Tras el funeral de Jana, una atmósfera de luto y sospecha envuelve los pasillos de La Promesa.

Aunque todos creen que la joven ha muerto, las dudas comienzan a aflorar en los corazones de quienes la amaron de verdad.

Manuel, destrozado por la pérdida de su esposa, apenas logra sostenerse, pero la intuición de Pía, el ama de llaves, prende una chispa que amenaza con incendiar todas las mentiras construidas.

Pía empieza a sospechar que la versión oficial del asesinato de Jana está plagada de incoherencias.

Su instinto le dice que algo se oculta… y decide seguirlo, cueste lo que cueste.

Mientras tanto, en los rincones oscuros del palacio, Leocadia mueve las piezas de una oscura conspiración: no solo está implicada en lo que ocurrió la noche del “asesinato” de Jana, sino que tiene en su poder la prueba del motivo.

Una carta comprometedora que podría destruir para siempre el buen nombre de los Figueroa.

Pero lo más perturbador es que… ¡Jana está viva! No murió por el disparo.

Levocardia, para evitar que la joven hablara y revelara el escándalo que implicaba a su difunto padre y a altos cargos militares, la mantiene encerrada en una cabaña oculta, bajo sedación constante y vigilancia.

El ataúd estaba vacío. El funeral, una farsa. Y solo el Doctor Gamarra, cómplice silenciado por el miedo, conoce toda la verdad.

Mientras el secreto se pudre bajo la superficie, las sospechas de Pía se intensifican.

Su intuición la lleva a Curro, el joven que ahora se ha revelado como heredero de los Luján. Juntos podrían desenterrar lo que otros quisieron enterrar para siempre.

En paralelo, Martina, prima de Manuel, se convierte sin quererlo en testigo de estas primeras confesiones y siente que algo más grande se está gestando.

La intriga se intensifica cuando vemos a Leocadia quemar la carta comprometedora, pensando que ha eliminado toda amenaza.

Pero lo que no sabe… es que Jana podría haber dejado otra copia. Mientras tanto, la joven, encerrada y debilitada, lucha por sobrevivir, ignorante de que Manuel todavía la llora y que su nombre sigue vivo en los corazones de quienes no se rinden ante la mentira.

Este capítulo marca un punto de no retorno: alianzas inesperadas comienzan a formarse, secretos enterrados empiezan a salir a la luz y la sombra de Jana sigue más viva que nunca.

¿Podrán Pía y Curro descubrir la verdad antes de que Leocadia decida silenciarla para siempre? ¿Verá Manuel a su amada una vez más?

La promesa continúa… y la verdad ya no se puede enterrar.

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