Cayetana Álvarez de Toledo rompe el protocolo en el Congreso y lanza un ataque directo contra Pedro Sánchez desatando gritos aplausos y un caos que dejó a Francina Armengol sin reacción.

 

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En un tenso y agitado día en el Congreso de los Diputados, la vicepresidenta Francina Armengol se vio completamente desbordada cuando la diputada del Partido Popular,

Cayetana Álvarez de Toledo, decidió saltarse su turno para arremeter con fuerza contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Este inesperado ataque no solo provocó una fuerte reacción en la Cámara, sino que también encendió la ira de otros grupos políticos, incluyendo Vox, que se sumaron al desafío, convirtiendo la sesión en un verdadero espectáculo de gritos y acusaciones.

La escena se desarrolló en un ambiente ya de por sí tenso, donde las acusaciones de corrupción y mala gestión del Gobierno eran el tema central.

Álvarez de Toledo, con su característico estilo directo y combativo, comenzó su intervención resaltando la falta de gobernabilidad de Sánchez,

afirmando que “un gobierno que no gobierna es un fraude, un gobierno que improvisa es un riesgo y un gobierno que está corroído por la corrupción es una condena para los ciudadanos”.

Estas palabras resonaron en la Cámara, generando aplausos y murmullos de aprobación entre los miembros de la oposición.

 

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La diputada no se detuvo ahí; continuó enumerando las investigaciones que afectan al presidente y su entorno, afirmando que “29 jueces han avalado esas investigaciones”, lo que subrayó la gravedad de la situación.

“¿Qué ha hecho el Gobierno de España ante esto?”, preguntó, para luego responder su propia pregunta: “Primero decir que todo era mentira, todo eran bulos, era fango”.

Este ataque frontal no solo apuntó a Sánchez, sino también a su administración, acusándolos de calumniar a quienes los investigan.

A medida que la tensión aumentaba, Armengol intentó recuperar el control de la sesión, pero la presión era palpable.

La vicepresidenta, visiblemente afectada, se vio obligada a escuchar cómo la diputada del PP cuestionaba la legitimidad del Gobierno para luchar contra la corrupción.

“¿Ustedes creen que están legitimados para luchar contra la corrupción?”, inquirió Álvarez de Toledo, dejando a Armengol sin una respuesta clara.

 

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La situación se tornó aún más caótica cuando otros miembros de la Cámara comenzaron a intervenir, apoyando a Álvarez de Toledo y sumándose a las críticas.

Vox, en particular, se mostró entusiasta, lo que llevó a un intercambio acalorado de palabras y a un ambiente de confrontación que parecía incontrolable. Los aplausos y gritos de apoyo resonaban a lo largo del hemiciclo, mientras Armengol intentaba, sin éxito, restablecer el orden.

En medio de este tumulto, la diputada continuó exponiendo sus argumentos, acusando a Sánchez de haber encubierto escándalos de corrupción dentro de su propio partido.

“El señor Sánchez sabía lo de Ábalos y lo tapó. Sabía lo del fiscal general del Estado y lo respaldó”, afirmó, destacando la falta de coherencia y transparencia del Gobierno.

La diputada no escatimó en detalles, recordando a los presentes que “hoy comparece el señor Sánchez ante el legislativo y su mujer esta misma mañana comparece ante el judicial”, lo que marcó un hito en la historia democrática de España.

El clímax de la sesión llegó cuando Álvarez de Toledo cuestionó directamente a Armengol sobre la capacidad del Gobierno para manejar la crisis de corrupción.

“Si cualquiera de nosotros tuviese ahora mismo a su mujer compareciendo ante un juzgado por su quinto delito, ¿usted qué me diría?”, preguntó, instando a la vicepresidenta a reflexionar sobre la legitimidad de su administración.

 

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A pesar de los intentos de Armengol por desviar la atención y retomar el control, la presión de la oposición se hizo insostenible. Los aplausos y gritos de apoyo a Álvarez de Toledo continuaron, mientras la vicepresidenta se veía cada vez más atrapada en un mar de críticas.

La situación culminó en un intercambio de acusaciones entre los miembros de la oposición y el Gobierno, donde se cuestionó la integridad de las instituciones y el respeto por el Estado de derecho.

La sesión terminó con un ambiente de tensión palpable, dejando a muchos en el Congreso preguntándose cómo se manejarían las consecuencias de este enfrentamiento.

El desafío de Álvarez de Toledo no solo puso en evidencia las vulnerabilidades del Gobierno de Sánchez, sino que también dejó entrever un clima político cada vez más polarizado en España, donde la lucha por el poder y la legitimidad se intensifica en cada sesión.

Así, el Congreso se convirtió en un escenario de batalla, donde las palabras se convirtieron en armas y la política, en un campo de confrontación. La pregunta que queda en el aire es: ¿cuál será el próximo capítulo en esta historia de tensión y desafío político?

 

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