La reina Sofía atraviesa uno de los momentos más duros de su vida ante el inminente fallecimiento de su hermana Irene de Grecia, su gran apoyo emocional durante décadas en Zarzuela, mientras la Familia Real se prepara en silencio para una despedida que marcará el final de una era personal e íntima.

 

La amarga situación que vive la reina Sofía con su hermana Irene de Grecia:  "En Zarzuela son conscientes"

 

El silencio que rodea a la Familia Real española en los últimos días esconde una preocupación que va mucho más allá de la política o los compromisos institucionales.

La reina Sofía, siempre discreta y firme en sus apariciones públicas, está atravesando uno de los momentos más duros de su vida personal: el grave deterioro de la salud de su hermana, Irene de Grecia.

La Casa Real guarda un hermetismo absoluto, pero lo que hasta hace poco era un rumor se ha convertido en un secreto a voces dentro del Palacio de la Zarzuela.

La situación es tan crítica que incluso algunas voces próximas a la familia ya hablan sin tapujos de que el final podría estar cerca. La preocupación no es solo lógica, es también profunda, porque Irene no es una figura cualquiera.

Es la mujer que ha acompañado a Sofía en sus momentos más difíciles, la confidente silenciosa, la hermana que, sin ocupar portadas ni ejercer funciones oficiales, ha sido el gran pilar emocional de la reina emérita desde que ambas llegaron a España tras el matrimonio de Sofía con Juan Carlos I.

 

La complicada situación de la reina Sofía: ya sabe cómo será en el entierro  de su hermana Irene de Grecia

 

Irene de Grecia nació en 1942 en Sudáfrica, durante el exilio de la familia real helena tras la invasión nazi de Grecia. Hija del rey Pablo I y de Federica de Hannover, y hermana menor del rey Constantino II y de la propia Sofía, siempre mantuvo un perfil reservado.

Pero quienes conocen bien la historia de la Familia Real saben que Irene ha sido durante décadas la sombra protectora de su hermana.

Cuando estallaron los escándalos en torno a don Juan Carlos, cuando la figura de Sofía fue cuestionada por soportar en silencio las infidelidades y controversias del rey emérito, Irene estuvo allí.

Callada, serena, sosteniendo desde la intimidad una dignidad que Sofía supo mantener siempre de puertas afuera.

Nunca se casó, no tuvo hijos, y dedicó su vida a la música, la cultura y la protección de los animales, fundando incluso una organización benéfica con ese fin. Pero su verdadera dedicación fue siempre su familia.

Acompañó a su madre Federica hasta el final y después se trasladó definitivamente a vivir con su hermana a Zarzuela, convirtiéndose en su apoyo constante.

 

En Casa Real ya se habla sin censura de la inminente muerte de Irene de  Grecia

 

Hoy, ese círculo íntimo se tambalea. Los problemas de salud de Irene, que lleva años luchando discretamente con un deterioro progresivo, han alcanzado un punto de difícil retorno.

Aunque no hay comunicados oficiales, fuentes próximas a la familia aseguran que su estado es muy delicado y que Sofía apenas se separa de ella.

La reina emérita ha reducido al mínimo sus apariciones públicas y se refugia en la intimidad del palacio, pendiente a cada momento de la evolución de su hermana. Incluso en círculos próximos a la Casa Real griega se empieza a preparar el terreno para una posible despedida.

El fallecimiento en 2023 del rey Constantino II, hermano mayor de Sofía e Irene, ya supuso un duro golpe para ambas, especialmente para Sofía, que ha visto cómo en apenas unos años su familia más directa se ha ido apagando.

Primero fue su madre, después Constantino, y ahora Irene parece estar librando su última batalla. La imagen que se transmite desde Zarzuela es la de una reina madre cada vez más sola, aunque con la fortaleza que siempre ha caracterizado a Sofía.

 

La complicada situación de la reina Sofía: ya sabe cómo será en el entierro  de su hermana Irene de Grecia

 

El dolor es aún mayor porque Irene ha sido una figura invisible para el gran público, pero absolutamente esencial para entender la vida de la reina Sofía.

Mientras en la opinión pública se hablaba de Letizia, de Leonor o de Juan Carlos, Irene estaba siempre en segundo plano, sin hacer ruido, pero siendo ese refugio indispensable al que Sofía acudía en los momentos más oscuros.

No es casualidad que la reina emérita nunca haya querido desprenderse de su hermana, ni siquiera cuando los protocolos palaciegos aconsejaban mantener distancia entre los miembros activos de la Familia Real y quienes no tenían funciones oficiales. Para Sofía, Irene era, simplemente, imprescindible.

El drama de Irene se suma a un contexto complicado para la monarquía española. Aunque la figura del rey Felipe VI ha conseguido restaurar parte del prestigio institucional perdido tras los escándalos de su padre, en el plano personal las heridas siguen abiertas.

Las tensiones entre doña Sofía y doña Letizia han sido recurrentes, aunque en los últimos años se ha optado por mostrar una imagen pública más conciliadora.

 

 

Pero la posible pérdida de Irene amenaza con desestabilizar emocionalmente a una Sofía que, a sus 86 años, ha demostrado ser uno de los pilares más sólidos de la institución.

La reina emérita afronta ahora lo que podría ser su mayor prueba: despedirse de la única persona que ha sido testigo fiel de toda su trayectoria vital, desde los fastos de la boda real hasta el ocaso silencioso en Zarzuela.

La Familia Real guarda silencio, pero el ambiente en Zarzuela es denso, cargado de resignación y tristeza contenida. Porque no se trata solo de una hermana, sino de la única testigo silenciosa de la verdadera historia personal de Sofía.

Irene de Grecia ha sido el ángel guardián de una reina marcada por la soledad, y ahora ese ángel se apaga, dejando a Sofía frente al vacío más cruel: el de perder a quien más la ha protegido siempre. Nadie lo dice en voz alta, pero en Zarzuela ya se preparan para el adiós.

Y detrás de las puertas cerradas del palacio, la reina Sofía enfrenta su tragedia más íntima con el coraje que siempre la ha definido, pero con el corazón roto. Porque cuando Irene se vaya, Sofía quedará definitivamente sola.