha sido un año para recordar, pero también para despedirse. Un año que nos ha mostrado, con dolorosa claridad, que incluso las figuras más queridas e inmortales ante las cámaras son también frágiles.

Nos queda su memoria, su obra y el cariño de millones de seguidores que seguirán celebrando su existencia en cada recuerdo. Como ocurre cada año, la vida sigue… pero no igual. Porque algunos nombres, aunque ya no estén, nunca desaparecen.