El conocido y demandado actor es uno de los que más dinero tiene de Hollywood, habiendo llegado a rechazar una cantidad increíble por un sólo día

George Clooney, uno de los actores más reconocidos y cotizados de Hollywood, ha vuelto a demostrar que no todo en su vida gira en torno al dinero.

A sus 64 años, el intérprete de grandes éxitos como *Ocean’s Eleven* o la mítica serie *Urgencias*, ha revelado que recientemente rechazó una oferta de 35 millones de dólares por solo un día de trabajo,

una decisión que tomó tras una conversación con su esposa, la abogada de derechos humanos Amal Alamuddin, con quien está casado desde 2014.

La propuesta venía de una aerolínea internacional vinculada a un país que, según Clooney, aunque aliado de Estados Unidos, resulta “cuestionable en muchos aspectos”.

El actor explicó en una entrevista: “Sí, me ofrecieron 35 millones por un día de trabajo en un anuncio. Pero hablé con Amal sobre ello y decidimos que no valía la pena”.

La razón no fue económica. Clooney añadió: “Si me va a quitar un solo minuto de sueño, entonces no vale la pena. Ya tengo suficiente”.

Esta reflexión no sorprende viniendo de alguien cuya fortuna personal supera los 500 millones de dólares. En 2017, vendió su empresa de tequila Casamigos —fundada junto a Rande Gerber— por cerca de 1.000 millones de dólares.

Con semejante respaldo económico, Clooney puede permitirse el lujo de elegir meticulosamente sus proyectos y priorizar sus valores éticos por encima del beneficio financiero.

Su esposa Amal, conocida por su trabajo como defensora de los derechos humanos en causas internacionales de alto perfil, se ha convertido en un pilar clave en la vida de George.

“Ella tiene una visión moral muy clara del mundo, y hablar con ella me ayudó a entender que no todo se trata de cuánto te pueden pagar”, afirmó el actor.

Pero Clooney no solo rechaza grandes sumas de dinero: también sabe compartirlo con generosidad. En 2013, sorprendió al mundo cuando regaló un millón de dólares en efectivo a cada uno de sus 14 amigos más íntimos, conocidos como *The Boys*.

Según relató su amigo y socio Rande Gerber, George organizó una cena especial el 27 de septiembre de ese año. Nadie sabía lo que les esperaba.

“Nos dijo: ‘Quiero que todos sepáis lo mucho que significáis para mí. No estaría donde estoy hoy sin vosotros’”, contó Gerber en una entrevista con la BBC.

Después de unas palabras de agradecimiento, cada uno de los invitados recibió un maletín. Dentro, había un millón de dólares en efectivo, con los impuestos ya cubiertos por el propio Clooney.

Gerber confesó que en ese momento no necesitaba el dinero y se lo quiso devolver: “Le dije: ‘George, esto es demasiado, no lo necesito’. Y él respondió: ‘Si alguien no lo acepta, entonces nadie lo recibe’. Así es él”.

El gesto fue aplaudido por la prensa y por sus seguidores, quienes ven en Clooney a una rara excepción en un mundo donde el dinero suele marcar las prioridades.

Ese mismo año, Clooney había participado en la película *Gravity*, dirigida por Alfonso Cuarón y protagonizada por Sandra Bullock. En lugar de cobrar un salario fijo, el actor decidió recibir un porcentaje de la recaudación total.

La película fue un éxito rotundo, superando los 700 millones de dólares en taquilla y obteniendo siete premios Oscar. Parte de esos beneficios, George los destinó a sus amigos.

Esta actitud hacia el dinero contrasta con su postura firme respecto a la política actual.

En julio de este año, una carta escrita por él en *The New York Times* fue determinante para que Joe Biden renunciara a su candidatura presidencial, marcando un punto de inflexión en la política estadounidense.

Mientras tanto, Donald Trump no dudó en atacar al actor calificándolo de “estrella de segunda”, algo que parece no afectarle lo más mínimo.

La popularidad de Clooney va mucho más allá del cine. Su activismo, su vida privada al lado de una mujer admirada en el mundo legal internacional, y sus gestos de generosidad lo han convertido en un referente moral en Hollywood.

Y aunque a veces su fama lo lleva a situaciones insólitas —como cuando fue invitado a la boda del príncipe Harry y Meghan Markle sin conocerles personalmente—, él mantiene siempre una actitud coherente con sus principios.

George Clooney no necesita más dinero. Tampoco más fama. Lo que le preocupa es dormir tranquilo, honrar a quienes siempre estuvieron a su lado y tomar decisiones que estén alineadas con lo que realmente importa.

En un mundo que parece girar sin descanso alrededor del éxito financiero, su ejemplo se vuelve cada vez más extraordinario.