La princesa Irene de Grecia, hermana de la reina Sofía, atraviesa un preocupante deterioro de salud a sus 83 años, lo que ha llevado a la reina a priorizar su cuidado en plena estancia veraniega de la familia real española en Mallorca.

La salud de Irene de Grecia, hermana de la reina Sofía de España, ha suscitado una creciente preocupación en los últimos días. A sus 83 años, su estado ha empeorado notablemente, generando inquietud no solo entre sus familiares, sino también entre los seguidores de la familia real.

Mientras los reyes de España, junto a la princesa Leonor y la infanta Sofía, disfrutan de su estancia en Mallorca, donde el rey Felipe VI participa en la prestigiosa Copa Mapfre de Vela, la noticia del deterioro de la salud de Irene ha caído como un balde de agua fría.

Según informes de la revista Semana, el estado de salud de Irene no se debe a una enfermedad aguda, sino a un proceso degenerativo relacionado con el envejecimiento.

Esta condición ha limitado su capacidad para participar en actividades sociales y familiares, algo que solía hacer con entusiasmo.

Su última aparición pública fue en febrero, durante la boda de su sobrino, Nicolás de Grecia, y Chrysi Vardinogiannis, en la histórica iglesia de San Nicolás de Rangava en Atenas.

Allí estuvo acompañada por su hermana Sofía y la infanta Cristina, quienes la apoyaron en un día tan significativo.

En medio de esta situación, se ha especulado sobre la ubicación actual de Irene. Algunas fuentes indican que podría estar en Grecia, mientras que otras no han podido confirmar esta información.

La ausencia de la reina Sofía en Palma ha generado aún más incertidumbre sobre su presencia en la isla balear, especialmente considerando que el verano pasado se la vio paseando por el centro de Mallorca junto a Letizia, Leonor y Sofía.

La relación entre las hermanas ha sido siempre cercana, y en estos momentos, la reina Sofía ha estado más presente en la vida diaria de Irene, priorizando su bienestar.

La biografía de la princesa Irene está marcada por una vida de exilio y discreción.

Nacida en Ciudad del Cabo en 1942, su infancia se vio afectada por la Segunda Guerra Mundial, ya que su familia real griega se vio obligada a abandonar su país.

Pasó gran parte de su juventud entre Grecia, Italia y Alemania.

Tras la abolición de la monarquía helena en 1973, Irene se trasladó a India, donde exploró su interés por la espiritualidad y la meditación.

Posteriormente, se estableció en España junto a su hermana Sofía, donde ha llevado una vida alejada del protagonismo,

dedicándose a actividades culturales y a su fundación sin ánimo de lucro, Mundo en Armonía, que se enfoca en proyectos humanitarios y de cooperación internacional.

A lo largo de los años, Irene ha sido un pilar emocional para la reina Sofía, especialmente tras la retirada del rey Juan Carlos I. Su relación es casi simbiótica; comparten vivienda, aficiones y una visión sobria de la vida pública.

La reina Sofía, consciente del paso del tiempo, ha hecho todo lo posible por cuidar a su hermana, especialmente ahora que sus necesidades han aumentado.

En los últimos meses, ha reducido sus compromisos no oficiales para estar más presente en la vida de Irene, lo que refleja la importancia de esos momentos compartidos en la intimidad del Palacio de Zarzuela.

A pesar de su perfil bajo, Irene de Grecia es una figura muy apreciada en el entorno de la familia real española, así como en círculos diplomáticos y culturales.

Quienes han trabajado con ella destacan su elegancia, inteligencia serena y firme compromiso con las causas que defiende.

Lejos del lujo que a menudo se asocia con las casas reales, su vida ha estado marcada por la discreción y una notable coherencia personal.

Nunca ha reclamado trono ni privilegios, y su legado parece estar anclado en valores humanistas y éticos que muchos consideran ejemplares.

En este contexto de preocupación por su salud, se hace evidente que Irene de Grecia, aunque haya vivido en la sombra, ha sabido mantener su luz propia. Su figura, silenciosa pero significativa, se vuelve aún más relevante en momentos de fragilidad.

La familia real, así como sus amigos y seguidores, esperan que Irene reciba el apoyo y la atención que necesita en estos momentos difíciles.

Con cada día que pasa, la incertidumbre sobre su salud se convierte en un tema de conversación constante, no solo en los círculos cercanos a la familia real, sino también en la opinión pública, que sigue de cerca la evolución de esta situación.

La comunidad, tanto en España como en Grecia, se une en un sentimiento de esperanza y solidaridad hacia Irene de Grecia, deseando que recupere su bienestar y que pueda seguir siendo un símbolo de fortaleza y dignidad, como lo ha sido a lo largo de su vida.

En estos momentos críticos, la familia real se aferra a la esperanza de que el amor y el apoyo familiar puedan ayudar a Irene a superar este desafío de salud, mientras la nación observa con interés y preocupación el desarrollo de esta historia.