La notable diferencia en el tratamiento mediático de las graduaciones de la princesa Leonor y la infanta Sofía, analizada por expertos en comunicación, evidencia una estrategia de la Casa Real para reforzar la imagen institucional de la heredera al trono mientras mantiene un perfil más discreto para su hermana, generando debate sobre el papel y la visibilidad de ambas en la monarquía española.

 

La graduación de la infanta Sofía en Gales: diferencias y similitudes con la  de Leonor

 

El reciente acto de graduación de la infanta Sofía ha reabierto una conversación que llevaba tiempo latente: la notable diferencia de comunicación institucional entre ella y su hermana mayor, la princesa Leonor.

Aunque ambas han completado su formación en prestigiosas instituciones internacionales —Leonor en el UWC Atlantic College de Gales y Sofía en el UWC Atlantic College de Reino Unido también—, la forma en que la Casa Real ha manejado la visibilidad, cobertura mediática y tratamiento simbólico de estos dos eventos ha sido radicalmente distinta.

El experto en comunicación José Noblejas ha analizado públicamente este contraste, destacando que el tono ha sido “completamente diferente” y que esto no es casualidad, sino una estrategia perfectamente calculada.

Durante la graduación de Leonor en mayo de 2023, la Casa Real desplegó una cobertura excepcional: se publicaron vídeos profesionales con música emotiva, se difundieron imágenes familiares de los Reyes junto a sus hijas y se proyectó una imagen de unidad y solemnidad alrededor de la heredera al trono.

La narrativa mediática se centró en su papel institucional, en su paso hacia la adultez y en su futura responsabilidad como jefa del Estado.

En cambio, la graduación de la infanta Sofía, celebrada recientemente también en el Reino Unido, ha sido mucho más discreta: apenas se publicó una foto oficial, sin vídeos ni presencia destacada de los Reyes, y se optó por una comunicación mínima, incluso algo fría.

 

La graduación de la infanta Sofía: las diferencias de estilo con Leonor

 

Noblejas, experto en redes sociales y estrategias comunicativas, afirma que esto responde a un criterio claro: “Leonor es la futura reina, y su imagen debe trabajarse como tal desde ahora, mientras que Sofía tiene que mantener un perfil más reservado para no generar ruido institucional”.

La construcción de imagen pública, explica el analista, tiene una lógica vertical dentro de las monarquías, y eso implica dar prioridad simbólica al heredero.

Sin embargo, muchos ciudadanos se preguntan si no resulta excesiva esta diferencia, teniendo en cuenta que ambas son figuras públicas, muy queridas por la ciudadanía y apenas separadas por dos años de edad.

Este doble trato no es nuevo. Ya durante los actos del juramento de la Constitución por parte de Leonor, la Casa Real organizó una cobertura masiva con asistencia de las principales autoridades del Estado, discursos solemnes y un despliegue mediático sin precedentes para una joven de apenas 18 años.

La figura de Sofía, en cambio, ha quedado siempre en un segundo plano, pese a que comparte el mismo entorno familiar y ha demostrado una gran madurez en sus apariciones públicas.

 

La particular manera que ha tenido la princesa Leonor de estar en la  graduación de la infanta Sofía: una emotiva videollamada familiar

 

Algunos medios apuntan a que esta diferencia responde también a las decisiones personales de los propios Reyes. Felipe VI y Letizia estarían decididos a reforzar la imagen de Leonor como futura monarca ante una opinión pública que aún tiene sectores críticos con la monarquía.

En ese sentido, la sobreexposición mediática de Leonor se entiende como un intento por acercarla a los ciudadanos, humanizarla, mostrar su evolución y generar empatía.

Sofía, en cambio, cumple un papel complementario, pero sin riesgo de eclipsar a su hermana ni confundir el foco institucional.

Este debate llega además en un momento delicado para la Corona, que sigue enfrentando una crisis de legitimidad heredada del reinado de Juan Carlos I.

Las apariciones públicas de Leonor han sido cuidadosamente calculadas para marcar una ruptura con el pasado y representar una generación más moderna, preparada y comprometida con valores contemporáneos.

Su paso por el bachillerato internacional, su ingreso en la Academia Militar de Zaragoza y sus discursos en catalán, euskera, gallego y castellano son muestras claras de esta estrategia de renovación simbólica.

 

La infanta Sofía se gradúa en Gales: «Echaremos de menos su calidez y  espíritu vibrante»

 

Por su parte, Sofía ha sido mostrada como una figura más lúdica y espontánea.

Se le ha visto en actos deportivos, en eventos escolares y en pocas apariciones institucionales, lo que refuerza su papel de “infanta sin función ejecutiva”, en línea con el modelo de otras monarquías europeas.

No obstante, su simpatía y naturalidad la han convertido también en una figura muy querida por los jóvenes, y no son pocos los que reclaman una mayor visibilidad para ella.

Las redes sociales, como era de esperar, han reaccionado con intensidad. Muchos usuarios han compartido sus impresiones sobre el tratamiento desigual, algunos con indignación y otros con comprensión institucional.

El tema ha escalado rápidamente en popularidad y ha reavivado preguntas sobre el papel de las mujeres en la monarquía, la presión sobre la heredera y el peso simbólico que cada una debe cargar.

 

La infanta Sofía se gradúa en Gales con la presencia de los Reyes y con un  vídeo de su hermana Leonor | Gente | EL PAÍS

 

A pesar de la diferencia en la cobertura, hay que destacar que la infanta Sofía ha finalizado con éxito sus estudios internacionales, algo que no es menor.

Su paso por el UWC, al igual que el de su hermana, representa una apuesta educativa por la multiculturalidad, la tolerancia y la excelencia académica, valores que ambas jóvenes incorporan en su vida pública.

En definitiva, la comparación entre Leonor y Sofía, lejos de ser solo un asunto familiar, refleja una estrategia de comunicación más amplia por parte de la Casa Real.

Lo que está en juego no es únicamente la imagen de dos adolescentes, sino la forma en que la monarquía busca proyectar su futuro, legitimar su presencia y asegurar su continuidad.

¿Será esta diferenciación efectiva a largo plazo? ¿O creará un sentimiento de desigualdad que podría volverse en contra de la institución? Solo el tiempo y la opinión pública darán la respuesta.