Ángel y Ana Catherine han disfrutado de una bonita velada llena de magia y conexión en el restaurante del amor de ‘First Dates’

El programa ‘First Dates’ volvió a demostrar que nunca es tarde para enamorarse, y la última cita emitida ha sido un claro ejemplo de ello.

Ana Catherine, una irlandesa de 76 años, y Ángel, natural de Guadalajara y de la misma edad, protagonizaron una velada llena de magia, complicidad y conversaciones que conectaron de inmediato.

Ana llegó al restaurante con un aura especial, describiéndose como una mujer que busca sensibilidad y educación en su pareja, dejando claro desde el primer momento: “No quiero un bruto, ya tuve uno y no quiero más de eso”.

Su historia personal añadió un aire de misterio a la cita, pues Ana relató cómo llegó a España siendo muy joven tras enamorarse de un español en Londres:

“La noche que lo conocí bebí vino, que no estaba acostumbrada, y me acosté con él. Pensé que era un pecado mortal y me casé con él”.

Tras aquel matrimonio y un posterior divorcio, regresó a Irlanda durante una década para redescubrir su país y explorar nuevas relaciones antes de volver a España, donde ahora desea encontrar a alguien sensible y preparado para la vida.

Con humor y cercanía, Carlos Sobera bromeó sobre sus expectativas, preguntando si buscaba a alguien de la realeza, a lo que Ana Catherine respondió riéndose: “No, no, soy irlandesa, de la República de Irlanda”.

Incluso compartió detalles curiosos sobre su linaje vikingo: “En Irlanda hay torres altas; los irlandeses se metieron en ellas cuando llegaron los vikingos, pero uno de mis antepasados se quedó fuera. Por eso muchos de nosotros tenemos el pelo rubio de los vikingos”.

Estos detalles personales crearon un aura de fascinación alrededor de Ana, generando aún más interés en su cita.

Por su parte, Ángel llegó al programa con una idea clara de lo que esperaba encontrar en una mujer: alguien con quien pudiera mantener conversaciones interesantes y profundas, alejadas de superficialidades como marcas o vacaciones.

La primera impresión fue inmediata y positiva; Ana valoró su forma de vestir y Ángel se mostró fascinado por la historia de Irlanda y Escocia, calificando su encuentro con un “9 sobre 10”.

Durante la cena, surgieron conversaciones que reforzaron la conexión entre ambos.

Ángel habló de su pasión por la caza mayor y de su alergia que lo hacía toser tras pasar tiempo en el campo, mientras que Ana confesó que disfrutaba de su jardín, apreciando la tranquilidad y suavidad de su acompañante:

“Es una persona suave, tranquila y da gusto estar con alguien con quien puedes fluir”, comentó Ana. A medida que avanzaba la velada, se compartieron recuerdos y experiencias personales, fortaleciendo la complicidad.

Ángel le preguntó sobre su vida en Irlanda y su regreso a España, y Ana Catherine explicó que tras una relación de cinco o seis años en su país natal, había decidido volver buscando nuevas oportunidades y experiencias.

El nivel de cercanía entre ambos fue notable, con Ángel expresando en privado su admiración: “Me ha parecido atractiva, en el sentido físico.

Cuando la conocí en los primeros momentos, me pareció atractiva mentalmente, y poco a poco me he ido dando cuenta de que es una mujer importante, una mujer preparada y educada.

En fin, una señora”. Estas palabras reflejan el respeto y el interés genuino que surgió durante la cita, destacando la conexión emocional que se fue formando.

El momento gastronómico también fue un punto clave de la velada. Al hablar de sus gustos, coincidieron en que el rodaballo salvaje era su pescado favorito, lo que llevó a Ángel a proponer: “Pues un día nos lo comemos juntos”.

Ana aceptó con entusiasmo, dejando entrever que la química entre ambos podría dar lugar a nuevas experiencias compartidas fuera del programa.

Además de la conversación y la complicidad, Ana Catherine no dudó en utilizar su lado más mágico y espiritual, lanzando de manera simbólica un hechizo de amor hacia Ángel, con la intención de atraer buena fortuna y cariño en su camino romántico.

Este gesto no solo añadió un toque de misterio a la cita, sino que también reflejó su personalidad única y su visión especial del amor y las relaciones, haciendo que el encuentro fuese memorable para ambos.

Al finalizar la velada, quedó claro que la cita no solo había sido entretenida, sino que había abierto la puerta a una posible relación basada en respeto, afinidad y valores compartidos.

La historia de Ana Catherine y Ángel en ‘First Dates’ recuerda que la búsqueda del amor no tiene edad y que la magia puede surgir incluso en los encuentros más inesperados,

demostrando que la combinación de experiencias de vida, sabiduría y una chispa de encanto puede crear momentos verdaderamente inolvidables.