La creadora de contenido ha desvelado nuevos detalles sobre sus vacaciones familiares en un crucero por el Mediterráneo.

En agosto de 2025, Anabel Pantoja, reconocida creadora de contenido y sobrina de Isabel Pantoja, se encuentra disfrutando de unas vacaciones muy especiales a bordo de un crucero por el Mediterráneo junto a su pareja, David Rodríguez, y su hija pequeña.

Este viaje no solo es un descanso familiar, sino también una colaboración con una marca que le ha permitido compartir cada detalle de la ruta y las experiencias vividas, tanto en el barco como en las paradas que realizan en distintos destinos.

Recientemente, Anabel ha llevado a sus seguidores a un recorrido por la isla italiana de Capri, uno de los destinos más exclusivos y fotogénicos del Mediterráneo, aunque su visita ha durado solo unas horas.

Al llegar en ferry desde otra parada del crucero, la influencer no pudo ocultar su sorpresa y emoción: “Acabo de bajarme y ya estoy flipando”, comentó, impresionada por la belleza del lugar que parecía sacado de un anuncio.

Describió con entusiasmo los barquitos, las casitas encaramadas en la montaña y el paisaje marítimo, diciendo que se sentía “como en un anuncio de perfume”.

Sin embargo, Anabel no se limitó a mostrar solo las postales idílicas. También compartió la realidad menos conocida de Capri, advirtiendo a sus seguidores sobre el precio real y la masificación del lugar.

“Esto no te lo cuenta Instagram, que solo muestra lo bonito, pero aquí está lleno de gente y los precios son altísimos”, afirmó mientras mostraba playas abarrotadas y comentaba sobre los elevados costes para turistas.

Por ejemplo, reveló que el billete del ferry para llegar a la isla cuesta 50 euros por persona y tarda aproximadamente 50 minutos, un gasto nada económico que muchos visitantes desconocen.

“Nos cuesta 50 euros el billete, no está nada barato”, explicó, insistiendo en que Capri no es un destino para todos los bolsillos.

Durante su estancia, Anabel aconsejó a quienes planeen visitar Capri que al menos dediquen dos días a recorrer la isla en coche y barco para descubrir sus playas y paisajes con tranquilidad.

También destacó la elegancia de los taxis descapotables, un detalle que capturó su atención y añadió con humor a su relato. “Tienes que venir mínimo dos días, y evitar las terrazas cercanas a la costa porque los precios son un abuso para los turistas”, advirtió con sinceridad.

Además de Capri, Anabel ha disfrutado de otras paradas durante el crucero, incluyendo las Islas Baleares y varias localidades italianas.

En Ibiza, por ejemplo, pasó tiempo en un exclusivo ‘beach club’ y en Roma, una ciudad que tanto ella como su pareja ya conocen bien,

decidieron no visitar esta vez para aprovechar la piscina del barco y disfrutar de un momento de relax con su hija en un ambiente más tranquilo, lejos del bullicio turístico.

Anabel también compartió una imagen que ha causado sensación en las redes sociales: una fotografía suya al atardecer, desde la cubierta del crucero, sin camiseta y contemplando el mar, acompañada de un mensaje que invita a disfrutar de los pequeños grandes momentos.

Esta imagen ha mostrado otra faceta de la influencer, menos enfocada en los grandes eventos y más en la intimidad y la conexión con su familia y el entorno.

La experiencia de Anabel Pantoja en este viaje no solo revela la belleza y el lujo de algunos destinos del Mediterráneo, sino que también pone

en evidencia los costos y la realidad que no suelen mostrarse en redes sociales, donde predominan las imágenes ideales y las experiencias perfectas.

Su relato aporta un contraste necesario para quienes planean unas vacaciones similares, ofreciéndoles una guía realista y consejos prácticos basados en su experiencia personal.

En definitiva, este crucero familiar se ha convertido para Anabel en una oportunidad para conectar con sus seguidores de manera cercana y

honesta, mostrando tanto los encantos como los desafíos de viajar con una familia pequeña y cómo gestionar el disfrute en destinos turísticos populares que esconden realidades menos glamorosas.

Su voz aporta frescura y autenticidad a un mundo digital donde a menudo la perfección es solo una fachada.