La Semana Santa de la Familia Real Española ha estado marcada este año por un detalle que no ha pasado desapercibido: la ausencia de la Reina Letizia en Mallorca, en contraste con la presencia fiel y constante de la Reina Emérita Sofía, quien, una vez más, ha cumplido con su tradicional estancia en la isla durante estas fechas.

 

La agenda de Casa Real en Semana Santa: la reina Letizia de vacaciones y  doña Sofía fiel a su tradición en Mallorca | Vanity Fair

 

Mientras muchos esperaban ver la clásica imagen familiar en la Misa del Domingo de Resurrección en la Catedral de Palma, especialmente después de algunos años de cambios y distanciamientos, la realidad fue distinta.

Doña Sofía sí acudió a la cita religiosa, acompañada por su hermana Irene de Grecia y sus inseparables escoltas, pero no hubo rastro de Letizia ni de sus hijas, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía.

Este hecho, aunque aparentemente menor, ha generado una oleada de comentarios, rumores y análisis sobre el estado actual de las relaciones dentro de la familia.

En particular, muchos medios y seguidores de la Casa Real se han preguntado por qué Letizia, quien en otras ocasiones ha asistido a este acto con su esposo y sus hijas, decidió ausentarse este año.

Fuentes cercanas a Zarzuela han asegurado que la Reina ha preferido vivir una Semana Santa más privada, lejos del foco mediático y en compañía de sus hijas, quienes disfrutan de un merecido descanso tras un curso exigente: Leonor continúa con su formación militar en Zaragoza, mientras que Sofía estudia en el internado de Gales.

Se especula que esta escapada familiar podría haber tenido como destino algún rincón tranquilo dentro de España, posiblemente en la sierra madrileña, aunque no hay confirmación oficial.

 

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Por su parte, el Rey Felipe VI tampoco ha sido visto en la tradicional misa, lo cual refuerza la teoría de unas vacaciones más íntimas y familiares.

Esta decisión, aunque legítima, ha sido interpretada por algunos como una señal más del distanciamiento protocolario entre Letizia y Doña Sofía, cuya relación ha estado en el centro de la polémica desde aquel famoso episodio en la Catedral de Palma en 2018, cuando las cámaras captaron un gesto tenso entre ambas al término de la misa.

Desde entonces, aunque la imagen pública ha sido de cordialidad y respeto, son varias las ocasiones en que se ha notado cierta frialdad entre suegra y nuera.

La ausencia de Letizia en eventos donde la presencia de Doña Sofía es habitual ha sido recurrente, alimentando la narrativa de una convivencia institucional, pero no emocional.

Sin embargo, también hay que considerar que Letizia ha ido consolidando su propio estilo como Reina consorte, optando por una agenda más centrada en actos institucionales de corte social, sanitario o educativo, y menos sujeta a ciertas tradiciones que en el pasado marcaban la vida pública de la monarquía.

Mientras tanto, Doña Sofía continúa con su papel de representante de la memoria histórica de la Corona, manteniéndose fiel a sus costumbres y a su compromiso con lugares como Mallorca, donde es muy querida por la población local.

Su estancia en la isla se ha convertido en un símbolo de continuidad y cercanía, aunque cada vez más alejada de la imagen unida que la Casa Real proyectaba en décadas anteriores.

 

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En este contexto, también es importante destacar que la Reina Emérita ha celebrado recientemente su 85º cumpleaños, una fecha señalada que coincidió con estas vacaciones.

Aunque no hubo celebraciones públicas, se sabe que varios miembros de su círculo más íntimo la acompañaron en Mallorca, lo que añadió un componente emocional a su presencia en la isla.

Los expertos en monarquía subrayan que esta diferenciación de agendas, lejos de ser un problema, puede entenderse como una evolución natural de los roles dentro de la Familia Real.

Letizia se enfoca en su papel de madre y Reina moderna, mientras que Doña Sofía continúa cumpliendo con funciones más simbólicas que operativas.

La expectativa ahora está puesta en el verano, cuando tradicionalmente la Familia Real se reúne en Palma para pasar unos días de descanso en Marivent.

Será entonces cuando se sabrá si esta separación de agendas es puntual o marca un nuevo patrón en la vida pública (y privada) de los Borbón.

En cualquier caso, lo ocurrido esta Semana Santa no ha hecho más que reavivar el eterno debate sobre la relación entre Letizia y Doña Sofía.

Algunos lo ven como una simple preferencia personal de pasar las vacaciones en privado, mientras otros interpretan esta ausencia como una forma de marcar distancias con ciertas tradiciones que ya no se ajustan al nuevo estilo de la Reina.

Lo que sí está claro es que cada aparición (o ausencia) de Letizia genera titulares, interpretaciones y emociones. Y en un país donde la monarquía sigue siendo un tema de conversación constante, cada gesto cuenta.