Los incendios que afectan a Galicia desde hace diez días han provocado evacuaciones masivas, carreteras cortadas y daños extensos en bosques y aldeas, mientras autoridades, bomberos y voluntarios luchan por contener las llamas y proteger a la población ante un desastre natural de gran magnitud.

 

Los bomberos durante las labores

 

La situación en Galicia se ha vuelto crítica tras diez días consecutivos de incendios forestales que han arrasado más de 50.000 hectáreas, obligando a la evacuación de aldeas enteras y dejando a la provincia de Ourense prácticamente incomunicada.

Desde el pasado 8 de agosto, los focos más graves se concentran en esta provincia, donde carreteras principales han sido cerradas y los servicios de tren interrumpidos, generando un aislamiento sin precedentes que preocupa tanto a autoridades como a los vecinos afectados.

La alarma se intensificó durante la madrugada del domingo, cuando un frente de fuego avanzó rápidamente por los municipios de Verín, Laza y Viana do Bolo. Según testimonios de vecinos, las llamas devoraban los bosques de eucaliptos y robles con una rapidez inusual.

“Nunca habíamos visto algo así, el fuego saltaba de un monte a otro en minutos y el humo nos impedía ver el camino”, relató Carmen Rodríguez, residente de Laza que tuvo que abandonar su hogar junto a su familia.

 

Vista del incendio forestal que

 

Los equipos de emergencia, compuestos por más de 500 bomberos, unidades forestales y voluntarios locales, han trabajado sin descanso bajo condiciones extremas.

Algunos de ellos, como el comandante José Luis Fernández, describieron la situación como “una batalla diaria contra un enemigo implacable, donde cada hectárea salvada es una victoria momentánea”.

El despliegue incluye más de 100 vehículos de extinción, aviones y helicópteros que realizan lanzamientos constantes de agua y retardantes, aunque el viento variable y las altas temperaturas dificultan enormemente las operaciones.

En Ourense, las autoridades han decretado confinamientos masivos en varias localidades para proteger a la población.

Vecinos como Antonio Pérez comentaron su experiencia: “Nos dijeron que nos quedáramos en casa, pero las llamas estaban tan cerca que muchos terminamos evacuando de todos modos. La sensación de impotencia es terrible”.

Los albergues provisionales instalados en escuelas y polideportivos municipales han recibido a cientos de personas, mientras voluntarios distribuyen agua, alimentos y ropa.

 

Extinción del fuego en la

 

El presidente de la Xunta de Galicia, alertando sobre la gravedad de la situación, ha pedido colaboración inmediata del gobierno central y de comunidades vecinas.

“Estamos ante una emergencia que supera nuestras capacidades locales, necesitamos refuerzos y recursos adicionales para controlar estos incendios y proteger a nuestra gente”, declaró en rueda de prensa.

La coordinación entre las diferentes agencias de seguridad y protección civil se ha intensificado, estableciendo centros de control en las zonas más afectadas para supervisar la evacuación y la respuesta a emergencias.

Además del riesgo inmediato de los incendios, expertos en medio ambiente advierten sobre el impacto devastador a largo plazo.

Se estima que la biodiversidad local ha sufrido un golpe significativo, con miles de animales desplazados o muertos, y la pérdida de suelo fértil que podría afectar a la agricultura durante años.

María López, bióloga especialista en ecosistemas gallegos, señaló: “El daño no solo es visible en los bosques quemados; las consecuencias para los ríos, la fauna y los cultivos serán duraderas, y la recuperación llevará mucho tiempo si no se implementan planes de restauración eficaces”.

 

La ola de incendios sin controlar en Galicia avanza con 8.000 hectáreas  arrasadas

 

Entre las escenas más dramáticas de estos días, se han registrado carreteras bloqueadas por árboles caídos y columnas de humo que obligaban a los conductores a detenerse por seguridad.

Las autoridades han instado a la población a no circular en áreas afectadas y a respetar las indicaciones de evacuación, ya que cada minuto puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

En paralelo, la solidaridad ciudadana se ha hecho notar. Vecinos de zonas no afectadas se han movilizado para donar alimentos, ropa y medicinas, mientras que grupos de voluntarios ayudan a los bomberos y a la policía local en la logística de evacuación y control de incendios.

Esta respuesta comunitaria ha sido fundamental para garantizar que quienes perdieron sus hogares tengan un refugio temporal y apoyo inmediato.

Los meteorólogos, por su parte, mantienen un alerta especial para las próximas jornadas, con predicciones de temperaturas superiores a 35°C y vientos fuertes que podrían reavivar los focos más peligrosos.

 

El fuego arrasa 13.520 hectáreas desde el jueves en Galicia

 

Las autoridades han reforzado las medidas preventivas, alertando a la población sobre la prohibición de encender fuego al aire libre y la necesidad de extremar precauciones en zonas rurales y boscosas.

La situación en Galicia se mantiene extremadamente tensa, con un operativo de emergencia que sigue activo las 24 horas del día.

Las imágenes aéreas muestran un paisaje marcado por cenizas y humo, y la población, aunque agotada y preocupada, mantiene la esperanza de que los esfuerzos coordinados de bomberos, voluntarios y autoridades logren controlar los incendios antes de que se conviertan en una catástrofe aún mayor.

Los próximos días serán decisivos para determinar la magnitud del daño y la recuperación de las zonas afectadas.

Mientras tanto, Galicia sigue rodeada por el fuego, con comunidades en alerta máxima y un país que observa con preocupación la evolución de una tragedia que podría marcar un antes y un después en la historia reciente de la región.

 

Incendios en el sur: todo se quema y el gobierno niega | Página|12