El rey emérito Juan Carlos I regresa a Sanxenxo para participar en la regata de vela y disfrutar de la gastronomía gallega, en un viaje que coincide con la inminente llegada de la Princesa Leonor a Marín tras seis meses de instrucción naval.

El rey emérito Juan Carlos I ha hecho su tan esperado regreso a Sanxenxo, donde ha disfrutado de un fin de semana lleno de actividades que combinan su pasión por la vela y la buena gastronomía.

Esta es la cuarta vez que el monarca visita esta encantadora localidad de la provincia de Pontevedra en lo que va del año, y su llegada ha sido recibida con entusiasmo por los aficionados al deporte náutico.

Durante su estancia, Juan Carlos I ha participado en la Regata Hotel Carlos I Silgar-Trofeo Xacobeo de 6 metros, un evento que reúne a más de 150 regatistas y alrededor de 30 embarcaciones en la ría de Pontevedra, destacando la tradición y la competición de alto nivel que caracteriza a este evento.

El viernes, Juan Carlos se embarcó en la embarcación auxiliar Cristina para familiarizarse con el entorno en la primera jornada de la competición.

Su llegada al aeropuerto de Peinador en Vigo, procedente de Logroño, fue marcada por un cálido recibimiento por parte de su amigo Pedro Campos, presidente del Real Club Náutico.

Juntos, se trasladaron por carretera a Sanxenxo, donde Campos le ofreció hospitalidad en su casa en las afueras de la localidad.

En el puerto, se encuentra amarrado el Bribón, el barco de clase 6 metros del que Juan Carlos es patrón, continuando así con la tradición familiar que lo une a su hijo, el Rey Felipe VI.

Durante su visita, el rey emérito también hizo una parada en la bodega Marqués de Murrieta, conocida por sus renombrados vinos.

Este lugar tiene un significado especial, ya que fue fundado en 1852 y está presidido por Vicente Dalmau Cebrián-Sagarriga, conde de Creixell y barón de la Pobadilla, quien forma parte de su círculo cercano.

La combinación de deporte y buena gastronomía sigue siendo una constante en la vida del rey, quien disfrutó de la cocina gallega en compañía de sus amigos más íntimos.

A pesar de que el clima se presenta nublado, con previsiones de lluvia para el domingo, Juan Carlos I tiene la oportunidad de degustar los exquisitos mariscos de la región.

Uno de sus restaurantes favoritos es la marisquería D’Berto, ubicada en O’Grove, reconocida como uno de los mejores lugares para disfrutar del marisco y pescado en las Rías Baixas.

Este fue el mismo lugar que eligió en abril pasado para compartir mesa con Vicente Dalmau y su inseparable escolta, Vicente García-Mochales, conocido como Mochi.

El regreso del rey emérito a Sanxenxo no solo ha sido un momento de celebración por su amor por la vela, sino que también ha coincidido con un momento familiar significativo.

Tres días después de su llegada, la Princesa Leonor arribará a Marín, a solo veinticinco kilómetros de Sanxenxo, a bordo del buque escuela Juan Sebastián de Elcano, tras seis meses de instrucción naval.

Este encuentro familiar ha despertado el interés de los medios, ya que se espera que el miércoles 16, Felipe VI y su esposa, Doña Letizia, se trasladen a Marín para la ceremonia de entrega de los reales despachos en la Escuela Naval de Marín.

La presencia del rey emérito en Sanxenxo ha generado una mezcla de emociones entre los seguidores de la familia real, quienes ven en estos eventos una oportunidad para conectar con la historia y la tradición de la monarquía española.

La relación entre Juan Carlos I y su familia ha sido objeto de atención mediática, especialmente en el contexto de su distanciamiento en los últimos años.

Sin embargo, este fin de semana parece ser una oportunidad para que el rey emérito disfrute de la compañía de sus seres queridos y de un entorno que siempre ha sido especial para él.

Así, el regreso del rey Juan Carlos I a Sanxenxo se convierte en un evento que no solo celebra su amor por la vela, sino que también resalta la importancia de los lazos familiares en momentos de cambio y reflexión.

Con un futuro incierto, la figura del rey emérito sigue siendo un tema de interés y debate en la sociedad española, y su presencia en Sanxenxo es un recordatorio de su legado y de los momentos que aún pueden compartirse en familia.