Rocío Flores sacude la televisión al vetar públicamente a Terelu Campos mientras se reaviva el enfrentamiento con la familia Carrasco.

El 9 de septiembre se convirtió en una fecha marcada en rojo dentro del universo televisivo español.

Durante la emisión del programa “No somos nadie” con María Patiño, se desató un auténtico terremoto mediático que dejó al descubierto tensiones, enemistades y acusaciones cruzadas entre varias de las figuras más mediáticas de la crónica rosa.

En el centro del huracán se situaron tres nombres clave: Rocío Flores, Terelu Campos y Olga Moreno, con la polémica periodista Marta Riesco actuando como detonante de un enfrentamiento que amenaza con alargar su sombra durante semanas.

El estallido comenzó con la revelación de un veto insólito. Según se anunció en directo, Rocío Flores se negó rotundamente a compartir plató con Terelu Campos en la próxima entrega del programa, prevista para este viernes.

La joven, acostumbrada a cargar con el peso del apellido Flores y las heridas familiares con su madre, Rocío Carrasco, habría puesto como condición no ser interrogada por Terelu, íntima amiga y defensora incondicional de Carrasco.

“Rocío dijo desde el primer momento que respondería a las preguntas de todos los compañeros, excepto a las de Terelu”, se explicó en el programa.

La decisión ha abierto un debate sobre si se trata de un veto personal o si, en realidad, fue la propia Campos quien decidió apartarse para evitar una confrontación inevitable.

Las tensiones entre ambas no son nuevas. Terelu, como portavoz constante de la versión de Rocío Carrasco, llegó a referirse en el pasado a la nieta de Rocío Jurado como “pegamadres”, un calificativo que marcó un antes y un después en su relación.

Además, las portadas de revistas y las declaraciones públicas han ido consolidando una brecha irreconciliable.

La propia hermana de Terelu protagonizó hace tiempo una exclusiva asegurando que “en la vida Rocío Carrasco iba a perdonar a su hija”, algo que todavía resuena como una daga en el entorno de la joven.

Mientras este enfrentamiento ocupaba la atención del plató, Marta Riesco irrumpió con nuevas acusaciones dirigidas contra Olga Moreno, exmujer de Antonio David Flores y ganadora de “Supervivientes”.

Riesco, que se ha posicionado como una figura polémica en los últimos meses, cuestionó la valía televisiva de Moreno y sacó a relucir supuestas conversaciones privadas que involucran a Joaquín Prat.

Según Riesco, el presentador habría criticado duramente a Olga a sus espaldas, asegurando que “no servía para hacer televisión” y que su papel como colaboradora no estaba a la altura.

La contradicción estalló al ver a Prat en pantalla tratándola con cordialidad. “Me resultaba gracioso verle llamarla colaboradora cuando siempre dijo que no valía para la tele”, comentó Riesco, desatando murmullos en el plató.

Las palabras encendieron la mecha de una controversia mayor. Muchos señalaron la incoherencia de Riesco al presentarse como defensora del feminismo y de la sororidad entre mujeres mientras atacaba con dureza a Moreno.

“Me daría vergüenza hablar en esos términos de otra mujer y luego presentarme como abanderada del feminismo”, sentenció uno de los colaboradores, evidenciando la división en el plató.

El escándalo no se quedó ahí. La vida personal de Moreno volvió a ser aireada, sacando a la luz que Antonio David había roto con ella antes de que participara en “Supervivientes”.

Incluso se mencionaron supuestas infidelidades de su actual pareja, Agustín Etienne, con Adara Molinero, un rumor que hizo levantar cejas en directo.

“Yo me enteré porque me lo dijo un compañero de ‘Sálvame’”, confesó uno de los presentes, reforzando la idea de que el pasado sentimental de Moreno sigue siendo combustible para la televisión.

En paralelo, la sombra de Antonio David se proyectó nuevamente sobre todos los debates. Su historia con Olga y su hija Rocío Flores sigue marcando la agenda mediática, pese a que el exguardia civil intenta mantener un perfil bajo tras sus múltiples batallas legales y mediáticas.

El recuerdo del juicio que obligó a Mediaset a indemnizarle por despido nulo fue utilizado como argumento por varios colaboradores para denunciar lo que consideran una manipulación constante en los platós.

La figura de Terelu Campos tampoco salió indemne.

Varios tertulianos la acusaron de tibieza y de cambiar de postura según las circunstancias, recordando que en más de una ocasión no frenó comentarios dañinos hacia Rocío Carrasco a pesar de ser una de sus grandes defensoras públicas.

“En otras ocasiones no se le ha visto hablar bien de Rocío cuando debía haber frenado ciertas cosas”, apuntaron, insinuando que la presentadora mantiene una “moral a medida”.

El programa se convirtió en una sucesión de acusaciones, reproches y revelaciones que mantienen al público enganchado a cada entrega.

La tensión entre Rocío Flores y Terelu Campos apunta a marcar la programación de los próximos días, mientras que las declaraciones de Marta Riesco contra Olga Moreno y Joaquín Prat han abierto un nuevo frente mediático que amenaza con arrastrar a otros protagonistas.

Lo cierto es que el 9 de septiembre quedará en la memoria de la televisión como el día en que un simple plató se transformó en un campo de

batalla mediática donde la política de vetos, las enemistades familiares y las viejas heridas personales se expusieron sin filtros ante millones de espectadores.

Y mientras Rocío Flores intenta mantener su imagen frente a los ataques constantes, Terelu Campos deberá decidir si está dispuesta a seguir

cargando con la defensa de Rocío Carrasco a cualquier precio, mientras Olga Moreno lidia con un pasado que no deja de perseguirla y Marta Riesco se reafirma en un papel de agitadora que no deja indiferente a nadie.