Se marchó de España con una depresión y acabó encontrando el amor y convirtiéndose en directora cinematográfica.

María Valverde, pletórica a horas de su encuentro con la reina Letizia: de  su look con mucho estilo a su beso con Gustavo Dudamel

De novia de Mario Casas y musa de adolescentes a directora de un documental que ha impresionado a la mismísima reina Letizia, hace solo unas semanas veíamos a María Valverde en Palma de Mallorca, en la clausura del Atlántida Film Fest donde ha presentado su propio proyecto, un documental titulado ‘El canto de las manos’ sobre tres músicos sordos que interpretan en Venezuela una obra del compositor Beethoven en lengua de signos bajo la dirección de su marido, Gustavo Dudamel.

Es una cinta que habla de inclusión, de minorías y de la resiliencia que se necesita para vivir algo así. La actriz ha empatizado con estas circunstancias vitales que atraviesan miles de personas: «Mi necesidad era contar una historia de una minoría. En cierta manera yo también me he sentido así». Reflejar sus sentimientos en este documental le ha servido para tener un encuentro con la reina Letizia que les trasladó su admiración por la sensibilidad que proyecta, un momento único.

Aunque la validación externa no es lo más importante para María es lo que le ha hecho pasar los momentos más complicados de su vida.

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Su carrera comenzó siendo ella muy pequeña, apenas tenía 16 años cuando triunfó en 2003 con ‘La flaqueza del bolchevique’ y ganó el Goya a la Mejor Actriz Revelación.

Eso le supuso la llegada de muchos otros proyectos que también fueron exitosos que pusieron el foco en ella, pero nada que ver con el boom que causó ‘A tres metros sobre el cielo’ en 2010 junto a Mario Casas.

No solo por el éxito de la película, si no por su relación con el actor.

Cuando la película se estrenó en cines ellos ya llevaban un año juntos, se conocieron durante el rodaje y se convirtieron en una de las parejas más seguidas y buscadas del momento.

Los fans les rodeaban nada más verlos y los paparazzi les perseguían para conseguir fotos. María no se sentía preparada para todo aquello.

Ha explicado en entrevistas recientes que la situación la sobrepasó y que llegó a tener una depresión.

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Por ello, cuando en 2014 la relación terminó, ella decidió marcharse de España, necesitaba alejarse de todo y de todos para volver a sentirse libre y a sonreír.

Se mudó a Londres y volvió a empezar, también como actriz, pero de cero, sin el gran éxito que le precedía en España.

En entrevista para El País Semanal la acrtriz afirmó que empezó de cero, sin que nadie la conociera. «Poder caminar tranquila por la calle, llorar o reír sin sentirme observada, fue sanador». Y allí, poco antes de cumplir un año de haberse mudado, conoció al que es el amor de su vida, el director de orquesta venezolano Gustavo Dudamel. Se casaron en 2017 en una boda secreta e íntima en Las Vegas.

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Desde entonces no solo sus vidas sentimentales han estado unidas, también las laborales. Ambos se han convertido en el mayor apoyo del otro en su carrera y han encontrado la forma de crear juntos, como acabamos de ver en ‘El Canto de las manos’. Pero sobre todo a convivir juntos y a formar equipo, pues María ha pasado al lado de Dudamel momentos complicados, salió de su depresión cuando se conocieron gracias a su apoyo y a la terapia: «aprendí a cuidarme y a decir que no. Eso me salvó», recordaba hace solo unos meses.

Y una vez repuesta y casada, han disfrutado solos, viajando, trabajando y creciendo en sus carreras. Por el momento no se han decidido a tener hijos, aunque él tiene uno de una relación anterior y siempre ha mantenido muy buena relación con María.

Viven entre España, Londres y Los Ángeles y mantienen un discreto segundo plano en cuanto a exposición pública se refiere, solo dan un paso adelante cuando la ocasión lo requiere, como ha sido el caso del reciente festival de Mallorca. Un ejemplo que la consolida como actriz y directora dejando muy atrás aquel papel de novia de ídolo adolescente que la encumbró tan a su pesar.