Los Reyes Felipe VI y Letizia, junto a doña Sofía, protagonizan una emotiva despedida al papa Francisco en la Nunciatura de Madrid, mostrando unidad familiar y respeto institucional en un gesto que ha conmovido a toda España.

 

Los Reyes Felipe VI y Letizia, junto a Doña Sofía y de riguroso luto, firman  el libro de condolencias en honor al Papa Francisco

 

Con una solemnidad que impactó tanto por su simbolismo como por su emotividad, los Reyes Felipe VI y Letizia, acompañados por doña Sofía, protagonizaron este martes una de las escenas más significativas del año en la vida institucional de España.

En la sede de la Nunciatura Apostólica en Madrid, los tres miembros de la familia real firmaron el libro de condolencias tras el fallecimiento del papa Francisco, en una aparición marcada por la unidad, el respeto y una profunda carga simbólica que no pasó desapercibida.

Vestidos con riguroso luto, sus gestos hablaron incluso más que las palabras. El rey Felipe VI fue el primero en dirigirse al libro, donde dejó un mensaje en nombre de la Corona que trascendía lo meramente protocolario.

“Nuestro recuerdo más sentido a la figura y personalidad irrepetible de su santidad el Papa Francisco, que trasciende su dimensión eclesiástica; y nuestra admiración y respeto por su total entrega a la tarea evangélica hasta el último aliento de su vida”, escribió.

Estas palabras, también rubricadas por la reina Letizia y doña Sofía, reflejaron la admiración común hacia una figura que, desde el Vaticano, supo ganarse un lugar en el corazón de millones, incluso de quienes no profesaban la fe católica.

Pero lo que más llamó la atención no fueron solo las palabras. Fue la complicidad, el tono íntimo y respetuoso que se percibió entre Letizia y doña Sofía.

La reina ofreció su brazo a la madre del rey para ayudarla a caminar, en un gesto de afecto y deferencia que ha dado mucho que hablar. Una imagen que contrasta con tensiones pasadas y que ahora se presenta como una reconciliación visual en medio de un escenario de recogimiento.

El rey, al percatarse de la llegada de su madre, interrumpió su conversación con el nuncio apostólico para saludarla con dos besos cálidos, cerrando así una escena que no fue solo institucional, sino también familiar.

 

Los Reyes Felipe VI y Letizia, junto a Doña Sofía y de riguroso luto, firman  el libro de condolencias en honor al Papa Francisco

 

La jornada no se detuvo ahí. Pese a la solemnidad del acto, los Reyes retomaron su agenda habitual, participando posteriormente en el almuerzo con motivo de la entrega del Premio Cervantes al escritor Álvaro Pombo.

Sin embargo, todas las miradas seguían puestas en la despedida al papa Francisco, cuya huella dejó una marca indeleble en la historia contemporánea.

Elegido en 2013 como el primer pontífice americano y jesuita, Jorge Mario Bergoglio fue, durante más de una década, una figura de apertura, cercanía y compromiso con los más vulnerables.

Su capacidad de diálogo, su crítica firme a las injusticias sociales y su voluntad de reforma en el seno de la Iglesia le ganaron tantos seguidores como detractores.

El funeral del papa Francisco tendrá lugar este sábado en la Basílica de San Pedro, pero con un giro que lo distingue de sus predecesores: será enterrado en Santa María la Mayor, una decisión personal que refleja su humildad y deseo de permanecer cerca del pueblo.

A la ceremonia asistirán los Reyes, doña Sofía y una delegación española compuesta por las vicepresidentas del Gobierno, el ministro de la Presidencia y el líder de la oposición, en una muestra de unidad institucional ante una figura que supo inspirar tanto dentro como fuera de la fe.

 

Imágenes: los Reyes cumplen quince años de casados | Imágenes

 

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, no estará presente, siguiendo la tradición protocolaria que establece que sea el jefe del Estado quien represente a España en este tipo de actos.

Esta ausencia, lejos de restar importancia, refuerza el papel central de la Corona en los grandes gestos de Estado y subraya la neutralidad política en momentos de especial sensibilidad.

No deja de ser significativo que la Casa Real haya sabido interpretar este momento no solo como una obligación institucional, sino también como una oportunidad de conectar con la ciudadanía.

En tiempos de desafección hacia las instituciones, imágenes como las del martes, donde el afecto entre generaciones reales se hizo evidente, y donde el respeto hacia una figura internacional como el papa Francisco fue sincero, suponen un bálsamo ante tanta crispación cotidiana.

La muerte del papa no solo marca el final de un pontificado, sino también el inicio de un nuevo periodo de reflexión en el seno del catolicismo.

Francisco abrió caminos hacia una Iglesia más inclusiva, más comprometida con el cambio climático, con la pobreza y con los derechos humanos.

Su ausencia deja un vacío difícil de llenar, y en ese vacío, el gesto de los Reyes y doña Sofía cobra aún más sentido: una despedida digna, a la altura de lo que representó, y que unió, aunque fuera por un momento, a toda España en un mismo sentimiento.