La Princesa de Asturias no abandona el blanco en su primer acto público tras graduarse en la Escuela Naval de Marín hace solo unos días con un vestido que rescata el corte de chaleco, sin renunciar a un calzado que prioriza el confort.

El pasado 23 de julio, en la solemne ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Girona, que tuvo lugar en el acogedor Teatro Jovellanos

de Gijón, la Princesa de Asturias volvió a acaparar todas las miradas, no por su habitual porte institucional, sino por un inesperado cambio de imagen que marca un antes y un después en su estilo personal.

Apenas unos días después de haber finalizado su formación en la Escuela Naval Militar de Marín –donde cursó el primer año del curso de oficial de la Armada–, Leonor sorprendió al público al prescindir del uniforme militar que ha llevado con orgullo y sustituirlo por un elegante

vestido blanco con detalles de chaleco, acompañado de calzado cómodo, en lo que muchos consideran un guiño a una nueva etapa más desenfadada y cercana.

El evento, celebrado a las 19:00 horas, reunió a jóvenes premiados galardonados por obras e iniciativas sociales, científicas y artísticas.

Leonor, con apenas 18 años, presidió la gala acompañada de sus padres, los Reyes Felipe VI y Letizia, y de su hermana, la Infanta Sofía, quienes mostraron gran apoyo durante toda la velada.

Tras recibir ovaciones al tomar su asiento en primera fila, la princesa se levantó para entregar uno de los galardones.

Los aplausos, en esta ocasión, no se sumaban solo por su discurso o su labor institucional, sino también por su look: un vestido blanco impoluto con fajín,

inspirado en el diseño de chaleco largo, que remataba con sandalias de plataforma baja blanca, un calzado inusual para actos institucionales, pero perfecto para cuidar la comodidad después de su intensa formación militar.

Leonor abrió el acto con un breve discurso en el que expresó su agradecimiento y destacó el talento joven: “Estos premios representan el futuro de nuestra sociedad, la fuerza de la innovación y el compromiso.

Me emociona ver cómo aportan soluciones a los retos comunes”, dijo con voz firme y serena, recibiendo una ovación cerrada que reforzó el simbolismo de su presencia tras dejar atrás sus prácticas militares y asumir un papel más público.

Sin embargo, más allá del contenido del discurso, los comentarios en redes sociales se multiplicaron en torno a su nuevo estilismo. “Es un cambio sutil pero muy significativo: deja el traje riguroso para volver a lo més cercano y veraniego”, manifestó en Twitter una usuaria.

“Ese vestido chaleco con sandalias es un acierto: transmite frescura y elegancia juvenil sin perder la dignidad institucional”, opinó otra. No faltaron quienes advirtieron: “¿Será una estrategia para humanizar la figura real tras su paso por Marín?”.

La Reina Letizia, siempre atenta a los detalles, lució un conjunto en azul oscuro, clásico y distinguido, que contrastaba con la ligereza veraniega de Leonor.

Varios testigos relataron que Letizia, al pasar cerca de su hija durante el paseo inicial por el escenario, le susurró algo en el oído y sonrieron cómplices.

Según fuentes del Palacio de la Zarzuela, un diseño así ya estaba en planificación antes del viaje a la Escuela Naval, pensado como un gesto de transición entre etapa académica y perfil institucional joven.

La Infanta Sofía, por su parte, optó por un vestido midi rosa palo y peep toes, reflejando la sintonía familiar con el tono formal pero relajado del evento.

Al finalizar las entregas, se congregaron juntos en el escenario para una foto oficial que fue compartida por los canales oficiales de la Casa Real.

En ella, la Princesa destaca por su postura erguida y semblante sereno, transmitiendo seguridad en su papel institucional emergente.

En declaraciones posteriores para los medios acreditados, la portavoz de la Fundación Princesa de Girona recordó que estos premios

cumplen 18 años fomentando el potencial de la juventud española y resaltó la cercanía de Leonor como factor inspirador: “Su presencia aquí refleja el apoyo real a la juventud, además de ese aire fresco y cercano que ha aportado hoy”.

La expectación en torno a la heredera al trono crece: apenas unos días atrás fue recibida con honores en la Escuela Naval Militar, donde defendió su expediente con calificaciones dignas y recibió felicitaciones tanto de sus superiores como de sus compañeros.

El paso del uniforme a un vestido cómodo y estiloso en Gijón subraya una transición planificada para acercarla al público en su nueva etapa de formación pública, donde debe equilibrar disciplina, juventud y cercanía.

En las próximas semanas, se espera que Leonor retome otros compromisos oficiales, como visitas culturales en Madrid y representación en actos internacionales, lo que pondrá a prueba su versatilidad entre eventos formales y situaciones más relajadas.

Por ahora, su recorrido en los Premios Princesa de Girona ha marcado un hito: no solo por su discurso, sino porque ha dejado claro que su

estilo evoluciona al mismo ritmo que su responsabilidad institucional, reflejando una generación real que apuesta por combinar tradición y modernidad con autenticidad y confort.