La actriz se sinceraba sobre cómo aprendió a amar el teatro gracias a su madre en una charla íntima y personal con Antonio Banderas

 

Meryl Streep

 

A sus 76 años, Meryl Streep sigue demostrando que, más allá de los premios, los papeles inolvidables y la admiración mundial, su verdadera esencia está en su humanidad y sensibilidad.

En una charla íntima con Antonio Banderas durante un ciclo de conversaciones organizado en Madrid, la actriz emocionó al público al compartir detalles desconocidos sobre su infancia, especialmente el vínculo único que mantenía con su madre, quien —según confesó— fue la primera en ver en ella una artista.

El encuentro se celebró este martes en el Teatro Real de Madrid, en el marco del festival internacional de artes escénicas “Puentes de Emoción”, y reunió a figuras destacadas del cine y la cultura.

Sin embargo, fue Meryl quien acaparó toda la atención desde el primer momento, no solo por su presencia imponente, sino por la calidez con la que se abrió ante los asistentes.

 

Meryl Streep y Antonio Banderas

 

Durante la conversación con Banderas, marcada por la complicidad y la admiración mutua, Meryl hizo una pausa emocional para hablar de su infancia en Nueva Jersey, donde creció junto a sus dos hermanos.

Fue entonces cuando relató una escena que, según dijo, nunca había contado públicamente: “Mi madre nos despertaba de vez en cuando, a mí y a mis hermanos, y nos decía: hoy es tu día, no tienes que ir a la escuela”.

El público estalló en una mezcla de risas y emoción, pero la actriz aclaró que no era una travesura, sino una forma de enseñarles a escuchar su interior.

“Ella creía que no todo se aprende en una clase. A veces, aprender a mirar, a sentir, a crear, también necesita su espacio. Nos llevaba al bosque, al teatro, o simplemente nos dejaba quedarnos en casa leyendo.

Gracias a eso, empecé a amar los personajes, las historias y la posibilidad de convertirme en otras personas”, explicó con la voz entrecortada.

 

Meryl Streep

 

Antonio Banderas, visiblemente conmovido, comentó: “Eso explica muchas cosas. Has interpretado a mujeres con tanta profundidad que pareciera que creciste rodeada de libros y emociones, no solo de reglas”.

Meryl sonrió, asintió con timidez y añadió: “Tuve suerte, tuve una madre que no me pidió ser perfecta, sino curiosa”.

La conversación también abordó otros momentos clave de su carrera, como sus inicios en el teatro universitario, su audición para “Kramer vs. Kramer”

(papel que le valió su primer Oscar), o su decisión de priorizar la maternidad durante varios años en los que rechazó papeles importantes.

“Hay decisiones que parecen pequeñas pero cambian tu rumbo. Si no hubiese sentido esa libertad en casa desde niña, quizás habría seguido otro camino”, dijo.

 

MSN

 

La anécdota de su madre no fue la única revelación emotiva. Meryl también compartió cómo esa educación poco convencional la ayudó a sobrellevar las presiones de Hollywood.

“Cuando llegaban los rechazos o las críticas, recordaba a mi madre diciendo: ‘Hoy es tu día’. Y me lo repetía a mí misma. No necesito que el mundo lo diga, basta con que yo lo crea”, afirmó con firmeza.

El público del Teatro Real aplaudió de pie al finalizar la charla, y muchos asistentes confesaron haber derramado lágrimas.

No era para menos: habían presenciado a una leyenda hablando como hija, como mujer, como ser humano. Meryl Streep no solo repasó su trayectoria, sino que mostró el origen de su vocación y la raíz emocional que aún la sostiene.

 

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La actriz, que este año ha recibido el Premio Princesa de Asturias de las Artes por su contribución excepcional al cine y la cultura mundial, aseguró que todavía siente “hambre creativa” y que está preparando un nuevo proyecto teatral en Nueva York.

“El escenario sigue siendo el lugar donde me siento más libre”, confesó, dejando claro que aún hay mucho por descubrir en ella.

Entre ovaciones, Antonio Banderas cerró el acto diciendo: “No todos los días se habla con una leyenda que, además, sabe reírse de sí misma y llorar por su madre”.

Y así, Madrid se rindió una vez más a los pies de Meryl Streep, no solo por sus papeles inolvidables, sino por la sinceridad de quien nunca ha dejado de ser la niña que escuchó una mañana: “Este es tu día”.