Melody regresó de Eurovisión 2025 con un amargo puesto 24 a pesar de su impecable actuación, lo que desató una ola de críticas, denuncias de politización en el festival por parte de Anabel Pantoja y cuestionamientos al sistema de votación y al proceso de selección española en el Benidorm Fest.

 

Anabel Pantoja denuncia la situación vivida por Melody en Eurovisión: "No nos  tienen en cuenta"

 

Lo que prometía ser un momento de gloria para la artista sevillana Melody ha terminado convirtiéndose en uno de los episodios más controvertidos de la historia reciente de España en Eurovisión.

Con una canción potente, una puesta en escena deslumbrante y el respaldo de un país entero, la intérprete de “Esa Diva” regresó de Basilea con un decepcionante puesto 24 que ha generado una oleada de indignación entre fans, comentaristas y figuras del mundo televisivo.

Entre las voces más críticas, la de Anabel Pantoja ha resonado con fuerza, denunciando públicamente lo que considera un desprecio sistemático hacia los representantes españoles en el festival europeo.

Su declaración, directa y sin filtros —“No nos tienen en cuenta, es todo pura política y quedar bien con los otros países. Fin”— ha encendido el debate en redes sociales y en los platós de televisión.

Melody, quien saltó a la fama a los 10 años con su inolvidable éxito “El baile del gorila”, había conseguido una segunda vida artística gracias al Benidorm Fest, donde su presencia arrasó en votos del público y convenció a una parte significativa del jurado.

Su actuación en la final de Eurovisión fue impecable: coreografía exigente, control vocal absoluto y una escenografía que recordaba los mejores años de las divas del pop europeo. Todo indicaba que podía aspirar, al menos, a una digna posición entre los diez primeros.

Sin embargo, la realidad fue muy distinta. Solo 30 puntos por parte del jurado y un resultado aún peor en el televoto sumieron a España en la frustración y la confusión.

 

Anabel Pantoja denuncia la situación vivida por Melody en Eurovisión: "No nos  tienen en cuenta"

 

A la reacción inmediata de los eurofans españoles, que no tardaron en llenar las redes de mensajes de apoyo a Melody y de críticas al sistema de votación, se sumaron teorías más profundas que apuntan a una politización creciente del festival.

Uno de los puntos más comentados fue la decisión de RTVE de emitir un mensaje a favor de la paz y la justicia en Palestina justo antes del arranque de la gala.

Varios analistas internacionales consideran que este gesto pudo haber provocado rechazo en delegaciones clave, afectando negativamente la percepción del número español.

La cuestión israelí ya había generado tensiones durante las semanas previas, con protestas en las calles de Basilea y llamados al boicot por parte de varios colectivos artísticos europeos.

Otro foco de polémica ha sido la misteriosa desaparición de Melody del circuito mediático tras el festival.

A diferencia de otros años, donde el representante español regresaba a casa dando entrevistas, participando en programas y conectando con el público, la artista optó por evitar los focos.

Canceló su aparición en “La Resistencia” de David Broncano, quien, entre la ironía y la decepción, comentó en directo que la sevillana “había decidido descansar con la familia”.

Este silencio ha sido interpretado por muchos como una señal del duro golpe emocional que supuso su experiencia en Eurovisión.

Fuentes cercanas aseguran que Melody vivió momentos de angustia al regresar a su hotel en Basilea y que su círculo más íntimo le recomendó tomar distancia antes de exponerse públicamente.

 

Anabel Pantoja estalla tras el mal puesto de Melody en Eurovisión: ''No nos  tienen en cuenta, es todo pura política''

 

Mientras tanto, las críticas internas también han comenzado a emerger. Alejandro Abad, conocido productor y antiguo representante de España en el festival, ha arremetido contra la elección de Melody como ganadora del Benidorm Fest.

Según él, la canción “Esa Diva” no representaba el espíritu español y fue “demasiado influenciada por productores suecos” que, en su opinión, distorsionaron la esencia del talento nacional.

Incluso insinuó posibles “irregularidades” en el proceso de selección del festival alicantino, donde algunas propuestas habrían contado con ventajas previas o favoritismos.

Pese a todo este ruido mediático, la figura de Melody ha salido reforzada en términos humanos. Miles de mensajes de apoyo han inundado sus redes sociales, donde aún no ha publicado ninguna reacción oficial.

Muchos la comparan con otros artistas que no tuvieron suerte en Eurovisión pero lograron fortalecer su carrera tras el paso por el festival.

Tal fue el caso de Pastora Soler o Ruth Lorenzo, que años después siguen siendo referentes gracias a la empatía generada en sus respectivas ediciones.

 

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La controversia también ha llevado a algunos sectores a cuestionar el modelo actual de participación española en Eurovisión. ¿Es el Benidorm Fest el método más eficaz? ¿Se apuesta realmente por la diversidad y la autenticidad musical?

¿Está España siendo víctima de un sistema de votación injusto, influenciado por afinidades geopolíticas más que por méritos artísticos? Estas preguntas, aunque no nuevas, han recobrado fuerza tras el inesperado fracaso de Melody.

Mientras el país digiere esta nueva decepción, Anabel Pantoja se ha convertido en una de las pocas figuras mediáticas que ha dicho en voz alta lo que muchos piensan en silencio.

Su valentía al señalar que “Eurovisión ya no premia la música, sino los intereses políticos” ha dividido opiniones, pero también ha puesto sobre la mesa un debate necesario: si merece la pena seguir participando en un certamen donde, al parecer, la calidad artística ya no es suficiente.

Por ahora, lo único claro es que el eco de “Esa Diva” seguirá resonando mucho después de que se apaguen los focos del escenario suizo.

Melody ha vuelto a casa con la cabeza alta, pero con un nudo en el alma, y España con una herida abierta que, como cada año, tardará en cicatrizar.