Olga Moreno explota en directo durante su debut en “El Tiempo Justo” defendiendo a Rocío Flores y criticando a Carlota Corredera y Marta Riesco por su parcialidad en los medios.

El 8 de septiembre de 2025, Olga Moreno hizo su esperado debut en el programa “El Tiempo Justo” presentado por Joaquín Prat, y lo que parecía una colaboración rutinaria se convirtió rápidamente en un episodio lleno de tensión, emociones y revelaciones inesperadas que han sacudido a Mediaset y a los espectadores.

La atención se centró en la reacción de Moreno ante la entrevista de Rocío Flores emitida el viernes anterior, un encuentro mediático que ha generado gran debate en los últimos años sobre la relación entre madre, padre e hija y las heridas abiertas por el documental de Rocío Carrasco.

Olga Moreno, visiblemente emocionada, confesó en directo: “Lloré al ver la entrevista de Rocío Flores”, dejando claro que el sufrimiento de la joven le afecta profundamente.

La colaboradora no dudó en expresar su apoyo hacia Rocío Flores, a quien ha criado prácticamente desde su infancia, asegurando que siempre actuará en su defensa: “Rocío es como una hija para mí y nunca iría en su contra”.

Durante el programa, Moreno describió las dificultades que Rocío ha vivido en medio de la confrontación pública entre sus padres: “Vive en mitad de una guerra entre su padre y su madre que los dos se lo han tomado como aquí solo puede quedar uno, y lo está sufriendo ella”.

El programa también contó con la participación de Antonio Rossi, quien ofreció un análisis periodístico riguroso basado en documentación oficial y sentencias judiciales, destacando la importancia de diferenciar entre la verdad judicial y la vivencia personal de cada protagonista.

Jorge Borrajo, director de la revista Semana, añadió que “la verdad está a medio camino, probablemente la verdad de cada uno”, reconociendo el impacto que la exposición mediática ha tenido en Rocío Flores.

Moreno recordó cómo, a los 15 años, la joven fue expuesta públicamente y humillada al mostrarse documentos privados en televisión, algo que consideró injusto y dañino: “A una niña con 15 años se la destroza públicamente y se la humilla enseñando documentación privada, y no contenta con esto, testifica en contra de la propia hija”.

El conflicto mediático se intensificó al analizar la actuación de Carlota Corredera, Marta Riesco y María Patiño en el programa “No Somos Nadie”, donde se comportaron como un tribunal inquisidor, dictando juicios sin basarse en la totalidad de la información.

Moreno cuestionó la parcialidad y la ética periodística, subrayando que la única versión que se difundió fue la de Rocío Flores, mientras que la madre, Rocío Carrasco, había estado limitada en expresar su perspectiva:

“Es una vergüenza que ahora se pida que se escuche a la otra parte cuando Rocío Carrasco lleva hablando sin que se escuche a la hija durante cuatro años”.

El programa también reveló tensiones internas y conflictos de intereses, como la percepción de Marta Riesco de haber sido ninguneada y

excluida de la narrativa, a lo que Moreno respondió que su participación era limitada debido al sufrimiento y la delicadeza de la situación familiar: “No pintabas nada ni aportabas nada, el problema es Antonio David, Rocío Carrasco, Rocío Flores y yo al otro lado”.

Estas declaraciones ponen de manifiesto la complejidad de las relaciones familiares y la presión que ejerce la exposición mediática sobre los implicados.

Además, Moreno se refirió a la polémica en torno a Antonio David y las acusaciones de infidelidad, confirmando que su relación con él había sido complicada y que había pasado por momentos de convivencia tensa:

“Antonio David llevaba años poniéndome los cuernos, éramos como compañeros de piso, pero esto no afecta mi cariño hacia Rocío”.

La entrevista dejó claro que, para Olga Moreno, lo más importante es proteger a la joven y brindar apoyo frente a la manipulación mediática y la exposición pública.

Joaquín Prat moderó la conversación resaltando la importancia de la verdad y la responsabilidad del periodismo,

mientras Moreno insistía en la necesidad de mostrar ambas versiones de la historia y respetar la privacidad de los implicados, especialmente cuando se trata de menores que han sido víctimas indirectas del conflicto familiar.

La emisión del programa destacó la crudeza de los enfrentamientos mediáticos, pero también la valentía de Moreno al expresar su postura con sinceridad y defender la integridad emocional de Rocío Flores.

El episodio generó una gran repercusión en redes sociales y medios de comunicación, provocando un intenso debate sobre la ética periodística

, la responsabilidad de los presentadores y colaboradores, y el impacto psicológico en los protagonistas, especialmente en los más jóvenes.

La intervención de Olga Moreno marcó un antes y un después en la temporada de Mediaset, evidenciando un cambio de rumbo en la manera de abordar estos conflictos y la necesidad de equilibrio y sensibilidad en la cobertura de historias familiares y personales.

Finalmente, Moreno concluyó con un mensaje contundente: “La verdad de cada uno importa, pero lo que nunca debe perderse de vista es el bienestar de quienes han sido víctimas de exposición mediática, y yo estoy aquí para defender a Rocío”.

Con estas palabras, se cerró un capítulo que promete seguir dando que hablar, mostrando cómo la combinación de emociones, justicia y medios de comunicación puede transformar la percepción pública de un conflicto familiar prolongado.