Alberto Núñez Feijóo protagoniza un duro enfrentamiento en el Congreso contra Mertxe Aizpurua, de Bildu, recordando el asesinato de Miguel Ángel Blanco y acusando al partido abertzale de intentar borrar la memoria del terrorismo de ETA, en un gesto que busca reforzar su imagen ante unas elecciones marcadas por la polarización política.

En un momento que ha captado la atención de toda España, Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular, ha lanzado una contundente intervención en el Congreso que ha dejado a muchos boquiabiertos.

En su discurso, Feijóo no solo se dirigió a Mertxe Aizpurua, representante de Bildu, sino que también evocó recuerdos dolorosos de la historia reciente de España, específicamente los trágicos días que rodearon el asesinato de Miguel Ángel Blanco en julio de 1997.

Este evento, que marcó un antes y un después en la lucha contra el terrorismo de ETA, unió a la nación en un clamor por la paz y la justicia.

Feijóo comenzó su intervención recordando cómo, en aquellos días de luto y desesperación, los españoles se unieron más allá de sus diferencias políticas.

La imagen de miles de personas en las calles, con velas y banderas, simbolizando la resistencia contra el terrorismo, resuena hoy más que nunca. “Nunca olvidaré aquellos días”, afirmó, enfatizando la necesidad de recordar el pasado para no repetirlo.

Su llamado a la memoria histórica se convierte en un grito de alerta ante lo que él considera una “colonización de nuestras instituciones” por parte de aquellos que deberían estar entre rejas.

El líder popular no escatimó en palabras al referirse a la representante de Bildu, Mertxe Aizpurua, a quien acusó de intentar borrar la historia y de ser cómplice de un pasado criminal que aún duele en la memoria colectiva.

“Es inaceptable que aquellos que han justificado el terrorismo tengan voz en nuestras instituciones democráticas”, declaró Feijóo, desafiando no solo a Aizpurua, sino a todos los que, según él, intentan reescribir la historia de España.

Esta intervención no es un hecho aislado. En los últimos años, la polarización política en España ha crecido, y el papel de partidos como Bildu, que nacieron de la disolución de ETA, ha sido objeto de intensos debates.

Muchos ciudadanos se sienten divididos: por un lado, están aquellos que abogan por la reconciliación y el diálogo, y por otro, los que creen que nunca se debe olvidar el sufrimiento causado por el terrorismo.

Feijóo, con su discurso apasionado, se posiciona claramente en este último grupo, apelando a la emoción y al sentido de justicia de los españoles.

El contexto de su intervención también es crucial. Con las elecciones generales a la vuelta de la esquina, cada palabra cuenta.

Feijóo busca consolidar su imagen como el defensor de la unidad y la memoria histórica, mientras que Aizpurua y Bildu intentan demostrar que su enfoque es el correcto para avanzar hacia una sociedad más inclusiva.

Sin embargo, la sombra del terrorismo y el dolor del pasado son difíciles de ignorar. La intervención de Feijóo no solo fue un ataque a Aizpurua, sino un llamado a todos los españoles a reflexionar sobre su historia.

“No podemos permitir que se olvide lo que ocurrió”, enfatizó, instando a la ciudadanía a recordar a las víctimas del terrorismo y a no dejar que su memoria se desvanezca.

Su discurso resonó especialmente entre aquellos que vivieron en carne propia los horrores de la violencia de ETA, quienes se sienten traicionados por cualquier intento de suavizar o justificar el pasado.

Además, el impacto de esta intervención se extiende más allá del Congreso. Las redes sociales se inundaron de reacciones, con muchos usuarios apoyando a Feijóo y otros criticando su enfoque.

Los hashtags relacionados con su discurso, como #Bildu y #Feijoo, se volvieron tendencia, mostrando la polarización de opiniones en el país.

La pregunta que muchos se hacen ahora es: ¿será suficiente esta intervención para cambiar la percepción del electorado sobre la historia reciente de España y el papel de Bildu en la política actual?

En este clima de tensión, la figura de Feijóo se fortalece como un líder que no teme confrontar el pasado, mientras que Aizpurua y su partido enfrentan el desafío de justificar su legado.

La historia de España, llena de luces y sombras, sigue siendo un tema candente en la política actual, y este episodio es solo un capítulo más en un libro que parece no tener fin.

Finalmente, la invitación de Feijóo a los ciudadanos a compartir sus experiencias y recuerdos de aquellos días trágicos de julio de 1997 es un claro indicativo de que la memoria colectiva sigue viva.

“¿Dónde estabas tú cuando sucedió?”, pregunta retóricamente, buscando conectar emocionalmente con su audiencia y recordarles que el pasado, por doloroso que sea, es parte de la identidad nacional que debemos preservar y honrar.