Patricia Pérez abandona de forma inesperada el programa ‘De Viernes’ tras un emotivo adiós en directo, motivada por tensiones laborales y su delicada situación personal que la ha llevado a priorizar su bienestar y el de su familia.

Patricia Pérez, uno de los rostros más queridos de la televisión española en los años 90, ha protagonizado una de las despedidas más impactantes de la temporada televisiva.

En pleno directo, durante una emisión reciente del programa ‘De Viernes’ en Telecinco, la presentadora no pudo contener las lágrimas al anunciar que abandonaba de forma definitiva su puesto como colaboradora.

Su decisión, inesperada y cargada de emoción, no fue fruto del azar: detrás se esconde un conflicto profesional que ha dejado a muchos sin palabras.

Después de una larga pausa de más de una década alejada del foco mediático, dedicada plenamente al ámbito de la salud y la nutrición, Patricia volvió a la televisión en 2024, primero como colaboradora ocasional de ‘TardeAR’ y luego como una de las voces principales del programa ‘De Viernes’.

Su regreso fue celebrado por muchos espectadores nostálgicos que la recordaban por su carisma natural en espacios como ‘El Gran Juego de la Oca’, donde brilló junto a Emilio Aragón. Sin embargo, la alegría de su retorno duró menos de lo esperado.

La tensión comenzó a gestarse tras la incorporación del periodista Antonio Rossi al programa. Aunque inicialmente se presentó como una solución temporal para cubrir la ausencia de Terelu Campos, su presencia se convirtió en fija, generando un evidente desajuste dentro del equipo.

Fuentes internas aseguran que la productora propuso un modelo de alternancia entre Rossi y Pérez en sus intervenciones, algo que la presentadora rechazó categóricamente.

El malestar fue en aumento, hasta el punto en que Patricia, sintiéndose desplazada y poco valorada, tomó la decisión de rescindir su contrato de forma fulminante con la productora Mandarina.

La propia Patricia, durante su emotiva despedida, apenas pudo articular palabras mientras expresaba su gratitud por el tiempo compartido y el dolor que le suponía marcharse. La escena, en la que se le vio visiblemente afectada, conmovió a compañeros y espectadores por igual.

Antonio Rossi, consciente del conflicto generado, incluso se ofreció a dejar su puesto para facilitar la permanencia de Patricia, pero la decisión de la presentadora ya era firme: no deseaba continuar en un entorno que consideraba injusto y emocionalmente agotador.

Pero más allá del conflicto profesional, también pesa en esta decisión la dura situación personal que ha vivido Patricia en los últimos años. Su marido, Luis Canut, guionista y director, sufrió en 2020 una meningitis criptocócica que casi le cuesta la vida.

Pasó más de cinco meses hospitalizado y, tras sobrevivir, quedó con graves secuelas: pérdida de visión, audición y memoria a corto plazo. Patricia fue su principal apoyo durante ese proceso, lo que la llevó a replantearse profundamente sus prioridades.

En varias ocasiones ha compartido públicamente lo que supuso aquella experiencia: noches sin dormir, miedo constante y una entrega absoluta a la recuperación de su pareja, que continúa en tratamiento.

Ese contexto personal tan delicado hizo que su regreso a la televisión fuese un acto cargado de ilusión pero también de fragilidad. Patricia buscaba reencontrarse con una parte de sí misma, recuperar esa energía vital que le daba el contacto con el público.

Y lo logró durante un tiempo, pero la tensión profesional, unida al desgaste emocional que arrastraba, terminó por hacerla colapsar. En palabras cercanas a su entorno, “se fue porque ya no era feliz, y para Patricia eso lo es todo”.

Las redes sociales se inundaron de mensajes de apoyo tras su marcha. Muchos espectadores expresaron su tristeza por la salida de una figura tan genuina y cálida, mientras que otros criticaron la falta de tacto de la productora al gestionar la convivencia entre colaboradores.

En contraste con la frialdad con la que se toman muchas decisiones en televisión, Patricia ha mostrado una sensibilidad y honestidad que, para muchos, escasea en la pantalla.

Por ahora, no se sabe si volverá a aceptar otro proyecto televisivo. Lo que sí ha dejado claro es que su prioridad es su bienestar y el de su familia.

Continúa con su labor en el ámbito de la salud holística, promoviendo el bienestar físico y emocional, una faceta que ha desarrollado con gran dedicación en los últimos años y que le ha dado una nueva razón de ser más allá de los focos.

El adiós de Patricia Pérez a ‘De Viernes’ no solo marca el final de una etapa televisiva, sino que también revela el alto precio que muchas veces se paga en los medios por mantenerse fiel a los propios valores.

Con lágrimas en los ojos pero con la cabeza en alto, la presentadora ha demostrado una vez más que hay decisiones que, por muy dolorosas que sean, se toman desde la dignidad y el amor propio. Y eso, en un mundo tan competitivo como el de la televisión, es un gesto que merece ser aplaudido.