El nieto de Sancho Gracia fue condenado a cadena perpetua el 29 de agosto de 2024 por el asesinato y posterior descuartizamiento del cirujano colombiano Edwin Arrieta

El 29 de agosto de 2024, la justicia tailandesa dictó una sentencia que puso fin a uno de los casos más mediáticos de los últimos años:

Daniel Sancho, nieto del actor Sancho Gracia y hijo de Rodolfo Sancho, fue condenado a cadena perpetua tras ser hallado culpable del asesinato y posterior descuartizamiento del cirujano colombiano Edwin Arrieta en la isla de Phangan.

El crimen ocurrió el 2 de agosto de 2023, cuando Arrieta viajaba con la intención de encontrarse con Sancho; lo que debía ser una escapada terminó en tragedia, y el cuerpo del médico fue hallado desmembrado en distintos puntos de la isla.

La crudeza del hecho impactó a la opinión pública internacional y convirtió a Daniel Sancho en foco mediático constante desde entonces.

Durante el proceso, Sancho admitió inicialmente haber matado a Arrieta, alegando que se trató de un accidente derivado de un forcejeo en defensa propia ante un supuesto intento de agresión sexual.

Sin embargo, la Fiscalía tailandesa mantuvo que se trataba de un asesinato premeditado y solicitó la pena de muerte.

Finalmente, el tribunal de Samui rebajó la condena a cadena perpetua, tomando en cuenta la colaboración inicial del acusado con la investigación y su confesión en comisaría como atenuantes.

La resolución incluyó una indemnización de 106.000 euros a favor de la familia de la víctima, dependiente económicamente del médico fallecido.

El juicio estuvo marcado por el hermetismo; solo un reducido grupo de periodistas pudo acceder a la sala del tribunal y la identidad del magistrado principal se mantuvo en reserva.

En la sala estuvieron presentes los padres de Daniel, Rodolfo Sancho y Silvia Bronchalo, mientras que la defensa legal contaba con la abogada tailandesa Alice Keartjareanlap.

Los progenitores de Arrieta siguieron la sesión desde Colombia, observando desde la distancia la sentencia que cambiaría la vida de ambos involucrados.

Un año después de la sentencia, la batalla legal continúa abierta.

En marzo de 2025, el abogado Marcos García Montes presentó un recurso de apelación de más de 480 páginas ante el Tribunal de Apelaciones de Tailandia, cuestionando la existencia de premeditación, considerada clave para justificar la cadena perpetua,

y denunciando irregularidades en el proceso, como la barrera idiomática y la falta de asistencia jurídica adecuada.

“Es muy positivo que la Fiscalía tailandesa haya descartado presentar su alegato contra Daniel Sancho. Es una magnífica noticia porque no ha podido sostener la acusación de asesinato premeditado”, declaró García Montes.

El letrado confía en que el tribunal tailandés pueda ordenar una nueva vista oral o incluso revisar la calificación del delito, lo que podría reducir la pena a unos cuatro años de prisión.

Del otro lado, la familia de Edwin Arrieta mantiene su postura firme, rechazando cualquier intento de revisión.

Sus representantes legales en España, Juan Gonzalo Ospina y Beatriz Uriarte, sostienen que el recurso “solo busca reabrir heridas” y que la premeditación quedó demostrada durante el juicio.

“No hay ninguna prueba que avale su inocencia. El propio acusado reconoció el crimen”, subrayaron.

Ospina criticó la estrategia de la defensa, afirmando: “Se piden testigos que podían haberse solicitado en su momento. Se intenta generar una duda inexistente. La crudeza de los hechos y las pruebas materiales son irrefutables”.

Mientras tanto, Daniel Sancho permanece recluido en la cárcel de máxima seguridad de Surat Thani, en el sur de Tailandia, desde el 30 de agosto de 2023, un día después de la sentencia en la isla de Samui.

Desde allí mantiene contacto con sus padres mediante videollamadas, dedica tiempo al deporte, la lectura y a escribir unas memorias, y comparte celda con otros reclusos extranjeros, aunque goza de ciertas condiciones menos duras que en otros módulos del penal.

Según García Montes, el convenio bilateral entre España y Tailandia permitiría un posible traslado a España para cumplir el resto de la condena en un plazo máximo de cuatro años, mientras que la defensa de la familia de la víctima considera poco realista ese escenario,

estimando que Sancho podría pasar al menos 15 años en prisión tailandesa antes de solicitar traslado, siempre que haya abonado la indemnización fijada.

En declaraciones a Agencia EFE, Daniel Sancho aseguró a comienzos de agosto de 2025 que mantiene la esperanza de que su recurso prospere:

“Tengo esperanzas de que se haga justicia, de que se llegue a la verdad. Que no solo se me juzgue por las apariencias, como pasó en la primera sentencia”.

A dos años del crimen y un año de la condena, el proceso judicial continúa, y el Tribunal de Apelaciones de Tailandia deberá decidir si acepta los argumentos de la defensa o confirma la cadena perpetua,

con posibilidad de que la resolución final se prolongue varios años más, incluso ante el Tribunal Supremo del país, generando incertidumbre sobre el futuro del nieto de Sancho Gracia y la posibilidad de que algún día cumpla su pena en España.