Un avión Boeing 787 de Air India con 242 personas a bordo se estrelló poco después de despegar de Ahmedabad rumbo a Londres, dejando solo un superviviente, Vishwash Kumar Ramesh, mientras las autoridades indias y la compañía Boeing enfrentan duras críticas por posibles fallos técnicos y negligencias previas.

En cuestión de segundos, un vuelo que debía unir Ahmedabad con Londres Gatwick se convirtió en un infierno sobre la tierra.

El pasado 12 de junio, el Boeing 787-8 Dreamliner de Air India, con 242 personas a bordo, se estrelló apenas minutos después del despegue, provocando una de las tragedias aéreas más impactantes en la historia reciente del país.

Entre el humo, el fuego y los gritos, solo uno sobrevivió: Vishwash Kumar Ramesh, de 38 años. Su historia, sumada a los extraños indicios técnicos del accidente, ha abierto una investigación que apunta no solo a fallos mecánicos, sino también a posibles negligencias previas por parte de la compañía aérea.

Todo esto ocurre en un momento delicado para Boeing, cuyos modelos ya venían siendo cuestionados por incidentes previos y alertas internas desatendidas.

El avión, que transportaba a 217 adultos, 11 niños y 12 tripulantes, despegó a las 13:38 desde el aeropuerto Sardar Vallabhbhai Patel de Ahmedabad. Pocos segundos después, a una altura de apenas 200 metros, la aeronave perdió súbitamente altitud.

Se emitió un mayday, pero ya era tarde. El impacto fue brutal: el avión cayó directamente sobre un edificio residencial ocupado por estudiantes de medicina, estallando en una bola de fuego visible a kilómetros.

Las imágenes aéreas muestran un cráter humeante rodeado de escombros y cuerpos calcinados. Entre las víctimas se encontraba el exministro estatal Vijay Rupani, lo que aumentó la atención nacional e internacional.

El único que logró salir con vida fue Kumar Ramesh, quien milagrosamente ocupaba el asiento 11A junto a una salida de emergencia. “Sentí una explosión, y luego oscuridad. Cuando abrí los ojos, todo estaba en llamas”, relató desde el hospital.

Su salvación ha alimentado especulaciones en redes sociales, algunos incluso hablando de una “maldición o bendición” en ese asiento específico, pues ya ha habido al menos otros dos supervivientes en accidentes anteriores que iban en la misma posición.

Sin embargo, los expertos insisten en que su ubicación junto a una salida, el uso correcto del cinturón y un ángulo específico de impacto pueden haber marcado la diferencia entre la vida y la muerte.

Las cajas negras, ya recuperadas, podrían tardar semanas en analizarse debido a los daños causados por el calor extremo. En paralelo, varios expertos han comenzado a analizar el breve ascenso y brusca caída captados por Flightradar24.

El vídeo de una cámara de seguridad cercana muestra lo que parece la activación de la turbina de emergencia, la RAT (Ram Air Turbine), mecanismo que solo se despliega cuando hay una pérdida total de potencia o falla eléctrica grave.

Que esto ocurriera tan temprano en el vuelo ha puesto en alerta a los investigadores. ¿Fue un fallo simultáneo de ambos motores? ¿Hubo errores en la configuración de despegue, como flaps o tren de aterrizaje? ¿O se trató de una sobrecarga por exceso de combustible y peso?

El Dreamliner accidentado formaba parte de la flota de Air India desde hace varios años, y aunque mantenía un registro técnico correcto, ya había sido señalado por problemas internos.

De hecho, dos técnicos que alertaron en 2024 sobre fallos estructurales en otro Boeing 787 fueron despedidos por “alarmismo injustificado”.

Hoy, tras esta catástrofe, se han reavivado las críticas por parte de sindicatos de mantenimiento y antiguos trabajadores, que denuncian una cultura de silencio y negligencia en la compañía.

Air India, ahora en manos del conglomerado Tata, ha optado por suspender el 15 % de sus vuelos internacionales en modelos Boeing 777 y 787 como medida preventiva.

La tragedia ha generado un terremoto político y emocional en la India. El primer ministro Narendra Modi se desplazó personalmente al lugar del siniestro, donde prometió una investigación transparente y castigos ejemplares si se demuestra negligencia.

Las banderas ondearon a media asta durante tres días, y se organizaron ceremonias religiosas simultáneas en Gujarat, Delhi y Mumbai.

El dolor es compartido también por Reino Unido, país al que se dirigía el vuelo: 49 ciudadanos británicos, entre ellos una familia entera que volvía de unas vacaciones espirituales, fallecieron en el impacto.

Además, siete portugueses, un canadiense y numerosos estudiantes extranjeros también figuran entre las víctimas.

Para la empresa Boeing, el accidente representa un golpe demoledor. El modelo 787-8, lanzado como un símbolo de eficiencia y modernidad, no había tenido incidentes fatales desde su entrada en servicio.

Pero la compañía ya venía tambaleándose por problemas en su modelo 737 MAX y diversas sanciones en EE.UU. Tras la catástrofe, las acciones de Boeing cayeron más de un 5 % y varios países han solicitado revisiones más estrictas en sus protocolos de seguridad.

El propio Departamento de Transporte de EE.UU. ha confirmado que colaborará con India en la investigación, junto con la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) y la Oficina de Investigación de Accidentes del Reino Unido.

Mientras tanto, los familiares de las víctimas han comenzado a exigir indemnizaciones y explicaciones. Air India ha abierto un canal directo de comunicación para los deudos, aunque muchos critican la lentitud de respuesta.

Decenas de personas siguen hospitalizadas por quemaduras y heridas tras el impacto en tierra, pues el edificio residencial sobre el que cayó el avión estaba habitado por jóvenes estudiantes, varios de los cuales quedaron atrapados bajo los escombros.

Hasta el momento, se han identificado 251 cadáveres, y se espera que el número de víctimas totales supere los 260.

La investigación apenas comienza, pero ya hay señales inquietantes. Se busca reconstruir segundo a segundo lo ocurrido, desde los primeros fallos hasta la última llamada de socorro.

La historia de Vishwash Kumar, el único que vivió para contarlo, se ha convertido en símbolo de esperanza y también de muchas preguntas sin respuesta. ¿Cómo es posible que un avión de última generación caiga sin previo aviso?

¿Fue un error humano, un defecto oculto o la consecuencia de una cadena de negligencias? La respuesta podría tardar meses… o incluso años. Pero una cosa está clara: este accidente ha cambiado para siempre la confianza en el cielo indio.