Javier Ungría ha tomado una decisión muy importante en estos días, coincidiendo también con la batalla judicial que todavía mantiene con la madre de su hija Elena Tablada

Javier Ungría, empresario madrileño de 44 años, ha vivido en los últimos meses una etapa cargada de cambios y desafíos, tanto en su vida personal como profesional, que han puesto a prueba su fortaleza y determinación.

Tras su mediática separación de Elena Tablada, madre de su hija, la pareja se encuentra inmersa en una prolongada batalla judicial por la custodia de la pequeña, un proceso que ha captado la atención pública debido a la tensión y las complicaciones que ha generado en sus vidas.

Este conflicto legal, que se ha extendido durante varios años, ha llegado a obligar a Ungría a atender audiencias mediante videollamadas incluso mientras participaba en el reality

“Supervivientes” en Honduras, un hecho que sorprendió a muchos espectadores y mostró la doble lucha que afronta: la de la supervivencia televisiva y la de mantener su papel como padre.

El empresario, que hasta su aparición en el reality era un rostro poco conocido, logró conectar con el público y ganar simpatías, lo que a su

vez le ayudó a reforzar sus negocios, a pesar de que, hace pocos meses, tuvo que afrontar el cierre de uno de sus restaurantes en Madrid, otro golpe duro en medio del conflicto con su ex pareja.

Sin embargo, y a pesar de los contratiempos, Javier ha tomado una decisión que ha sorprendido a muchos: se ha propuesto hacer el Camino de Santiago, un viaje espiritual y de renovación personal que comenzó a compartir con sus seguidores en redes sociales.

En sus publicaciones, el empresario anunció que recorrería un tramo corto de este mítico camino durante aproximadamente cinco días, con paradas para degustar la gastronomía local de Galicia, mostrando así una faceta más humana y cercana.

Este gesto ha sido interpretado por muchos como una búsqueda de calma y un momento de introspección en medio del torbellino judicial que enfrenta.

“Voy a hacer un tramo más o menos corto, durante unos cinco días más o menos”, declaró Ungría, que detalló que compartiría la experiencia del recorrido, los restaurantes visitados y los paisajes que lo acompañan.

Sus seguidores han podido ver cómo disfrutaba de platos típicos gallegos y de la belleza de los escenarios que envuelven esta peregrinación, una travesía que para muchos simboliza un cambio profundo y una oportunidad para reencontrarse con uno mismo.

En cuanto a la situación judicial, el proceso que mantienen Ungría y Tablada por la custodia de su hija sigue activo, aunque se desconocen detalles precisos sobre si está próximo a resolverse.

A comienzos de junio, Javier comentó públicamente algunos avances positivos en este proceso: “Una buena noticia en este farragoso procedimiento.

Ella me requería un dinero y la jueza ha decidido que eso ya lo había acometido en su momento y que no daba lugar”, explicó en una entrevista.

Estas declaraciones reflejan cierta satisfacción del empresario al ver que la justicia le da la razón en algunos puntos clave relacionados con el bienestar de su hija.

Además, se ha dado a conocer que Ungría ha cumplido con sus responsabilidades económicas, incluso pagando cantidades superiores a las establecidas para la educación de la menor.

Uno de los aspectos más sensibles y que más ha destacado Javier en sus intervenciones públicas es la defensa de su papel como padre, un rol que considera fundamental y que no está dispuesto a que se ponga en duda.

En un programa de Telecinco, expresó con contundencia: “Cuando la gente trata de ponerme a parir como persona me da igual porque ya me he acostumbrado a ello, pero cuando alguien pone en tela de juicio mi papel como padre eso sí que me fastidia un poquito”.

Estas palabras reflejan la importancia que le otorga a su figura paterna en medio del conflicto y cómo está dispuesto a luchar para proteger ese vínculo.

A pesar de la tensión que la batalla legal ha generado, Javier se muestra conciliador y no desea que este enfrentamiento se prolongue ni dañe la relación con Elena Tablada más allá de lo necesario.

“Al final, el camino de la sensatez es el que hay que seguir y yo creo en la justicia siempre, no solo cuando me da la razón.

Me tomaría un café con ella encantado de la vida y seguro que a mi hija le encantaría que me tomara un café con ella”, declaró con un tono conciliador y abierto a la posibilidad de dialogar y mejorar la comunicación por el bien de su hija.

Este episodio de la vida de Javier Ungría no solo muestra la complejidad de equilibrar una vida pública con los problemas personales, sino

también cómo busca a través de decisiones simbólicas como hacer el Camino de Santiago encontrar un espacio para la reflexión y el crecimiento personal.

Mientras continúa la batalla por la custodia, el empresario apuesta por mantenerse fuerte y firme en su compromiso con su hija y con su

propia evolución personal, dejando ver a un hombre que, más allá de la polémica, intenta mantener la calma y buscar soluciones en medio del caos.