El desplome del PSOE en Andalucía bajo el liderazgo de Mª Jesús Montero agudiza la crisis del partido, mientras el PP de Juanma Moreno consolida su mayoría absoluta y VOX se afianza como tercera fuerza.

La política andaluza se encuentra en una encrucijada, y el reciente desplome de Mª Jesús Montero en las encuestas ha encendido las alarmas dentro del PSOE.

La última encuesta electoral revela que el Partido Popular, liderado por Juanma Moreno, se sitúa en un aplastante 42,2% de los votos, lo que le asegura una mayoría absoluta con entre 57 y 59 escaños.

Este resultado no solo refleja un respaldo contundente a la gestión de Moreno, sino que también plantea serias interrogantes sobre el futuro del socialismo en una región que durante décadas fue su bastión.

A medida que el PSOE se hunde hasta un preocupante 23%, la llegada de Montero como candidata no ha logrado revitalizar al partido, sino que ha acentuado su crisis.

Con apenas 25-28 escaños proyectados, la exministra ha sido enviada a Andalucía en un intento desesperado por recuperar terreno, pero el resultado ha sido devastador.

La decisión de Pedro Sánchez de colocar a Montero al frente de la candidatura andaluza parece haber sido un movimiento fallido, y las voces dentro del propio PSOE que exigen su relevo se multiplican.

Montero, quien ha mantenido un perfil bajo desde su salida del Gobierno central, se ha visto atrapada en un mar de críticas. Muchos socialistas piden una nueva figura que no esté vinculada a escándalos ni a la sombra de la corrupción.

La imagen de Montero se ha deteriorado, y su fracaso en Andalucía podría marcar el fin de su carrera política, al menos en el ámbito regional.

La situación es aún más alarmante para el PSOE, ya que VOX, liderado por Santiago Abascal, sigue creciendo y ya roza el 15% de los votos, consolidándose como una fuerza política que amenaza con superar al socialismo andaluz.

Las encuestas muestran que la izquierda radical también se encuentra en un estado de descomposición. Dividida entre Por Andalucía, que apenas alcanza un 8,5%, y Adelante, con un 3,8%, la falta de cohesión y liderazgo en la izquierda parece confirmar que Andalucía está apostando por la estabilidad y el sentido común que representa el PP. Esta tendencia indica un cambio significativo en la percepción de los votantes andaluces, quienes parecen haber cerrado filas en torno a un liderazgo sólido y una gestión eficaz.

La situación política en Andalucía no solo se limita a las encuestas. Las intervenciones de líderes políticos como Isabel Díaz Ayuso, Iván Espinosa de los Monteros y Rocío Monasterio han resonado en la comunidad, mientras que figuras como Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se encuentran en una posición defensiva.

La presión sobre Montero se intensifica, y el clamor por su dimisión se hace cada vez más fuerte.

La crisis del PSOE en Andalucía es un reflejo de un problema más amplio que enfrenta el partido a nivel nacional. Con la pérdida de apoyo en diversas regiones, la necesidad de una renovación en el liderazgo se vuelve imperativa.

La figura de Montero, que alguna vez fue vista como un posible salvavidas para el socialismo andaluz, ahora se percibe como un lastre.

La presión interna y externa podría llevar a un cambio drástico en la estrategia del partido, ya que la supervivencia política de muchos socialistas depende de la capacidad de adaptarse a las nuevas realidades.

En este contexto, el futuro de Mª Jesús Montero es incierto. Su carrera política, que alguna vez prometía un ascenso, ahora está en la cuerda floja.

La presión por su cabeza se intensifica, y la posibilidad de que se convierta en la chivo expiatorio de la debacle del PSOE en Andalucía es cada vez más real.

Los votantes han hablado, y su mensaje es claro: buscan un cambio, una nueva dirección que no esté marcada por los fracasos del pasado.

El panorama político en Andalucía está en constante evolución, y el descalabro de Montero podría ser solo el principio de una serie de cambios significativos en el PSOE.

Con un electorado cada vez más exigente y una oposición que se fortalece, el partido se enfrenta a un desafío monumental.

La pregunta que queda en el aire es: ¿podrá el PSOE recuperarse de este golpe mortal, o será el fin de una era para el socialismo en Andalucía? La respuesta podría determinar no solo el futuro de Montero, sino también el destino del partido en las próximas elecciones.